𝐔𝐧 𝐚𝐥𝐦𝐚 𝐫𝐞𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐝𝐚 𝐞𝐧 𝐜𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨 𝐜𝐮𝐞𝐫𝐩𝐨𝐬.
Maegor:
Los años habían pasado desde aquel incidente y pronto la madurez me hallo al igual que mis hermanos y los pleitos de niños quedaron en el pasado a medida que obligaciones mas importantes aparecían en los caminos de todos nosotros, guiándonos por diferentes rumbos y destinos que marcarían roles significativos en cada uno de nuestros destinos, incluido el como le aportaríamos algo a la familia Hightower.
Sin embargo pese a que nuestras obligaciones nos apremiaban en diferentes lugares nuestra relación se fortalecía con cada segundo que pasaba, incluso cuando Aegon y Aemond estaban demasiado ocupados con sus lecciones o Heleana estaba entregada por completo a sus hijos, siempre encontrábamos un modo de reunirnos, un modo de demostrarnos que nuestra lealtad era únicamente para nosotros mismos.
Nos pertenecíamos mas allá de la sangre, los cuatro éramos una sola alma repartida en diferentes cuerpos. Nacidos juntos y futuramente enterrados juntos. Veníamos del mismo padre y de la misma madre, compartíamos los mismos rasgos.
Éramos una familia, una real, no solo un cuadro representado para los ciudadanos de Desembarco del Rey y todos nosotros servíamos a nuestras casas de algún modo, todos encajábamos en el rompecabezas que nuestra madre armaba para sus planes futuros.
Todos aceptábamos y predicábamos las ordenes de mi madre.
A lo largo de estos años, y al ser el hijo menor, había tenido la libertad de viajar por el mundo, explorar cada rincón de Westeros y aprender sus costumbres, siempre, asegurándome de llevar presentes para cada uno de mis parientes significativos. Atravesaba los cielos a lomos de Saskia sintiendo que los cielos eran el lugar a donde verdaderamente pertenecía, entre dragones y las nubes.
En cada lugar donde me detenía, a petición de mi abuelo me quedaba en las casas de grandes señores, aprendía las historias de sus casas y cortejaba a sus hijas ( a mi modo) pretendiendo que una unión política podría ser posible. Pero, cuando el sol se ocultaba mis pies me llevaban a los lugares mas nefastos donde no se exigían palabras y el único lenguaje era el roce de cuerpos uno contra el otro.
Había estado desde Dorne hasta invernalia, ganando mil amores y dejándolas todas en cuanto la necesidad de surcar los cielos me reclamaba, luego, cuando después de semanas me aburría volvía a casa.
Esta era una de esas ocasiones, donde después de meses volvía a casa de mis viajes, con una sonrisa en los labios y cargando uno de esas maletas llenas obsequios. A travesé los pasillos del castillo, importándome poco el hedor a dragón que tenia impregnado en el cuerpo, tenia usa sola misión y no iba a distraerme de ella por cosas tan simples como un baño.
Mis dedos se posaron sobre la madera tallada con la mayor de las dedicaciones, tocando un par de ocasiones en busca de mostrar un poco de respeto. Por supuesto, yo era un príncipe y entrar a cualquier habitación sin ser autorizado no era una dificultad para mi, sin embargo consideraba que entrar a los aposentos de una dama sin notificarle antes era la mas baja de las educaciones.
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𝐓𝐡𝐞 𝐬𝐢𝐧𝐬 𝐨𝐟 𝐭𝐡𝐞 𝐟𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫 | ʟᴜᴄᴇʀʏꜱ ᴠᴇʟᴀʀʏɪᴏɴ
FanfictionMaegor II detestaba la mera idea de bastardos existiendo en el linaje puro de los Targeryen, la idea de un hijo nacido fuera del matrimonio lo horrorizaba tanto como a su madre. Sin embargo después de tantos años, cuando sus ojos se posaron en Luce...