-Rayos... - murmuré.Desperté en la enfermería y sabía que estaba en problemas, en verdad quería hacer las cosas bien, hasta había comido.
-Eider. - oí la voz de la enfermera.
-Hola... Yo lo siento de verdad. - dije de inmediato arrepentida.
-Estas muy mal, solo mírate. - decía ella negando.
Ella tomó uno de mis brazos y me lo mostró enojada.
-Okey entiendo su punto. Y prometo que no volverá a pasar, por favor no llame a mis padres. - dije rápidamente
-¿Que nos los llame?, claro que lo hice. Pero tú padre estaba en una operación importante y no pude comunicarme con tu madre. ¿Acaso ellos no saben por lo que estás pasando?. Solo mírate, tienes una anemia horrible, estás bajo peso, y débil. Se nota a lenguas en tu cuerpo que estás mal. - decía ella muy molesta. - ¿Acaso no piensas en tu bienestar?.
-No, bueno yo... No he pensado nada últimamente. - murmure.
-No entiendo que paso Eider. Oí que tus padres eran exelentes personas, siempre atentos a ti y cualquier capricho tuyo. ¿Que paso?. ¿Acaso tu mamá no vio que no comes nada?. Tu papá es enfermero Eider. - decía ella muy enojada.
-¡Bueno ya entendí!. Mi familia está pasando por una crisis si... Ya le dije que no volverá a pasar, ahora debo irme tengo un examen de Derecho y el profesor no me dara una segunda oportunidad.
-Eider. - ella me miró preocupada. - La escuela terminó hace dos horas. Los únicos profesores que están aquí son los de detención. - ella negó.
Me quedé callada.
-Estuviste dos horas durmiendo, te puse un suero con vitaminas. - decía mientras sacaba un tuvito de mis venas.
Me quedé callada unos minutos.
-Te dejaré ir, pero debes prometer que debes venir todos los días. - decía ella.
Asentí y salí de ahí. Creo que era la primera vez en semanas que alguien se preocupaba por mí.
Salí caminando lento de la enfermería, me sentía horrible conmigo misma. Empecé arrastrar los pies, pero paré a ver quién me llamaba, mi corazón se apretó al ver su nombre. Atendí de inmediato.
-Eider amor... Oh cielo, ¿Estás bien?. - su voz se veía muy preocupada.
-Si... - dije con la voz rota.
-Oh amor. Papi irá por tí cariño, esperame afuera estoy en camino.
Asentí y el cortó. Hacia días que no lo veía, siempre estaba trabajando o durmiendo. Las lágrimas llegaron a mis ojos y empecé a llorar de inmediato.
Sentí como alguien corría, alcé la mirada y unos brazos me rodearon. Olí su perfume y comencé a llorar en su hombro.
-¡Oh Eider lo siento mucho!. ¡Soy una pésima amiga!. - decía ella llorando.
Me empecé a reír porque ella era más sensible que yo, ella se separó de mi y me miró, ambas comenzamos a reír.
-Oh basta tonta. - decía ella mientras sacaba mis lágrimas.
-Yo, estoy bien. Debo irme. - dije y me separé de ella. - No quiero que tengas problemas.
-Oh créeme, ya tengo, uno más no me hará daño. - decía sonriendo.
-No quiero estar contigo Rosalie. Vete por favor. - dije y comencé a caminar.
Salí de la escuela, y los ví a los cuatro parados, me miraron fijamente, suspiré y me senté a esperar a mi papá.