6 - ¿Darle pelotas azules al diablo?

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Chloe estaba poniéndole el pañal limpio a Rory en la habitación del bebé. Sonrió a la niña.

"Ya estás limpia, mi niña apestosa". Chloe le habló como a un bebé. Sabía que Lucifer no lo soportaba, pero en secreto, eso era la mitad de la diversión.

Rory le apretó las manos y se las llevó a la cara antes de arrullarla. A veces Chloe se asombraba de todo aquello. Le resultaba muy fácil olvidar que su hija menor era un ángel.

O, al menos, medio ángel... ¿O era medio demonio? (No, hoy no voy a entrar en eso).

Pero incluso con sus orígenes celestiales, Aurora parecía tan... corriente. Al menos comparada con algunas de las imágenes que Cloe había urdido en su mente desde que vio la cara de demonio de Lucifer.

Un escalofrío recorrió a Cloe al recordar su otra cara. Ni una sola parte de Cloe le temía, al menos ya no, pero el hecho de que fuera el diablo, de que su hijo no fuera del todo humano, seguía golpeándola a veces.

"¿OTRA VEZ CON ESE INCESANTE PARLOTEO INFANTIL?" gritó Lucifer desde la escalera, ligeramente molesto.

Cloe soltó una risita y negó con la cabeza. Justo cuando la mente de Chloe empezaba a entrar en barrena, él decía tonterías como ésa y la devolvía a la realidad.

Chloe cogió los pies de Rory entre las manos y le besó los dedos. "Tu padre es tonto, ¿verdad?". le susurró Chloe.

"¿Lo soy ahora?" preguntó Lucifer desde la puerta, casi haciendo saltar a Chloe de la sorpresa.

Cloe volvió la cara hacia él y sonrió divertida. Luego se volvió hacia su hija y jugó con sus pies. "Muy tonto, papá".

Unos instantes después, Cloe sintió que él la rodeaba con los brazos por la cintura y que le apoyaba la barbilla en el hombro. Sentía su aliento en la oreja mientras le susurraba: "¿Por qué no te enseño lo tonto que puedo llegar a ser?".

Prácticamente pudo sentir cómo sonreía y se le cortó la respiración. Cabrón engreído.

Es curioso pensar que en un momento dado le había parecido repulsivo a nivel químico (incluso se lo había dicho), pero ¿ahora? Míralos. Basta con mirar al niño que les bostezaba.

"El médico aún no ha dado el visto bueno". dijo Cloe con un leve mohín, y casi se rió del gemido de dolor que soltó.

"¡Oh, vamos! ¿Te das cuenta de que eres la única mujer en la maldita historia que le ha puesto las pelotas azules al diablo? Tengo que hacerme una paja en la ducha cada vez que puedo para poder andar".

Chloe se tapó los oídos de Rory con las manos y fulminó con la mirada a Lucifer, que aún tenía los brazos alrededor de su cintura. "¡Lenguaje! No quiero que la primera palabra de mi hija sea una blasfemia".

Lucifer sonrió satisfecho y le guiñó un ojo, pues era evidente que disfrutaba cada vez que conseguía provocar a su compañera. "No es que entienda nada de lo que decimos".

"Pero su mente es como una esponja, Lucifer". replicó Chloe. Se abstuvo de mencionar cómo le había pillado hablando en secreto con Rory en numerosas ocasiones, cuando creía que nadie la escuchaba, para no desanimarla.

Entonces oyeron un golpe en el piso de abajo y a Trixie gritando: "¡YO VOY!".

Esperaban la llegada de Amenadiel y Linda, así que no se preocuparon al bajar las escaleras y encontrar al ángel y a la terapeuta ya en el salón.

Linda se sentó con cuidado en el sofá, con una mano en su creciente barriga. "Hola, chicas".

"Hola", saludó Chloe al sentarse a su lado.

Lucifer - Mi pequeña Estrella II Donde viven las historias. Descúbrelo ahora