MAFIN (ONE SHOT)

Rota.

Este one shot estará ambientado en el capítulo 65.

Rota.

Absolutamente rota. 

Me senté lentamente en la silla del despacho, derrumbándome completamente.

Segundos después, Jaime entraba al despacho.

— Dios mío, Marta... — intentó acercarse rápidamente a mi, pero levanté el brazo impidiéndoselo.—

— Déjame sola, Jaime... — dije con un hilo de voz.—

— No puedo dejarte en este estado, Marta. — se acercó lentamente arrodillándose en frente de mi. — ¿Qué ha pasado...? Vi salir a Fina en el mismo estado en el que estás...—

Solo escuchar su nombre hizo que me desbordara completamente.

Esta vez, permití que Jaime me abrazara fuertemente, sosteniéndome. 

No sé cuanto tiempo pasó... Quizás fueron minutos, horas, o quizás lloré toda una una vida. 

Exhausta... Rota. Así es como me sentía. 

Me separé lentamente, para segundos después ver a Jaime sentarse en frente de mi.

— Marta... — lo miré levemente. — Por favor, dime que ha pasado. Nunca te había visto así. 

— No sé si pueda... — mi voz salió quebrada.—

— Necesitas sacar lo que llevas dentro desde que he regresado. Por favor, sé sincera conmigo. Pero sobre todo, sé sincera contigo misma. No puedo reparar nada, si no se lo que está roto. 

— Es Fina... — lo miré. — Siempre fue Fina, Jaime...—

Lo que encontré en su mirada no se asemejaba a lo que me imaginaba. No mostraba sorpresa, asco... Su mirada solo reflejó derrota.

Se levantó lentamente quitándose el abrigo, para después servirse un vaso de whisky dándole un gran sorbo. 

— ¿Sabes...? — habló mientras miraba el vaso de whisky. — Lo peor de todo, es que no me sorprende. Vi... — se paró en secó. — Vi algo que no supe descifrar cuando ustedes estaban juntas. Cada vez veía más latente la incomodidad de Fina cuando estaba a tu lado. Cuando te daba un beso, o tan siquiera una suave caricia. Y como tú, no me dejabas ni siquiera darte un solo beso en la mejilla. — me miró de nuevo.—

— Jaime, nuestro matrimonio estaba roto antes de que llegara Fina a mi vida de esta manera. — limpié las lágrimas que seguían cayendo de mis ojos.—

— Si. — bebió otro sorbo de whisky. — Pero yo me quedé porque quería luchar por lo nuestro. Porque te amo, Marta. Estaba dispuesto a luchar con la sombra de quien fuera. Pero con la sombra de un hombre... — susurró esto último.—

— Te quise muchísimo, Jaime. — me levanté. — Pero Fina es todo...—

Cerró los ojos lentamente, mientras se limpiaba las mejillas.

— Me toca a mi moverme. — cerré los ojos sintiendo el peso de sus palabras en mi.—

— Gracias. — nos miramos. — Gracias por intentar entenderme. — el negó.—

— No lo hago, Marta. No lo entiendo, y quizás nunca lo entienda. Pero ahora sé que en este barco, no remamos hacia el mismo destino. Y eso jamás puede acabar bien.

Se acercó a mi, mientras me daba un suave beso en la frente antes de irse.

Estaba entrando a la habitación, cuando vi a Claudia acercándose a mi.

— Fina... — sentí sus brazos rodearme fuertemente haciendo que me derrumbara completamente... — Me tienes muy asustada. Por favor, dime que tienes.—

— Solo abrázame, Claudia. — me apretó más a ella si cabe.—

Poco después, tocaron la puerta de la habitación. 

— Voy a ver quien es, Fina. — Claudia se separó de mi, para encaminarse a abrir.—

Me senté en la cama, llevándome las manos a mi rostro.

— Doña Marta, ¿qué hace aquí? — dijo Claudia sorprendida.—

— Claudia, necesito que me dejes a solas con Fina. 

— Eh... Si... Si, claro. Por supuesto. Yo regreso más tarde... — segundos después, escuché la puerta cerrarse y como Marta ponía el pestillo.—

Sentí sus pasos caminando hacia mi.

— Fina... — cerré los ojos unos segundos sintiendo su voz. — 

— Esto ha sido lo más duro que me ha pasado después de la muerte de mi madre, Marta. — la miré cuando se sentaba a mi lado. — Por favor, no lo hagas más difícil... — limpié las lágrimas que corrían por mis mejillas.—

— Fina, mírame... — tomó mi mano entre las suyas acariciándola. — Mírame, por favor...—

La miré.

— Se lo he contado a Jaime. O más bien, me lo ha sonsacado. Te vio irse del despacho llorando. 

— Oh Marta... ¿Estás bien...? ¿Te hizo algo...? — la examiné con la mirada.—

— No... — negó. — No me hizo nada. Más bien, todo lo contrario. Sus ojos denotaron derrota. Derrota por un matrimonio que se ha acabado. — acarició mi rostro suavemente... — Se ha acabado. — inspiré profundamente cerrando los ojos ante sus palabras.—

Abrí de nuevo los ojos, para segundos después abrazarnos.

Este abrazo, sabía a pasado y a futuro. 

Un futuro en el cual, caminaríamos juntas.

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Espero que les haya gustado ;)