Los deslumbrantes rayos del sol que se colaban a través de la ventana de aquella habitación hicieron que poco a poco abriera los ojos de lo que parecía un largo sueño. Al principio pensó que estaba en su departamento, pero al notar que ese color de las paredes era totalmente diferente se empezó a confundir. Le dolía la cabeza como los mil demonios, tenía un poco de náuseas, pero no era nada comparado con la sed que sentía en ese momento.
Cuando estaba a punto de levantarse de la cama, volteó atrás de él ya que justo cuando se movió, sintió una mano que le tocaba el muslo. Ahí fue cuando se quedó en shock y dio un repentino grito casi cayéndose, pero se logró sostener del buró de al lado.
Había un completo desconocido durmiendo lo que parecía desnudo justo a su lado. Sin que, gracias al ruido proporcionado por el omega, el misterioso joven de cabello negro se despertó también. Diego solo lo miraba incrédulo mientras se cubría lo más que podía con la sábana ya que se dio cuenta de que también no tenía nada de ropa.
–Arg, Dios ¿Qué pasa?– dijo el chico tallándose los ojos con molestia por los gritos.
–¿Quién chingados eres tú?– preguntó el más bajo con el ceño fruncido.
–Según tú, soy un tal Edson– dijo riendo al recordar que el otro nunca lo dejaba de llamar por ese nombre en toda la noche.
–¿Qué dijiste?– preguntó muy confundido porque ese extraño que nunca había visto supiera el nombre de su novio.
–Perdón, creo que nunca te dije cómo me llamo. Soy Kevin Álvarez– dijo presentándose.
–¿Y por qué demonios estás desnudo?– dijo Diego poniéndose rojo a que el chico se había levantado de la cama y le estaba enseñando no solo las bolas.
–¿En serio no recuerdas nada?– preguntó incrédulo que el otro no tenga noción de lo ocurrido.
–No...– dijo avergonzado tratando de recordar siquiera algo, pero a más trataba le dolía más la cabeza.
–Bueno fue muy simple, te vi ayer en el antro, ya estabas muy pedo, nos gustamos, bailamos y terminamos cogiendo en mi departamento– dijo Kevin resumiendo todo lo que había pasado entre ellos.
–N–no me digas que llegamos al final– dijo Diego en shock ante la posibilidad de haber hecho algo completamente irresponsable por su parte.
–Oh sí, incluso llegaste más de una vez. Pero no te preocupes, nos cuidamos– dijo señalando el bote de basura de su habitación. El omega pudo visualizar un preservativo claramente usado en el cesto de al lado. A pesar de que fue un peso menos para él, todavía tenía otra preocupación y era todavía más importante.
–Dios esto no debió haber pasado– dijo llevándose las manos a la cabeza con suma angustia.
–¿Por qué?– pregunto todavía sin entender el porqué del arrepentimiento.
–... Tengo novio– confesó Diego tras una pausa en donde le dolía reconocer lo que acababa de hacer.
–Ah eso, bueno ya me lo imaginaba o por lo menos que ya te gustaba alguien más por lo que me decías anoche. Pero no te preocupes, yo no busco nada serio– dijo Kevin intentando quitarle seriedad al asunto.
–Bien, mejor así. Será mejor que me vaya, mi amigo se ha de haber preocupado que me fui de repente de la fiesta– dijo el omega cerrando el tema para poder hablar de otra cosa.
–Yo te llevo si quieres– le propuso el más alto para que no se fuera solo.
–No gracias, puedo pedir un taxi. Esta va a ser la única y última vez que nos veamos. Por favor, no me busques para nada– se negó mientras le dejaba en claro que no se verían nunca más.
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No eres mío
RomanceDiego era un joven omega que siempre soñó con su alfa ideal. Sin embargo, cuando creyó que por fin lo había encontrado, se dio cuenta de que el amor no siempre era perfecto como en los cuentos de hadas. AU Omegaverse. Aquí los dos son futbolistas (...