El picnic.

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Inspiré profundamente antes de entrar al dispensario. 

— Marta, cariño. No te esperaba tan pronto. — dijo Jaime mientras se levantaba para recibirme.—

— Quería comentarte que no vamos a comer juntos, hoy.

— ¿A pasado algo...? — dijo mientras fruncía el ceño.—

— Ya tenía planes hechos, Jaime. Había quedado con Fina a la hora de comer.

— ¿Ella está bien? ¿Ha empeorado su herida?

— Su herida está bien. Pero quiero saber como fue su vuelta, y como lo está llevando. Lo que más me preocupa son mis trabajadoras, y ya había quedado con ella antes de que llegaras esta mañana. No quiero hacerle ese desplante después de haber dado mi palabra.

— Oh... Vaya... — su rostro se entristeció...—

— Lo siento... — me acerqué para acariciarle el brazo.—

— No te preocupes, cariño. Lo entiendo. Es una trabajadora que pasó por algo muy doloroso. Y sé lo importante que son tus trabajadoras para ti. — acarició mi mejilla mientras la besaba.—

— Gracias. — sonreí levemente antes de salir del dispensario.—


Tomé la cesta en mi mano, para encaminarme hacia la casa. Estaba cerrando la tienda, cuando escuché la voz de Marta detrás de mi.

— Fina... — me giré viendo su hermoso rostro.—

— Marta... Pensé que estabas... 

— No. — negó interrumpiéndome. — No acepté el almuerzo con Jaime porque tenemos un increíble picnic que nos espera.—

Sonreímos mientras nos disponíamos a ir a nuestra cita.

— ¿De qué te ríes? — dijo Marta mientras caminábamos cerca del rio.—

— Es la primera vez que no tienes el bolso a mano...

— Idiota... — rio mientras me daba un pequeño empujón con su hombro.—

— Ya hemos llegado... — dije mientras dejaba la cesta en el suelo. — Este sitio, es muy especial para mi. Aquí veníamos cuando era pequeña con mi madre y mi padre. Hace mucho que no estoy aquí... — sonreí con nostalgia.—

— Es un sitio que irradia mucha paz... — dijo Marta mientras acariciaba mi espalda transmitiéndome su amor con esa caricia.—

— Gracias, por estar aquí conmigo. — acaricié su mejilla lentamente.—

— Gracias a ti, por dejarme estar. — miró a nuestro alrededor...—

— Tranquila, Marta. Es la hora del almuerzo, y no hay nadie por los alrededores. — asintió mientras me ayudaba a poner la manta y todas las cosas.—

Habíamos pasado una hora entre conversaciones amenas, risas... Son estos momentos, los que valen la pena todo.

— He de decirte que la empanada estaba deliciosa... Voy a explotar. — dijo mientras se tocaba la barriga.—

— Quien diría que doña Marta estaría así... Recostaba en el suelo, tomando un vino barato... 

— ¡Oye! — golpeó mi hombro. — ¿Y sabes qué más...? — dijo mientras me acariciaba la mejilla.—

— ¿Qué...? — apoyé mi brazo en el suelo, girándome a su lado. Quedando yo de lado, y ella boca arriba.—

— Que he venido a parar con la mujer que no soñé jamás. Pero también jamás, fui tan feliz... — sonreí mientras acariciaba lentamente su barriga...—

— Te amo, Marta. 

— Y yo me siento muy amada por ti, mi amor. — me acerqué lentamente acortando la poco distancia entre nosotras, con un dulce beso.—

Nos separamos segundos después. Miró de nuevo a todos lados. 

— Te prometo, que estamos solas. — tiró de mi de nuevo, para envolver sus labios junto a los míos.—

El beso se intensificó con el paso de los minutos. 

Apoyé ligeramente mi peso sobre su cuerpo, mientras sus manos estaban en mi rostro, una de mis manos acariciaba su cintura lentamente. 

Nos separamos ligeramente para coger aire. 

— Deberíamos... — dijo Marta lentamente... — Deberíamos parar... — mordió su labio inferior...—

Negué lentamente.

— Solo un poco más... — mi voz salió ronca...—

Volvimos a unir nuestros labios, en un apasionado beso.

Una de mis piernas se posicionó entre medio de las suyas, para después una de ellas hacer lo mismo. Su mano bajo por mi espada apretándome más a ella si cabe, para posarse en mis glúteos y apretarlos gustosamente. 

Gemí entre sus labios.

Mis labios bajaron lentamente por su mentón hacia su cuello, humedeciéndolo y chupándolo con mi lengua a mi antojo. Mi mano apretó ligeramente su pecho, arqueando ligeramente su espalda para frotar ligeramente su sexo con mi muslo. La reacción de mi cuerpo ante sus reacciones fue lo mismo.

— Fina... — gimió entre suspiros...—

Mi mano cambió de dirección para acariciar sus piernas por encima de su vestido, para segundos después introducirla dentro, y acariciar la suave piel entre mis dedos.

Acaricié su extensa pierna, hasta llegar a sus glúteos y apretarlos.

— No sabes lo mucho que extraño hacerte el amor... — dije mientras pegaba mi frente con la suya. —

Sus labios presionaron de nuevo los míos en un intenso beso, haciéndome jadear, moviendo las caderas al compás de las suyas.

— Dame tu lengua, mi amor... — se la entregué con el mayor de los placeres.—

Poco a poco, sus gemidos se confundieron con los míos hasta llegar a la tal ansiada libertad.


..........


Espero que les haya gustado ;)


 










MAFIN (ONE SHOT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora