-Nada Eider. - dijo mientras caminaba.-Vamos Eider. No la hagas más difícil. - me suplicó Rosalíe.
-Ash. - dije y seguí caminando con ellos.
Caminábamos por el medio del bosque.
-Auch. - dije cuando sentí que algo me raspó.
Mire mi brazo, tenía un pequeño roce que me sangraba. Me toque de inmediato.
-Ouh, ten. - dijo Rosalíe y saco una servilleta de su bolsillo.
-Oh gracias. - dije y me la puse en mi brazo.
Seguimos caminando en un silencio profundo. Rosalíe de pronto no tenía nada que decir, y todos los demás iban serios.
Empezaba a odiar los secretos.
Pero creo que alguien te oculta algo, cuando quiere protegerte, por qué sabe que no podrás soportarlo, o simplemente quieren cuidarte de algún mal o algo así.
La verdad esperaba que fuera así, creo que tener ese pensamiento me hacía no preguntar, me hacía callar y evitar saber la verdad.
Caminamos unos minutos más en silencio, hasta llegar al patio de su mansión. Su casa era hermosa, elegante y moderna.
-¡Vamos Eider!. - Rosalíe tomó mi mano.
Ella comenzó a correr conmigo, empecé a reír con ella mientras entrabamos a su casa, corrimos a las escaleras, hasta llegar aquel pasillo. Vi la puerta de Brais.
-¡Bienvenida a mi cuarto!. - dijo abriendo la puerta.
Sonreí y entre, era bellísimo, todo era rosa, en tonos fuertes, suaves, tono pastel. Se veía infantil y delicado.
-Tu cuarto es bellísimo Rosalíe. Y muy grande. - dije entrando.
Me acordé de mi antigüo cuarto y una sonrisa nostálgica apareció. Me senté en un sillóncito.
-Puedes sentarte en la cama. - decía ella mientras iba al baño.
-Estoy bien aquí. Dime, ¿Cómo has estado?. - dije mientras miraba todo.
Me llamo la curiosidad ver fotos de ella con sus hermanos. Tenía tres cuadros con todos, no tenía con ninguno aparte, se notaba que el amor que les tenía era en partes iguales.
Tome un cuadro, pero sentí un relieve atrás, lo di vuelta y lo abrí sin querer. Iba a cerrarlo pero me di cuenta que la foto estaba doblada.
Mi curiosidad ganó y la desdoble, abrí y...
-¡Eider!. - dijo Rosalie cuando me vió.
En segundos y a una velocidad increíble, me saco el cuadro.
-Oh Dios, Brais me va... - pero no pudo terminar.
-¿Que yo que?. - dijo entrando Brais.
-Que nos traeras agua. - dije de inmediato al ver la cara de mi amiga.
Agarre a Brais y lo di vuelta mientras lo pechaba afuera, cerré la puerta y me quedé sobre ella. Mire a Rosalíe, tenía el cuadro contra su pecho y una cara fatal. Entre enojo y miedo.
Suspire y me quedé callada. Ella tomó las fotos y las guardo en su closet, me recordó a cuánto Fiona vio mi diario intimo.
Un silencio incómodo inundó la pieza de Barbie. Me senté en la cama y ella igual, pero apoyó su cabeza en mi hombro.
-Pense que estabas enojada, y que nunca volverías a hablarme. - declaró después de unos minutos.
-Creeme que lo pensé. - sonreí y apoye mi cabeza en la de ella. - Pero no quiero ser así, yo... Estuve pensando en quien quiero ser realmente, que quiero para mí vida. Y no quiero ser alguien con resentimiento. - le confesé.
-Creo que vas hacer alguien genial Eider. - ella me miró. -¿Puedo decir tu nombre de pila?.
-¿Que?. - dije ríendo.
-Ya sabes, decirte; Eidy, Eid, etcétera. - sonrió.
-Claro, que si. - dije sonriendo.
-Genial. - ella miró a sus pies.
-¿Tu sabes que va a pasar?. - dije sin pensar.
-Si. - confesó ella.
-¿Después de mi cumpleaños?. - dije curiosa.
Ella me miró.
-Si... - susurró.
-¿Es grave?.
Ambas nos sentamos de frente en la cama.
-Mmm bueno... No lo sé, no sé realmente que te dirán y que no... Hay cosas que deberás descubrir por ti misma y otras que si te las dirán tus padres o tu padrino. - ella me miró sería.
Suspire.
-¿Que son?. O mejor dicho, ¿Que soy?. - dije negando.
-No puedo decirte... Pero hay algo que debes saber... Ni siquiera nosotros sabemos que eres con exactitud. - confesó ella.
-¿Algo peligroso?.
-No... No lo creo. - ella me sonrió de lado.
-¿Si te dejaron decirme esto?. - dije ríendo.
-Algo así. - rio ella. -¿Y que tal Brais?
-¿Que con el?. - dije si entender.
-¿Te gusta?. - pregunto coqueta.
-Claro que no. - dije negando.
-¿Porque?. Mi hermano es muy guapo. - decía sonriendo.
-No me interesa el amor. Creme. - me tire de espaldas en la cama.
-¿Y que te interesa?. - dijo ella poniendose a mi lado.
-Que mi cumpleaños llegué al fin... Que mis papás vuelvan a casa, es lo único que quiero. - dije y mis ojos se aguaron.
-Ellos volveran Eid... - dijo y se acostó.
Ambas miramos al techo.
-A veces quisiera volver a mi antigua vida y cambiar todo. Tal vez si hubiera hecho las cosas diferente hoy todo sería mejor. Odié venir aquí, mi vida se fue al asco. - dije cerrando mis ojos.
-Oh Eid. Verás como mejora. - ella beso mi mejilla.
-Gracias Rosi. - dije sonriendo.
-¡Me encanta ser tu amiga!. - dijo feliz.
-A mi también. - sonreí.
Ambas nos abrazamos.
-Eid, debo ir a ver a mi mamá. Ya vengo. - dijo ella mientras se paraba.
-¿Que?. ¿Que paso?. - me pare con ella.
-Oh no te preocupes. Enseguida vengo. - dijo y se fue.
La seguí hasta la puerta y la ví irse por las escaleras. Vi la puerta de Brais y entre. Fuí directo a sus cuadros, pero los de el no estaban doblados.
-¿Buscas algo?. - oí su voz a mi espalda.
-Me asustaste. - dije girando.
-¿Que haces?. - el levanto una ceja.
-¿Recuerdas cuando te salve la vida?. - dije cruzando los brazos.
Una risa salió de sus labios mientras negaba.
-¿Que quieres?. - dijo y se acercó a mí.
Giró sus brazos y me miró fijamente.
-Solo tengo una pregunta. Y no debes molestarte. - dije simple.
-Mmm, ¿Que te dijo Rosalíe?. - entre cerro los ojos.
-Ay por favor. Tu sabes todo lo que me dijo, después de todo es como tu pequeña marioneta. - dije negando.
-¿Entonces?. - alzó de nuevo su ceja.
Vaya, Brais si que era atractivo. Rayos, estaba pensando de más.
-¿No te molestaras?. - dije sería.
-No. - dijo pero no le creí.
-Promete que no. - lo amenacé.
El suspiró.