Capitulo 23°

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  Baje las escaleras corriendo, iba tarde, las pastillas me hicieron dormir más de lo normal. Vi en la mesa un café con galletas, las tomé y fuí a la heladera, tome mi almuerzo y salí corriendo.

    Llame un taxi mientras iba hacia a una avenida, me subí al primero.

-Por favor al instituto. - dije apurada mientras acomodaba mis cosas.

-¿Al público o al privado?. - me preguntó el.

-¿Que?. - el me miró con una ceja alzada. - Vaya, siempre pensé que era una escuela en el pueblo... Si, disculpe la publica.

   El hombre empezó a manejar. Suspire y me tire en el asiento. Justo tenía un dinero y decidí pagar un taxi, porque no quería llegar tarde.

   Hoy tenía un examen, era simple pero no había repasado... Debía estudiar, porque tenía algunas notas bajas y no me gustaba, después de todo era lo único que hacía.

   Llegamos al instituto. Busque el dinero y le pagué al hombre.

-Gracias señor. Adiós. - dije mientras bajaba.

    Vi que todos estaban en la entrada. Mire la hora faltaban solo 5 minutos, corrí a mi casillero. Saque todos mis apuntes y corrí a mi primer clase, hoy al fin era viernes.

   Entre y corrí a mi asiento. Suspire aliviada y me senté. Y justo la campana sonó,me sentí aliviada y feliz. De pronto todos entraron y el profesor también.

   La primera clase fue aburrida, el profesor daba los últimos temas del trimestre. Cuando al fin termino de hablar la campana sonó, busque mis auriculares mientras todos salían.

   Me di cuenta que los dejé en casa, así que salí normal. Fuí a mi casillero y guarde mi vianda. Recibí una llamada de mamá, pero cortó cuando iba atender, me llegó un mensaje.

”Edi por favor come".

  Suspire, en la biblioteca me prohibieron comer. Así que tome valor y fuí a la cafetería. Pero cuando entre había un silencio, incómodo.

   Mire a todos, se veían tensos, como si no pudieran hablar. Hice un paso para atrás, y fuí al jardín, había mucha tranquilidad ahí.

   Camine hacia allí, pero cuando sali los 5 estaban hablando y charlando, reían entre ellos. Brais se veía como nuevo, como si nada hubiera pasado.

   Parpadee unos segundos, recordando como había estado ayer. Ellos me miraron.

   De nuevo di un paso para atrás y me fuí. ¿Acaso no habría un lugar para mí?.

Suspire y me senté en el piso de mi casillero. Saque mi vianda y comencé a comer un sándwich de pan orgánico, era de pollo con achuras, tomates cheris y una salsa deliciosa.

    Pero cuando llegue a la mitad. Me sentía llena, suspiré mirando mi sandwich. Intenté comer pero sentía que iba a vomitar y esa no era la idea.

-Si no lo vas a terminar yo lo quiero. - alcé la mirada y lo miré.

-Dejala tranquila Dylan. - decía el mientras pasaba por su lado.

   Ni siquiera me miró.

-Ten. - dije dándole mi sandwich.

-Oh que rico, huele a que lo hicieron con mucho amor. - decía ríendo mientras se iba.

   De verdad no los entendía, un día si existía, otro me ignoraban olímpicamente.

   Suspire y busque mi apunte. Repase el tiempo restante, y luego fui a mi evaluación. La última de la semana.

-Al fin. - me dije a mi misma.

    Había terminado mi día escolar. La prueba estuvo bien, salí cansada de la semana, camine a mi casa tranquila.

   Pero de pronto sentí que alguien me seguía. Camine de prisa, y entre en pánico, así que entre al bosque, no me pregunten porque.

-¡Eider!. - pare al oír su voz.

-¿Me estás siguiendo?. - me giré molesta.

-Solo quería preguntarte algo. - dijo obvio.

-Me asustaste Brais. - dije negando.

-Lo siento.

   Lo miré, llevaba unos pantalones oscuros, sus zapatillas negras con blanco, y una remera blanca, siempre vestía tan bien. Mire su cara, no tenía ni un raspón. Mire sus ojos, azules, se veía normal. Mire sus brazos, estaban bien. Todo el se veía bien.

-¿Que paso?... - pero de pronto.

   Ya no sabía que estaba pensando, cómo si se hubiera ido de mi mente.

-Eider. Gracias. - el se acercó a mí.

-¿Que paso ayer?. Mírate estas bien. - dije negando cuando me acordé.

-Gracias a ti. - el se acercó a mí.

-Yo... - me puse nerviosa.

-Mi mamá me dijo que estabas preocupada por mi... Gracias Eider. - sus ojos azules estaban más oscuros.

-¿No estás enojado?. Choque tu costoso auto. - murmuré.

   El sonrió y se alejo de mi.

-Claro que no. - negó. - Estoy agradecido de que me hayas ayudado, hubiera sido complicado si no hubieras estado. - me miró sonriendo.

   Nunca lo ví tan amable conmigo. Mi corazón se sintió cálido.

-¿Dónde estaban tus hermanos?. - pregunte curiosa.

-Bueno, teníamos que ir a ver a mi papá, ellos fueron a penas los llamo... Pero yo tuve que quedarme. - dijo y se veía triste.

-¿Porque?. - me acerque a el.

-Bueno, tuve problemas. - negó.

-¿Que problemas?. - dije mirándolo fijamente.

-Yo... - el me miró.

   Me perdí en sus intensos ojos azules.

-¡Eid!. - giré y sonreí.

   Ella se tiró sobre mi sonriendo. Reí al sentir su abrazo.

-¿Que hacen aquí?.- decía Brais al ver a sus 4 hermanos llegar.

-Me alegra verte. - me decía Rosalie.

   Yo quería hablar con ella pero también escuchar. Solo ví la mirada de preocupación de Ada y como Brais se tenso.

   Luego ambos me miraron, los miré sin entender.

-¿Que pasá?. - dije negando.

-Debemos irnos. - Brais miró a Rosalíe.

-¿Eider quieres venir a casa?. - me dijo la pelirroja.

-Oh, yo... Está bien. - dije cuando me di cuenta que no tenía nada que hacer.

-¡Genial!. - dijo ella y me tomó del brazo. - Oh tengo tantas cosas que contarte. - decía mientras me llevaba con ella.

   Me giré y mire como Brais y Ada se miraban, Dylan y Asher solo jugaban entre ellos. Mientras Rosalíe me llenaba de información que no podía escuchar bien.

   Ya que me daba cuenta que algo pasaba, era obvio que nunca querían decirme.

-Rosalie, ¿Que pasá?. - dije negando.

-Oh... - ella se callo. - No puedo decirte Eider. - murmuró con tristeza.

-¿Que pasa?. - me paré y giré a verlos.

    Brais me miró serio.

𝐔𝐧 𝐂𝐚𝐦𝐛𝐢𝐨... 𝑵𝒆𝒄𝒆𝒔𝒂𝒓𝒊𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora