Luke Hemmings must die

2

Comencé a escuchar una vieja canción de Nirvana a lo lejos y supe que era hora de despertarme. Resignada me levanté y me dirigí al baño para darme una ducha. Veinte minutos después salí y me cambié, optando por un jean tiro medio negro y un suéter gris abrigado. Bajé a la nueva cocina para encontrarme con mis padres desayunando y hablando sobre la nueva casa.

-Buen día, Lottie- me saludaron apenas me senté y solo gruñí en respuesta. Mamá rodó ojos y por su expresión iba a decirme algo pero papá la frenó.

-Hoy quiero que te portes bien en casa de Susan, para tu madre es importante y podría significar un trabajo, ¿ok?- exigió papá y yo asentí de mala gana. ¿Qué podía hacer en territorio desconocido donde solo conocía a mis progenitores?

-Nos vamos en diez minutos, ¿estás lista?- preguntó mamá y asentí finalizando mi mokaccino. Subí a buscar mi mochila con mis cosas, me lavé los dientes, me maquillé con un poco de delineador y rimel, me peiné mi pelo ondulado con las manos y bajé para salir y caminar junto a mi familia rumbo a la casa de la tal Susan. La casa estaba a dos cuadras por lo que llegamos rápido. El lugar parecía grande y costoso, igual que mi nuevo hogar. Entramos al jardín delantero y una vez frente a la puerta, mamá tocó timbre. Una mujer gordita, petisa, rubia y con aspecto de la misma edad de mi madre abrió la puerta y una enorme sonrisa se posó en su cara al vernos.

-¡Annie, qué alegría verte!- exclamó, dirigiéndose a mi mamá y se abrazaron. ¿Annie? JAJAJAJA.

-¡Susan, no sabes la felicidad que me da estar acá!- le respondió mamá de igual manera. Rodé los ojos y bufé mentalmente. Esto iba a ser aburrido.

-Susy, ella es Charlotte, mi hija y él es Andrew, mi esposo- nos presentó mamá. La mujer miró a papá y lo saludó y luego me miró a mí, también sonrió.

-¡Aw, Annie! Es igual a vos cuando tenías su edad. Adivino, ¿tenes 17?- me habló Susan, Susy, como sea. Claro que tenía 17, era de la misma edad que su hijo. Papá me dio un codazo disimulado y yo le sonreí lo menos falsamente, o algo así, que pude y asentí.

-Bueno, entren por favor. La comida está lista. Les gusta la pasta, ¿cierto?- preguntó amablemente. No me caía mal, parecía simpática pero no tenía ganas de estar ahí. Quería estar en Sidney con Ross y mis amigos.

-Nos encanta- respondió mamá por los tres. Al entrar a la casa, la mujer nos dirigió hasta un living donde en el centro había una gran mesa para seis personas lista y en un asiento un chico morocho, bronceado y musculoso. Y sí, estaba realmente bueno. Mi humor cambio drásticamente y en seguida pensé que no sería tan mala comida después de todo.

-Él es mi hijo, Ashton. Ashy, ella es Annie, de la que te hablé, su esposo Andrew y su hija Charlotte, de la que también te hablé- el muchacho levantó la mirada cuando su madre pronunció "Ashy" y solté una risita, Ashy, era gracioso. Mamá me fulminó con la mirada pero la ignoré. ¡Le había dicho Ashy a un chico de 17 años! Era gracioso. Él miró a mis papás y por último a mí, me sonrió y le devolví la sonrisa. Estaba realmente bueno.

-Hola a los tres, espero que se sientan cómodos- saludó cordialmente. Los cinco nos sentamos en la mesa, mamá y Susan comenzaron a hablar de algún tema poco interesante y de vez en cuando papá se unía a la conversación.

-Vas a ir a la misma secundaria que yo, ¿no?- me preguntó Ashton, rompiendo la incomodidad. Asentí sin saber que responderle. Podría haberme dicho algo con una respuesta más compuesta, ¿no?

-Si querés puedo presentarte a mis amigos así no estás sola- propuso y yo fruncí el ceño.

-No tengo problema con estar sola- respondí cortante. Ok, no era muy buena socializando pero me ofendió su comentario.

-No, no.. no digo que los tengas. Solo decía.. por si te sentías más cómoda pero.. eh.. si no queres no, perdona- murmuró nervioso y no pude evitar reírme. La cara demostraba miedo y me causaba gracia que me tuviera miedo. ¿Justo a mí? Ni siquiera era capaz de matar a una araña. Me miró con una ceja alzada y sin entender. Quizá era un poco cambiante y eso lo confundía. Solo un poco.

-No te preocupes, gracias igual- traté de sonar un poco más amable y él sonrió, satisfecho.

-El primer día mi mamá dijo que pasara a buscarte así no te perdías, ¿te molesta?- me preguntó. Pensé en mi respuesta, ¿me arriesgaba a ir sola o aceptaba que me acompañase?

-Está bien- acepté. Era bastante mala para ubicarme y probablemente me perdería. Él me sonrió y siguió en su pasta. Suspiré mentalmente, estaba tratando de ser copado conmigo y yo rechazaba todo.

-Ashton..- lo llamé, él me miró y alzó una ceja, esperando a que continuara.

-¿Hoy tenes algo que hacer? Soy nueva acá y no conozco ningún lugar- me encogí de hombros e hice una mueca. Creo que la sonrisa que hizo después de escuchar mis palabras fue más grande que la del gato de Alicia en el país de las maravillas y dio miedo.

-¿Te gusta la playa?- preguntó.

-¿Eso es una pregunta? ¡Me encanta!- le sonreí.

-Genial, ¿tenemos un plan entonces?-

-Tenemos un plan- acepté.

-¿Se llevan bien chicos?- se metió Susan. Ashton la miró y asintió sonriendo. Luego me miró a mí, esperando una respuesta. Le devolví la mirada y tarde en entender que se dirigía a mí. Carraspeé ante la fulminante mirada de mamá.

-Sí.. Ashton es, eh, ¿simpático? Sí, es simpático- comenté torpemente. ¿Qué esperaban? Conocía al chico hace apenas una hora. Los dos desconocidos sonrieron satisfechos y continuaron hablando entre ellos. La cena terminó a las 14hs, le di mi número a Ashton y el prometió llamarme para salir.