Jorord viste su armadura plateada ajustada perfectamente a su marcado y delgado cuerpo, montando en su bestia, su leopardo de escarcha también porta armaduras en su tórax además de en su cabeza, el autoproclamado rey sostiene su casco en su brazo izquierdo, mientras camina lenta y altivamente frente a una división considerable de unos siento cincuenta hombres, vikingo que pertenecen al clan de los Larsönnë, armado con escudos, espadas, lanzas y demas, sus rostros apenas son visibles debido a sus cascos que solo dejan espacio para sus ojos y nariz y todos aquellos montan en dragones escamados, de escamas negras y girsaseas
El Rey rubio había tomado en cuenta lo planeado en la reunión anterior del consejo y aunque parecía haber accedido, en su entrañas el no esta de acuerdo com hacer las cosas de aquel modo, por lo que ha escondidas de los lideres de los clanes, tomo a los hombres del clan Larsönnë para realizar este ataque.
Habían salido de la ciudadela con la mayor sigilosidad posible poco antes del amanecer, y ya casi estaba anocheciendo, a dónde se dirigían, era hacía el sur.
Tiempo después, Sigurd esta entrenando su magia con sus maestros, y su ejército esta en guardia como siempre, hasta que reciben el primer ataque, una esfera gigante mágica de alto poder cayó sobre el escudo mágico que cubría el castillo y sus alrededores, Volkgön se acerca de inmediato para ver de qué se trataba, y con su magia pudo ver claramente a los lejos, como se acerca el ejército de Jorord, pero le enfureció más al ver quién iba a lado del principe comandando a los Hechiceros, una mujer rubía de ojos azules con tatuajes de runas y símbolos en sus brazos y manos, esa mujer era su hija Volvard, ella era la única capaz de contraatacar un hechizo de su padre y causar tanto daño.
—Así que te quedaste con el, hija mía — dijo Volkgőn haciendo una mueca — así será entonces
Volkgőn, nos atacan, pensé que atacarían Ardlen primero — se acerca Sigurd exaltado — necesito que refuerces el escudo
Aunque lo haga será difícil, majestad — le informa el hechicero retirándose del sitio — mi hija está con ellos, es la única capaz de destruir mi escudo mágico
¿Entonces que podemos hacer? — pregunta Sigurd con clara desesperación en su rostro —
Luchar, majestad — dice Volkgőn — y pedir a los dioses que lo protejan
Volkgőn se queda a su lado, tratando de escapar del recinto, pero más pronto de lo que pensaron, el enemigo se había adentrado en el castillo, el principe y el hechicero corrieron por unos pasillos abiertos con visita a las afueras mientras Sigurd podía escuchar las espadas chocar y desgarrar carne y huesos lo cual lo mantenía en anticipación y angustia, el miedo a morir lo invaden por completo, en el camino se toparon varios vikingos a los que el príncipe mato si pensarlo dos veces, por su parte Volkgőn lucia tranquilo ante la situación e intentaba usar magia para escapar, pero le era imposible y sospechaba el porque dos magos interrumpen su especulación.
—Majestad, al fin lo encontramos — se acerca Baegan con premura — necesitamos sacarlo de aquí, intentamos usar magia para escapar pero no podemos, hay un hechizo que lo impide
Tratándose de mi hija, no lo dudo — dice Volkgőn —
Creo que hay unos túneles bajo el castillo — dice Mjorüg con pensativa — tal vez podamos salir por ahí
Ellos toman unas antorchas que cuelgan de la pared y se dirigían hacia dichos túneles pasando por unos pasillos solitarios hasta llegar a a los calabozos, en una de las celdas había una pared sumamente delgada que al tocarlo el hechicero de vestimentas oscuras se derrumba y pasan a traves de el. Mientras que eran observados desde la distancia por Jorord a través del hechizo de "ojo mágico" de Volvard que es un orbe de cristal que puede formar con su propio poder, ellos permanecen en la entrada del castillo mientras la masacre sucedía.
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Guerras Del Norte
FantasyLa guerra de los dioses trasciende a los Midgard, mezclando su sangre con algunos pocos, los seres mitológicos mezclándose viviendo con los humanos. dos bandos al igual que los dioses viven en constante guerra, política y personal ¿Por solo un ser t...