𝑩𝒖𝒕 𝒅𝒆𝒆𝒑𝒆𝒓 𝒂𝒏𝒅 𝒄𝒐𝒍𝒅𝒆𝒓 𝒔𝒉𝒆 𝒈𝒐𝒆𝒔

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Maegor:

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Maegor:

La sangre que cubría la hoja negra de la daga se deslizó hasta mis nudillos a medida que la misma se clavaba en la tierna carne de la pierna de Dyana a medida que el cadáver se agitaba por el movimiento de las olas que rompían en la costa.

A medida que la sangre teñía la arena y el viento agitaba el saco de tela que pretendía llevar a Fosa dragón para que Saskia se alimentase con el cuerpo, después de todo a esta hora nadie vigilaba el hogar de los dragones.

Y claro ¿Quién podría objetar algo en contra del príncipe?

Me asegure de limpiar mis manos ensangrentadas con el agua de la marea, antes de ponerme de pie para empezar mi camino.

No era la primera vez que hacía esto, por lo que fue sencillo para mi hacerme camino por los lugares menos recurridos de la calle de seda, deslizándome entre las paredes con la gracia que una vieja mentora me había enseñado hace ya muchos años.

Odiaba tener que hacer esto, sin embargo sabia que era mi deber, aquel que mi madre me había encomendando  para limpiar los estragos que los antojos de mi hermano mayor dejaban a su paso.

La pureza de la sangre Targeryen era la prioridad, era aquel el sueño de los conquistadores y sus predecesores.  Era crucial mantener puro el linajes que tenia la capacidad de mantener a los dragones a sus pies.

De manejarlos y someterlos al poder.

El linaje de los dioses...

No tarde mucho en llegar a fosa dragón y Saskia tampoco tardo mucho en comer el cadáver, enseñando las ensangrentadas fauces a cualquier animal que tratase de tomar su premio. Me limité a contemplar la escena sentado en el suelo del amplió lugar, con las ensangrentadas ropas pegadas a mi anatomía a medida que la daga giraba entre mis manos.

Mi dragona clavo las fauces en la carne, salpicando sus blanquecinas escamas a medida que separaba la piel del tórax. Sonreí satisfecho, está vez había hecho un trabajo impecable.

Uno del que el gusano blanco estaría orgulloso, pues ella, era una segunda madre para mi. Aquella que me enseñó a guardar silencio y a aprovechar lo que todos creían que era una desventaja.

Saskia termino de comer a medida que con pesados pasos dejaba caer su hocico frente a mi, a tan solo unos milímetros de distancia, podía sentir el calor que irradiaban sus escamas, el hedor de su boca y el aliento que escapaba de sus fosas nasales. Apoye con lentitud mi frente sobre su hocico sintiendo una calidad que nunca ningún ser humano había logrado hacer que sintiera.

Saskia soltó un ronroneó mientras se movía un poco, casi como si quisiera estar mas cerca.

—Eres un gato enorme ¿no pequeñita?—. Aunque Saskia no tenia nada de Pequeña, nacida de uno de los huevos de ala de plata, Saskia lograba resaltar en tamaño.

𝐓𝐡𝐞 𝐬𝐢𝐧𝐬 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐟𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫 | ʟᴜᴄᴇʀʏꜱ ᴠᴇʟᴀʀʏɪᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora