Melissa, la hermana menor de Meliodas, Zeldris y Estarossa. Como la hija más joven del Rey Demonio, Melissa es tratada como una preciosa joya, protegida del campo de batalla y criada como una princesa demonio. Su cabello dorado, sus ojos verdes y su...
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Narrador omnisciente
Durante el tiempo que los Pecados Capitales y Melissa estuvieron lejos, varias cosas sucedieron en el Reino de Liones. Merlin finalmente recuperó su cuerpo y su magia, volviendo a ser la poderosa hechicera que todos conocían. Con su regreso, Meliodas despertó de su estado inconsciente, renovado y listo para la batalla.
La primera gran amenaza a la que se enfrentaron fue Grayroad, el Mandamiento de la Pacifidad. Merlin, con su inmenso conocimiento y poder, fue quien lo derrotó. Después de todo, ella era la hija de Belialuin, la ciudad de los magos, y desde niña había sido bendecida con dones que superaban cualquier límite. Cuando la Deidad Suprema y el Rey Demonio ofrecieron su protección a cambio de su lealtad, Merlin los desafió, negándose a unirse a cualquiera de ellos.
—No soy una pieza en su juego —había dicho en aquel entonces, su mirada llena de determinación—. Mi destino lo decido yo, no ustedes.
Con su magia, Merlin reparó el daño que Liones había sufrido en la batalla, restaurando el reino a su antigua gloria. Sin embargo, una nueva sombra se cernía sobre ellos.
A la mañana siguiente, tal como lo había predicho el Rey Bartra, los Pecados Capitales se reunieron. Un portal se abrió ante ellos y, de su interior, emergieron Diane y King.
—¡Chicos! —exclamó Diane emocionada al verlos, corriendo hacia ellos con una gran sonrisa.
—¡Diane! —Ban fue el primero en recibirla con una palmada en la espalda, aunque la diferencia de tamaño hizo que apenas llegara a su hombro.
—Vaya, vaya, miren quién ha vuelto —comentó Gowther con su tono inexpresivo de siempre.
Sin embargo, la sorpresa no fue solo su regreso, sino el cambio en Diane. Ahora, todos sus recuerdos habían vuelto, y con ellos, su amor por King.
—No solo he recuperado mi memoria... ¡King y yo somos pareja ahora! —anunció Diane con orgullo, tomando la mano de King con dulzura.
El hada, aunque un poco nervioso, no pudo evitar sonrojarse y asentir con una sonrisa tímida.
—S-sí... Así es.
—Bueno, ya era hora —bromeó Escanor con una leve risa, cruzándose de brazos.
A pesar de la alegría del reencuentro, el Rey Bartra los llamó a una reunión urgente.
—Liones puede estar a salvo por ahora —comenzó con voz grave, mirando a los Pecados con una expresión sombría—, pero Camelot ha caído.
Las palabras del rey hicieron que la atmósfera se tornara tensa al instante.
—¿Qué? —Ban frunció el ceño—. ¿Cómo pasó eso?
—Un solo Mandamiento lo hizo caer... —continuó el Rey Bartra con pesadez—. Zeldris de la Piedad.
Un silencio cargado de tensión llenó la sala. Meliodas apretó los puños con fuerza, su mandíbula tensa.