EPÍLOGO

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El día siguiente de nuestra pelea debía ir al entrenamiento, no fui mintiendo que no me encontraba bien y me quedé en casa, durante lo largo del día recibí llamadas y mensajes de Fermín diciendo que debía hablar conmigo

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El día siguiente de nuestra pelea debía ir al entrenamiento, no fui mintiendo que no me encontraba bien y me quedé en casa, durante lo largo del día recibí llamadas y mensajes de Fermín diciendo que debía hablar conmigo.

—¿Piensas cogerlo? —Pedro dijo mirando mi móvil, estaba enterado de todo lo que había pasado pero no le reclamo por que le pedí que no hiciera o dijera nada y así lo hizo—. Está fatal, no se ha concentrado en el entrenamiento y ha recibido por todos lados, dale la oportunidad de hablar contigo Claudieta.

—Joder, cómo si yo no estuviera mal Pedro.

—Se qué también estás mal pero hazle caso, tal vez lo arregléis todo.

Asiento y le escribo a Fermín que venga, en unos diez minutos aparece picando el timbre y suspiro antes de abrir la puerta.

FERMÍN:

La puerta se abre y ahí es cuando la veo con los ojos rojos y algo hinchados. Soy el peor novio del mundo, odiaba verla así y aún más si el causante de sus lágrimas era yo.

—Ven sigueme —su tono algo frío recae sobre mí pero no digo nada y la sigo, me lleva hasta su habitación y se sienta a los pies de la cama, repito su acción—. Ahora habla, ¿querías eso verdad?

—Si, lo quería, quiero que sepas que ha sido un malentendido y que tu insinuante mal las cosas. Esa chica era una organizadora de sorpresas para parejas, te he estado preparando algo especial, si no me crees arréglate o ves así pero sígueme y no te arrepentirás, te lo prometo Claudia.

—Vete y me cambio —le miro alzando las cejas—.

—Hay confianza —le digo—.

—Eres un guarro —veo cómo entra al vestidor y saco mi móvil escribiendo a Lucía, la organizadora, le digo que en nada vamos y me responde que está todo listo y perfecto, sonrío imaginado todo y guardo mi móvil en el bolsillo de mi pantalón —.

Veo cómo sale del vestidor con un vestido ceñido azul, mi color favorito, era tan perfecta.

—A tú lado parezco un vagabundo —ella me da una pequeña sonrisa y salimos de la habitación yendo a mi coche—. Pon música si quieres.

Que ella fuera la DJ se había vuelto costumbre desde nuestra primera cita, busco la venda que le puse en la primera cita y al encontrarla la pongo sobre se pierna.

—Pontela, no quiero que veas nada aún.

Ella asiente sin rechistar y se pone la venda, un tiempo después llegamos al mirador, nuestra primera cita iba a ser recreada, bajo del coche avisándole de que hemos llegado y abro su puerta, una mano se posa en su cintura para llevarla hasta dónde el equipo de Lucia había preparado todo.

Me pongo detrás de ella y me acerco un poco a su oído.

—Ya puedes quitarte la venda Clau —le digo con una sonrisa, veo cómo se quita la venda—. ¿Te arrepientes de haber venido?

—No, siempre te seguiría dónde fuera aun que estuviéramos enfadados Fermín. —mira todo para luego tomar mi mano e ir al mantelito a sentarnos—. Creo que he tenido un deja vu, ¿Lo has hecho apostas?

Asiento sonriendo y empezamos a hablar de cosas triviales.

[...]

Ya nos habíamos acabado casi toda la comida y era el momento de hacerlo, con el corazón a mil me levanto.

—¿Fermín que haces?, ¿nos vamos ya? —se levanta poniendose delante de mí—.

Niego con la cabeza, las palabras no podían salirme de la boca, trago duro antes de hablar.

—Claudia, eres una de las personas más importantes en mi vida, eres la mejor, me comprendes con todo y si no lo haces lo tratas de hacer, eres perfecta, cualquiera quisiera tener una chica cómo tú y no sabes lo afortunado que me siento por que uno de esos chicos sea yo. No me veo con otra que no seas tú, por que siempre serás tú, quiero que seas la madre de mis hijos y que nuestros hijos nos hagan abuelos, quiero pasar esa etapa de mi vida y lo que queda de ella contigo —sus ojos contenían lágrimas, no de tristeza, de felicidad—. No le voy a dar más rodeos al asunto, Claudia, ¿quieres casarte conmigo? —saco la caja arodillandome y abro la caja dejando ver el anillo—.

—Si y mil veces si Fermín —me levanto poniéndole el anillo y mis mano ahuecan sus mejillas dándole un beso expresando todo lo que sentía hacia ella—.

—Te amo con toda mi alma Clau.

—Yo también Fermi —sus brazos se colocan al rededor de mi cuello y sonreímos—.

[CINCO AÑOS DESPUÉS]

CLAUDIA:

Mis momentos favoritos eran estos, cuando veníamos a Canarias e ibamos en familia a la playa.

—¡Mamá, ven a bañarte con papá y Clara! —mi hijo viene hasta dónde estoy en la arena y extiende su mano hacia mí sonrió y me levanto tomando su mano—.

Corremos al agua y al llegar nadamos hasta ellos, Fermín al instante vino hacia mí dándome un beso en los labios mientras nuestros hijos jugaban en el agua entre ellos.

—Lo hicimos Fermi —digo mirándole a los ojos, esos que me volvían loca y luego dirigiendo mi mirada a mis dos peques—.

—Lo hicimos —sus brazos me rodean por detrás y supe que nada ni nadie nos separaría—.

Y en ese momento me di cuenta de lo mucho que amaba a Fermín y del amor que nos teníamos los dos, supe que lo amaría desde el momento que cruzamos miradas y así es y seguirá siendo.

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author's note:


Holiii, para tod@s aquell@s que hayáis llegado hasta aquí solo quería agradecer por leer mi historia, gracias por todo y mil besos, me ha encantado escribir esto y espero que a vosotr@s os encante también.

𝒞𝒜𝒩𝒜𝑅𝒴 𝐼𝒮𝐿𝒜𝒩𝒟𝒮  || FERMÍN LÓPEZ ||Where stories live. Discover now