𝑯𝒆 𝒃𝒊𝒅𝒔 𝒉𝒆𝒓 𝒄𝒐𝒎𝒆 𝒐𝒖𝒕 𝒂𝒏𝒅 𝒄𝒐𝒎𝒆 𝒉𝒐𝒎𝒆

351 58 26
                                    

𝐄𝐥 𝐝𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 𝐩𝐥𝐚𝐭𝐞𝐚𝐝𝐨 𝐲 𝐞𝐥 𝐝𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 𝐜𝐚𝐫𝐦𝐢𝐧, 𝐦𝐚𝐬 𝐬𝐢𝐦𝐢𝐥𝐢𝐭𝐮𝐝𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞 𝐜𝐫𝐞𝐢𝐚𝐧 𝐜𝐨𝐧 𝐚𝐧𝐭𝐞𝐫𝐢𝐨𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

𝐄𝐥 𝐝𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 𝐩𝐥𝐚𝐭𝐞𝐚𝐝𝐨 𝐲 𝐞𝐥 𝐝𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 𝐜𝐚𝐫𝐦𝐢𝐧, 𝐦𝐚𝐬 𝐬𝐢𝐦𝐢𝐥𝐢𝐭𝐮𝐝𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞 𝐜𝐫𝐞𝐢𝐚𝐧 𝐜𝐨𝐧 𝐚𝐧𝐭𝐞𝐫𝐢𝐨𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝

Lo sentía, podía sentir el despreció de Lucerys Strong en cada pequeño segundo en el que su orbe se quedaba fijo en mi anatomía, como si tratase de llegar profundo en mi alma, buscando a aquel niño que le había hecho daño.

¿Porque me tenía rencor?

Después de todo solo era un pago por el ojo que habia tomado de mi hermano. No podia entender su mala actitud al respecto.

En seguida pase de su mirada y la de los guardias curiosos. Dandole mi entera atención a Daemon, quien no dudo en extender una de sus manos y enterrar sus dedos en medio de mis rizos, agitandolos. Rhaenyra paso saliva incómoda.

—¡Maegor! ¡Estas enorme!—. Dijo el hombre a medida que una sonrisa se extendía por sus labios. Me limité a imitar su gesto, resistiendo el impulso de abrazarlo— Mira lo mucho que has crecido.

Yo asentí, a medida que cerraba los dedos entorno a la daga que me había dado ya hace tanto tiempo. Cuando la levante note que Lucerys retrocedió y se oculto con prudencia detrás de su hermano mayor, su madre palideció.

Por supuesto, esa había sido el arma empleada.

Se la tendí a Daemon con la intención de que viese aquellos arreglos que le había agregado para que todos en la corte supiesen que era mía. Daemon la tomo colocándola frente a sus ojos.

—¿Estás escamas planteadas...?—. Cuestionó Daemon recorriendo las adicciones alrededor del mango— ¿Son las de Saskia?

Asentí, deseando explicarle que eran las que la dragona mudaba cada luna, que me había negado a tirarlas como solian hacer los otros jinetes, porque... ¿como podría desprenderme de algo que hacia parte de mi dragona?

Pero solo me límite a asentir, tal vez mas tarde podría indicarle a Hel que se lo explicase. El teatro tenia que continuar.

—Es muy ingenioso príncipe Maegor—. Comentó Rhaenyra, cruzando los brazos frente a su abdomen hinchado— Y no busco ser grosera pero, ¿donde se encuentra la reina?

Medite el asunto, tratando de recordar donde me había dicho que iba a estar este dia. Cuando lo hice me apresure a señalar una de las viejas torres del castillo donde el consejo solia reunirse.

—Lo mejor será que visitemos primero a su majestad el Rey—. Dijo Daemon haciendo girar su vieja daga entre sus dedos, esbozando una sonrisa cuando seguramente algún recuerdo de la juventud lo invadió.

Me sentía curioso respecto a esa versión de su historia, cuando era un joven impulsivo tal y como mi padre, en sus días de lucides me contaba. Me lo imaginé alli en medio de su adolescencia usando aquella daga que me pertenecía para impresionar a las damas.

𝐓𝐡𝐞 𝐬𝐢𝐧𝐬 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐟𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫 | ʟᴜᴄᴇʀʏꜱ ᴠᴇʟᴀʀʏɪᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora