Capitulo 2°

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Abrí mis ojos y mire la alarma 6am, iba a sonar en 5 minutos. Sonreí al darme cuenta que las pastillas para dormir de mamá eran efectivas, algo me decía que se harían una costumbre.

Me levanté y ate mi cabello en un moño mal hecho. Fuí al baño y esperé a que el agua esté a mi temperatura, mientras me lavaba los dientes. Sonreí al ver el espejo empañado, me saque mi pijama y entré a la ducha. Lave mi cabello y mi cuerpo, anoche antes de dormir puse mis cosas esenciales.

Salí del baño envuelta en mi toalla y miré la ropa que me pondría, una campera sencilla gris, con una polera blanca y mis zapatillas negras. Si, no me había esforzado en nada. Digo, no quería cometer los mismos errores. Un flashback vino a mi, en mi antigüo colegio fuí porrista, creo que el peor error.

Sacudí mi cabeza y me seque el pelo, estaba lloviznando. Suspiré y salí rumbo a la cocina. Feliz baje las escaleras y mis papás estaban desayunando.

-Buenos días cielo. - sonrió mamá.

-Hija, buen día.- papá sacaba unos waffles.

-Hola. - sonreí y me senté, mamá me sirvió café y papá waffles.

-Eid... - mamá me sonrió pero estaba preocupada. - ¿No cree que vas muy sencilla nena?. - me tomo la mano.

-Tu eres perfecta Eid. No hay nada que cambiar. - papá me sonrió.

-Ustedes... No saben realmente cómo soy, por favor... Yo ya no quiero ser esa chica. Díganme Anna, ya no quiero ser Eider. - negué.

Me crucé de brazos mientras me alejaba un poco de la mesa, apreté mis brazos contra mis pechos.

-Eid... Está bien hija, tranquila. - ambos me abrazaron.

-En verdad la pasé mal. Yo, me desconocí a mi misma. - lágrimas llegaron a mi.

-Okey hija. Ya no hablemos de eso, ve a lavarte la cara cielo.

Ambos me vieron ir al baño con cara de preocupación. Corrí al baño me lave la cara y me miré al espejo, ojeras, piel blanca, labios secos... Suspiré y tomé mi rímel, luego un corrector y un labial. Me mire y sonreí.

No dejaré que mi pasado me atormente.

-¡Vamos cielo!. - grito mamá.

Corrí hacia el auto, en el viaje fuimos hablando de trivialidades y a medida que avanzaba el auto me iba poniendo nerviosa, mi corazón latía fuerte.

-Estamos cerca hija. - dijo papá.

-¿Lista para tu primer día?. Anna. -me sonrió mamá.

-Si. - le sonreí.

Llegamos a la puerta. Los miré y me sonrieron, les devolví la sonrisa y baje.

-¡Adiós amor!. - dijieron al mismo tiempo.

Les sonríe y agite mi mano. Ellos se fueron de prisa para no incomodarme, suspiré y mire la entrada, empecé a caminar hacia adentro ignorando a todos los adolescentes que me rodeaban, metí mis manos en mis bolsillos, y camine hacia la dirección. Había demasiadas personas así que me quedé parada, sin saber a quien preguntarle.

-¡Hola!. Tu debes ser Eider. - dijo una señora pelirroja que se puso frente mío.

-Amh... Hola, si. - murmuré.

-Que lindo tenerte aquí Eider. Ten, son tus horarios, un pequeño mapa para que no te pierdas, en el horario están los nombres de tus profesores y ahí mi número de teléfono por si te pierdes. - me sonrió amable.

𝐔𝐧 𝐂𝐚𝐦𝐛𝐢𝐨... 𝑵𝒆𝒄𝒆𝒔𝒂𝒓𝒊𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora