En los brazos de alguien más

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Nota: Perdón si durante algunos capítulos hay saltos de tiempo largos pero me gusta ser directa en los fics ya que ocurren varios dramas xd. En fin, ojalá les guste lo que viene.

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Muchos decían que los años no perdonaban, y ciertamente casi siempre era así. Por el simple hecho de que nadie es exactamente la misma persona año tras año. Había cosas que siempre permanecían intactas, pero había muchas otras que no solo cambiaban, si no que dejaban de existir. La vida claramente le había sonreído en muchos aspectos a cierto omega de en ese entonces diecisiete años, ya una vez que termino sus debidos estudios, también dio otro paso más en su carrera. Cuando por fin decidió dejar el nido, su familia no estaba muy convencida de dejar ir al pequeño omega tan lejos de casa. Pero él sabía que este paso era muy importante para su futuro como jugador de fútbol.

Por supuesto que no fue el único en dejar el equipo, ya que poco tiempo después de aquella final de liga en la que ganaron sucedió algo que hiciera que su deseo por quedarse lejos de casa se incrementará. Cuando él se fue del país, no solo fue duro para sus padres y hermano, sino también para su pareja. Al principio pensó que su corazón no lo soportaría. Pero cuando su amado le mostró todo su apoyo para que pudiera seguir cumpliendo sus sueños, se llenó de fortaleza para irse. Sin embargo, la vida le volvió a sonreír cuando pocos meses después le llegó la noticia de que su novio se iba a mudar a Europa al igual que él. Sabía que aun así iban a estar en países diferentes y que aún habría distancia entre ellos, pero era muchísimo más fácil volver a verse en menos tiempo.

Tres años habían pasado desde que se alejaron de casa y casi cinco años habían pasado desde que decidieron estar juntos a pesar de los obstáculos tanto de sus respectivas profesiones como los de sus familias. Por obvias razones, era evidente que la familia Lainez Leyva estaba totalmente en contra de la relación de Diego con aquel alfa que consideraban indigno para él. Sin embargo, tras largas discusiones y mucho tiempo después, justo cuando Edson estaba teniendo un muy buen avance en su carrera futbolística y cuando por fin dio la noticia de que se iba de México fue cuando los Lainez se resignaron a ver a Álvarez como parte de su familia también. A pesar de que Diego estaba muy feliz de que los trabajos de ambos estaban teniendo mucho éxito, a él lo que más le importaba era pasar tiempo con su pareja.

Una mañana como cualquier otra, Diego despertaba con frío ya que todavía no se acostumbraba al clima de ese país cada que viajaba a visitar a su alfa. El olor a café inundaba sus fosas nasales por lo que se levantó como pudo para medio arreglarse. Era por fin un fin de semana, por lo que eso significaba que iba a poder quedarse todo el día con su querido novio. Cada que él tenía vacaciones de su equipo, lo primero que hacía era volar de España a Países Bajos para quedarse en la casa de Edson, pero a pesar de que en las mañanas y parte de las tardes no lo veía porque estaba ocupado por lo menos pasaba tiempo con él en las noches y fines de semana.

–Buenos días, amor– saludo entrando a la cocina todavía tallándose los ojos por el sueño.

–Buenos días, Di– le dio un pequeño beso en la frente antes de ser seguir tomando de su café.

–Oye ¿Cómo te fue ayer en el entrenamiento? Lo siento por quedarme dormido, ya no te vi llegar– se disculpó por no haberlo esperado despierto.

–Ah me fue bien, perdón, pero olvidé a avisarte que salí a cenar con Lisandro después del entreno– dijo mencionando el por qué llegó tan tarde.

–Oh ya veo, no te preocupes. Por cierto, quería preguntarte si vas a poder venir a México para celebrar mi cumpleaños– dijo recordándole que muy pronto iba a regresar a su país de origen.

–No, creo que ya te había dicho que tengo partido justo un día antes– dijo negándose al plan.

–Pero puedes regresar días antes, yo me voy a ir como una semana antes del partido. No necesitas quedarte hasta que me vaya, yo me quedaré más días con mi familia– le propuso para que pudiera acompañarlo al menos ese día.

No eres míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora