Los cinco estaban apoyados en su 4×4, como si hubieran esperado a que yo salga. Paré en la entrada y los miré, solo esperaba que no me agarren entre todos. Suspiré y baje los escalones, lentamente. Ellos me miraban fijamente como si me estuvieran estudiando o analizando.Papá llegó justo a tiempo. Sonreí cuando lo ví y subí al auto. Pero me les quede mirando hasta que los perdí de vista.
Agradecía porque aún no me habían hecho algo, pero tenía miedo de que hubiera represalias contra mi.
En el camino a casa, hable con Papá y reímos, me gustó llegar a casa, aún había cajas. Entre y fuí a mi cuarto, ví mi ropa tirada y la cama sin hacer, suspiré. Baje a buscar mi pequeño parlante y lo conecte a mi teléfono mientras volvía a mi cuarto.
Puse a Olivia Rodrigo sonar, esa chica tenía el don de ponerte triste y energíca con sus canciones. Pude ordenar todo y sacar más de mis cosas, pero no todas, ya que en la siguiente semana pintan mi cuarto, debía elegir el color y mamá me llevaría a comprar estanterías nuevas.
Me acosté en mi cama, y justo comenzó "Lord Hurón - The Ningth we met" me puse algo nostálgica, mientras recordaba los buenos momentos a los cuales quería volver...
Suspiré y me levanté de un salto, seque mis lágrimas y apague el aparato. Salí al porche de mi casa y sentí el viento en mi cara, la noche estaba fría y yo estaba desabrigada. Pero me la aguante, crucé mis brazos y me senté, en el oscuro porche, muriendo de frío.
Otro suspiro salió de mis labios, me levanté y mire la luna, se veía hermosa aún estando a la mitad. Ví cómo mis vecinos del frente llegaban y bajaban riendo con sus pequeños. Ellos me saludaron, sonreí y los saludé de igual manera. Los ví entrar y luego mire mis manos.
Realmente, no sabía que hacía. Últimamente deje que mis impulsos me guiarán. Pero obviamente yo no era así, bueno realmente nunca sabré como soy, digo en mi antigüo colegio fingía ser una fresa, porque era más fácil que todos me acepten, antes de andar peleando con todos por como era.
Pero... ¿Quien soy realmente?. O como dijo Ada, ¿Que soy?. A qué se refería con eso, digo ni que yo fuera un animal. Me enoje de nuevo y golpee la pared. ¿Desde cuándo yo era agresiva?.
Me mareé, recordé que no había comido nada, le dije a mamá que comería en la cafetería pero no comí nada, mi dieta seguía en mi mochila. Lo único que comí hace dos días fue mi cena de ayer. Oh rayos, el doctor me dijo que no hiciera eso.
Entonces intenté entrar adentro para comer algo, pero justo cuando iba a cruzar la puerta... Sentí todo negro y caí rápidamente en un vacío interminable y todo a mi alrededor se convirtió en negro.
Estuve inconsciente unos segundos, entre abrí mis ojos al sentir como me levantaban los hombros, ví a mi vecina tomando mi cara y me decía que todo iba a estar bien. Quería hablar pero de pronto mi cuerpo no me respondía y me sentía tan cansada. Solo podía entre abrir los ojos.
Veía a mamá a mi lado, las luces blancas del hospital y como papá llegaba. Mamá había salido a comprar y el estaba trabajando en el hospital. Cerré mis ojos porque los sentía tan pesados. No quería pensar en el sermón que me esperaba.
Sentía que pasaban las horas, dormía en un profundo sueño negro, hasta que en un momento soñaba con el bosque que estaba detrás de casa, soñaba que caminaba descalza hasta que algo me asustó y comencé a correr con todas mis fuerzas cómo si mi vida dependiera de ello.
Pero ya después, todo volvió a ser negro y poco a poco pude ir despertando. No entendía porque me sentía tan cansada de repente. Logré abrir mis ojos y mire a mamá quien estaba semi acostada en mi camilla.
Intente hablar pero sentía la garganta seca, moví un poco mis dedos hasta que ella los sintió y me miró rápidamente. Le sonreí como pude.
-Eider Annalia Vitaly. Que te dije de comer mal. - dijo molesta mientras se sentaba.
-Mamá lo sé, créeme. Fue sin querer.
-Te voy a obligar a comer Eider. No puedes seguir con esto, al primer descuido tu...
La interrumpí.
-Mamá en verdad, yo sabía que debía comer, pero soy la nueva, y me daba vergüenza sacar mis viandas de la dieta enserio. Después llegaba y me olvidaba, iba a entrar a comer cuando me desmaye. - dije con la voz ahogada porque no me gusta que mi mamá se preocupe.
-Oh Eider... Se que es difícil hija, no comiste ni la de la cafetería. - me regaño.
-Es un asco maa. Tenía un pedazo de bolsa mi hamburguesa. No voy a comer eso. - negué.
-Ay Eider. - ella acarició mi cara.
-Perdón ma. No era mi intención, en verdad no quería que nada de esto pasará.
-Si hija lo sé. - ella suspiro. - Llamaré a tu papá. Pero debes tomar consciencia hija, sabes que si no comes bien se te bajan las defensas y te puedes desmayar de la nada.
-Si ma. Ya se.
Ella se fue a llamar a papá y yo suspiré, de verdad iba a entrar a comer cuando me di cuenta que hacía tanto que no comía.
Mire mi brazo, tenía suero. En verdad me iba a descargar una app para que me recuerde cuando comer.
Mis problemas alimenticios comenzaron cuando era solo una niña y sufrí bullying por mi peso, desde ahí me costó mucho dejar de comer. Ahora me cuenta comer.
-Maldito sistema estereotipado. - dije molesta mientras esperaba a papá.
Minutos después el llegó con mamá.
-Oh cielo. - dijo mientras me abrazaba.
-Papi. - dije en su abrazo.
-Eider... Creo que hablamos mil veces este tema hija. ¿Debemos volver a lo de antes?. - era a cuánto me obligaban a sentarme y comer toda mi comida.
-No. Ya soy grande. - dije negando.
-Eres grande y aún así aquí estamos de nuevo. - ambos estaban enojados.
-Dioos, ya lo sé. Enserio iba a entrar a comer, pero me desmaye antes. Dios, no puedo creer que no tengan consideración por mí. - dije con lágrimas en los ojos. - No me di cuenta de comer, enserio en la escuela me daba vergüenza y después me olvidaba.
-Lo peor es que, ese lunes cuando no había comido nada, yo la dejé que cene poco. Nunca me imaginé que sería lo único que tendría en 24 horas. - decía mamá con lágrimas en los ojos.
-Ya está cariño. Eider tomará consciencia después de esto. Ya sabes, si te vuelves a desmayar nosotros tomaremos medidas. - papá me señaló con el dedo.
-Que ya seee. - dije cansada.
-Abrazo familiar. - dijo el sonriendo y los dos me abrazaron.
-Te amamos Eider. Y no queremos que te pase nada malo cielo. Solo queremos tu bien. - mamá acomodo mi pelo.
-Lo sé. Los amo, gracias y perdón. - los abrace fuerte.
Le daba gracias a Dios, por mis padres, por lo amorosos que eran siempre conmigo. Los amaba y haría cualquier cosa por ellos, y ellos por mí. Sonreí ante este pensamiento y me sentí una niña de 5 años.