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Entró emocionado, porque sabía lo que pasaría. ¿Y como no? Si habíamos hablado de este momento por semanas y al fin se había presentado la oportunidad. Mi tía me dejó las llaves de su gran departamento para que lo cuidara mientras ella se iba a Madrid con su amiga y yo no iba a dejar pasar esta oportunidad.

El entró y me saludó con un beso, como de costumbre, y dejó las bolsas con la comida italiana en la cocina. Rápidamente pusimos la mesa y servimos los platos para comer. Al terminar la comida entramos a la habitación y ahí empezó el momento que tanto habíamos esperado. Me besó apasionadamente, poniendo sus manos en mi cintura mientras yo me dedicaba a acariciar su pelo negro. Después de un rato sus besos pasaron de mi boca a mi cuello y luego a mis senos. Después de jugar un rato y deshacernos de toda la ropa que había de por medio entró en mi haciéndome jadear.

- Voy a empezar despacio para que no te duela.- dijo apenas y dándome un beso en la frente al final. Casi se me olvida que le dije que era virgen. Al acordarme cerré los ojos con fuerza, frunciendo el ceño, enterrando mis uñas en su espalda y lanzando un gemido, tratando de imitar gestos de dolor para que el no sospechara. Me quedé así hasta que entró por completo y luego le pedí que se empezara a mover. Después de un rato empezaron los gemidos y jadeos por parte de los dos. En eso descubrí que quizás enamorarse no era tan malo, y que era posible que una historia de amor terminara como las de las películas.

Un gemido hizo que me devolviera a la realidad y decidí pensar en eso en un rato mas para poder disfrutar esto.

-Ma... Mas rápido- pedí apenas y el me hizo caso. Al acelerar las embestidas el placer de ambos aumentaba y el aire se llenaba de exclamaciones de placer y de algunos "te quiero". Ya sentía que estaba apunto de irme y sentía como él iba a irse también, así que lancé un gemido fuerte y claro de placer, lo que hizo que el se fuera, con un simple "Oh, Carla".

-¿Carla?- pregunté con los ojos llorosos y la respiración agitada.

-No es lo que crees.- exclamó tratando de tocarme mientras yo negaba con la cabeza y me alejaba. -Yo no quería...- explicó mientras pasaba las manos por su cara, frustrado.

-Vete.- le pedí mientras tapaba mi cuerpo desnudo con las sábanas. -No me llames, no me hables y no me busques nunca más.- le ordené llorando y dándole la espalda.

-¿Es lo que quieres?-

-Cállate y ándate luego.- pedí con voz suplicante y escuché como se vestía, sollozando.

-Lo siento.- fueron sus palabras al cerrar la puerta e irse.

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-TN___ CÁLMATE- sentí unas manos en mis hombros y cuando desperté vi a Pato.

-¿Qué te pasa?- pregunté somnolienta y tragándome las ganas de llorar por el triste recuerdo.

-¿Que qué me pasa?- preguntó mientras ponía las manos en un bol con agua con hielo que trajo la enfermera. -Mira a tu alrededor- al hacerlo pude ver que las sábanas y la almohada estaban quemadas.-Tn___ esto no puede seguir así.- alegó Pato tratando de aliviar el dolor de sus manos quemadas (probablemente por tratar de despertarme).

-Sorry- fue lo único que atine a decir. Estaba como desorientada tratando de entender lo que había pasado.

-Ya. Te voy a llevar al psicólogo- dijo decidido.

-Noo si estoy bien. Dame un tiempo.-

-Pero mira poh. Estay pa la caga con toda esta mierda. Entiendo que lo que te pasó fue fuerte pero teni que seguir adelante. Dejar el pasado atrás por que no te esta dejando avanzar.- hubo un silencio.

Con Un Vecino Asi... (Jaime y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora