𝒞𝒜𝒩𝒜𝑅𝒴 𝐼𝒮𝐿𝒜𝒩𝒟𝒮 || FERMÍN LÓPEZ ||

ⅩⅤⅠ

Ya estábamos bajando del avión y fuimos a recoger nuestras maletas, Fermín y yo nos agarramos de las manos y fuimos fuera del aeropuerto, vi una pancarta que ponía el nombre de Fermín, señalé a Fermín con la cabeza el cartel y fuimos hasta ahí, automáticamente todos se lanzaron contra él para abrazarle, yo solté su mano echándome hacia atrás, no quería molestar o algo, me quedé mirando la escena sonriendo y se separaron todos. 

—Oh cariño pero no te quedes ahí chiquilla, soy Lola, su madre y tu debes de ser Claudia, ¿verdad? 

—La misma, un placer conocerte y gracias por dejar que me quede —le sonreí a mi suegra y esta me abrazó para luego separarse— 

—No sabes la infinidad de veces que nos ha hablado de ti, desde el primer día que te vió —la voz de un chico se escuchó y dirigí mi mirada al chico— Soy el hermano de este, Juan Antonio. 

—¿En serio? —su hermano me asiente con una risita haciendome reir a mi también—. Eso no me lo había dicho él, bueno, un gusto conocerte Juan Antonio.

—Llamame solo Juan cuñada —asiento sonriéndole y este me devuelve la acción—.

—Hola bonita, soy Fermín —el hombre me da dos besos, me sorprendo un poco al verle, era la viva imagen de Fermín—. 

—Sois iguales tú y tu hijo, te lo digo enserio —su padre se ríe y mi sonrisa sigue en mi rostro—.

—Nos lo dicen muchas veces la verda'.

[...]

Después de unos 52 minutos en el coche llegamos al campillo, no me había reído tanto en la vida cómo en esos minutos, bajo del coche cómo todos y Fermín y yo cogemos las maletas, vamos dentro de la casa, era muy bonita tenía toque rustico. 

—Que casa más bonita tenéis —digo en alto apreciando todo—. 

—Muchas gracias guapa, Fermín, ir a tú habitación, os dejamos tiempo a que dejéis las cosas y mientras hago la comida.

Fermín asiente y coge mi mano dirigiéndome a su habitación, tenía algún peluche que otro por la estantería. 

—Te dije que no sería para tanto Clau, venga va deshagamos esto —asiento y empezamos a deshacer todo—. 

Ya habíamos guardado todo y mi mirada va al escritorio, dónde había una foto de Fermín de pequeño con la equipación del Huelva, sonrío cogiendo la foto y sentándome en la cama, Fermín se sienta a mi lado y sonríe. 

—Era un enano, fué la foto que me hicieron para la plantilla, salgo muy mal —su pequeña risa hace que le mire—.

—Pero si siempre has estado folleti Fermín. 

Su risa se hace más fuerte contagiándomela. 

—¿Folleti? —pregunta frunciendo su ceño y yo asiento—.

—Gavi y Ferran te tienen añadido así en WhatsApp, lo ví cuando estábamos en Canarias. 

—Tenemos la coña de llamarnos folletis cuando estamos guapetes. 

—Pues entonces tendré que llamarte así siempre, ¿no? —lo veo ponerse algo rojo y me río— ¿Fermín López se acaba de poner rojo?

—Pues, ¿no lo ves o qué? —dice mientras empezaba a hacerme cosquillas—.

—Fermín, para, para —digo entre risas, mi barriga comenzaba a doler de tanto reír—. 

—Eso no lo dices a veces eh gandulaa —dice dejándome de hacer cosquillas—.

—Que guarro eres macho —digo dándole en la nuca el se queja pero se ríe—.

—Son factos amor, que quieres que haga yo. 

[DOS AÑOS Y MEDIO DESPUÉS]

Fermín estaba muy raro últimamente, esta última semana había estado distante, pasaba mucho tiempo con su móvil hablando con alguien y cada vez que le decía algo del tema se molestaba o trataba de esconder el móvil y mentir.

Había llegado a preguntarle a toda la plantilla del barça si me estaba poniendo los cuernos, incluso a su hermano Juan. Nadie sabía nada, Lamine fué el que me dijo que vió el perfil de instagram de una chica, pero que alomejor se equivocaba. 

—Fermín, ya está en verde, deja el móvil —el me mira apagando la pantalla del móvil y luego sale del semáforo girando a la derecha—. ¿Con quién hablabas?

—Con nadie Claudia, no es nada importante. 

Doy un largo suspiro frotando mi sien, la situación empezaba a darme ansiedad y no quería estresarme o algo por el estilo. 

—¿Enserio Fermín?, ¿te crees que me chupo el dedo o algo?

—¿Enserio qué Claudia? y no, no te chupas el dedo, nose de que cojones hablas. 

—Enserio nada Fermín, pareces tonto, se que sabes de lo que hablo pero no te quieres dar cuenta, ¿cómo puedes ocultarme las cosas?

—No te estoy ocultando nada Claudia, no insinúes cosas —veo cómo su mandíbula se aprieta un poco y resoplo—. 

—¿Me estás llamando loca? 

—No, nunca lo haría pero estás insinuando cosas y no deberías. 

—Pues entonces dime que pasa, has estado distante, pasas mucho tiempo con el móvil hablando con Dios sabe quién y cada vez que trato de ver apagas la pantalla y me evitas las preguntas, estoy cansada ya Fermín —un silencio algo incómodo se hace presente en el coche y veo la casa de Pedro a escasos metros, seguía viviendo con mis primos, era lo mejor por el momento—. Le he preguntado a todos y Lamine me dijo que vió el perfil de una chica y que hablabas con ella. 

—Ese chaval dice cosas que no son. 

—¿Sabes qué?, yo si que le creo, si no te hablas con nadie más deberías enseñarme tu bandeja de entrada Fermín, pero ya veo que eres un mentiroso —abro la puerta del coche enfadada y la cierro con cuidado, me asomo a su ventanilla y a pesar de estar enfadada beso su mejilla—. Adiós Fermín. 

Entro a casa sin escuchar nada más y suspiro subiendo las escaleras, algunas lágrimas se deslizan por mis mejillas y me tumbo en la cama con el corazón echo un puñito, todos estos años fueron perfectos y ahora viene otra chica y arruina todo. Había esperado tanto a Fermín para que ahora pasara esto. 

Escucho a Pedro y a Fer por el pasillo y cubro en mi boca para evitar que escuchen algún sollozo, solo le pido a Dios que no me esté siendo infiel, y si, puede ser que sea dramática pero cuando te rompen en corazón duele mucho.