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Una semana después había recibido un e-mail del FC Barcelona, lo abrí en mi portatil deseando que me hubieran escogido, lo empecé a leer y cuando terminé salté de felicidad. ¡Me habían escogido!
Me dijeron que mis trabajos eran bastante impecables y que les encantaban mis fotografías, al instante cogí mi móvil y le avisé a Pedro por mensaje, él lo leyó enseguida y me ofreció quedarme en su casa con el y Fernando, obviamente le dije que sí. Bajé al salón con el portátil en manos y con el e-mail abierto para enseñarselo a mis padres.
—Papá, mamá, leer esto —les doy mi portátil y mi madre lee en alto, al acabar me miran y sonríen—
—Me alegro mucho por ti Claudia —papá se levanta y me abraza sobando mi espalda, nos separamos y le miro sonriendo—
—Mi pequeña se vá, te echáremos de menos, ¿cuando te vas y dónde te quedarás?
—Pedro se ha ofrecido a que me quede con él y Fernando en casa, puedo irme cuando sea por que aún tienen medio mes de descanso y no han empezado a entrenar ni nada, pero me gustaría ir ya la verdad.
—¿Que harás con el Mini? —pregunta mi madre—
—¿Se puede llevar en ferry?
—Si, pero ¿eres capaz de comerte 34 horas en barco? —mi padre me pregunta y yo asiento—. Pues ya puedes pillarte para el ferry y hacerte las maletas.
—A ello voy —subo con el portátil apagado para hacer las maletas—
Cogí varias maletas y empecé a poner mis cosas en las maletas, en una puse toda la ropa que cabía, en otra puse zapatos y mis cosas de maquillaje, y en otra puse mis cosas electrónicas e importantes, terminé a eso de las nueve y media y mi habitación estaba un poco vacía, bajé a cenar ante el llamado de mi madre.
[...]
Después de cenar y ver una peli con mis padres subí a mi habitación para poder descansar, pronto mis ojos se cerraron y pude descansar.
Al día siguiente mi alarma sonó y me levanté para ponerme un chándal guardando el pijama que llevaba en una bolsa de plástico para lavarlo cuando llegase a casa de Pedro. Salgo de la habitación y me encuentro a mi padre en el pasillo.
—Tú madre sigue durmiendo, ves a desayunar algo y yo te subo las maletas al coche, ¿vale?
Asiento y cogo un plátano, la verdad es que no tenía muchas ganas de desayunar algo muy pesado, mi madre aparece en la cocina con cara de dormida, me ve y me abraza sentándose a mi lado empezando una conversación, un rato después ya salíamos de casa yendo al puerto, no habían casi coches en el ferry, el chico me indica dónde aparcar y cuando aparco bajo para despedirme de mis padres y nos fundimos en un abrazo los tres.
—Me tengo que ir ya, llamarme, cuando pueda vendré a veros —mis padres asienten y nos decimos el último adiós, me subo al ferry y le aviso a Pedro que estoy ya en el ferry—
