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Francesco

- Ricci – contesté al momento de levantar el teléfono.

- Francesco – escuché del otro lado – hasta el momento todo tranquilo en casa, sus padres han salido y ella se encuentra en su habitación.

- De acuerdo – le dije – llámame si hay algún cambio.

Sin más colgué y volví mi vista a los papeles que tenía frente a mí.

- ¿Todo bien con tu chica? – preguntó Riccardo.

- Nada de qué preocuparse – di la vuelta a la hoja.

- No entiendo – volví a escuchar – si no está en peligro ¿por qué le pones a uno de nuestros hombres?

- Eso no es asunto tuyo – me limité a contestar.

Necesitaba saber cualquier cosa que ocurriera con ella, aunque no estuviera en peligro, no podía permitirme bajar la guardia cuando ya tenían un plan equipado con ella y yo no estaba en él.

Me sorprende que su padre al dedicarse a lo que se dedica no le haya puesto un guardaespaldas las veinticuatro horas del día, pero supongo que ganando la cantidad gana no me sorprendería que pagara una fuerte cantidad de dinero para mantenerse en el anonimato o inmunidad.

La familia de Luciano estaba más que insistente de tener negocios con su familia que estoy seguro de que harían hasta lo imposible por no salir de su carril, y eso sería ofrecer a su hijo como voluntario no tendrían miedo de hacerlo.

- Sé que el expediente te dejó preocupado, pero tienes que entender que no puedes hacer nada en cuanto a esto – volvió a hablar – es su destino y no lo puedes cambiar.

- Su destino es el mío – lo miré – yo la reclamé primero.

- Pero ella no fue tuya primero – insistió.

- Pero lo será por siempre.

- No me lo puedo creer – susurró sonriendo – Te gusta.

- No me gusta – rugí.

Mentira.

- Joder – me sonrió – estás loco por ella.

- No es cierto.

Mentira.

- Todos estos años gritando a los cuatro vientos que no repetirías a nadie y morirías sin descendencia – pausó – parece que quisieras hacerle todos los hijos que quieras.

- Sigo sin quererlo.

Esa era más o menos otra mentira, las probabilidades eran cincuenta y cincuenta, pero con tal de crear más personas con ella daría por terminado el debate.

- Estas perdido.

Por fin levanté la vista sobre los papeles y lo miré serio, Riccardo ha sido mi mejor amigo desde que tenía memoria, su padre fue uno de los mejores hombres de mi padre y murió tratando de salvarme en unos de los muchos atentados que he tenido a lo largo de mi vida.

Meses después de la muerte de mi padre, habían intentado matarme, Alonzo tomó las riendas de La Manda y había anunciado que su único heredero sería yo, desde ahí él se había encargado que estudiara fuera del país y que mejor Italia, que era de dónde tenían a los mejores hombres entrenados de todo el mundo, conocí a Leonardo, el padre de Riccardo y se había convertido en mi guardaespaldas personal adoptándome como a un hijo.

Riccardo y yo nos acoplamos bastante criándonos como hermanos, cuando tenía doce años saliendo de mis entrenamientos nos emboscaron en el estacionamiento Leonardo pudo matar a unos, pero eran demasiados, en una ventana de oportunidad tomó de mi muñeca y me ocultó en el maletero de la camioneta.

Cara mia (Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora