POV ROMINA
Desperté temprano aquella mañana, al girar en la cama noté que mi celular estaba junto a la almohada, y entonces recordé que me dormí con la llama en curso y Agostina del otro lado. Supongo que oír su voz me ayudó a conciliar el sueño.
Me estiré, pero realmente no quería levantarme, estaba haciendo mucho frío para arrancar el día teniendo que salir a asentar la denuncia sobre lo sucedido el día anterior. Revisé mi celular para ver si tenía algún mensaje de la oficial, pero no había nada, imagino que tampoco existía razón para tener una notificación de ella. En fin, me levanté y tomé una ducha caliente. Elegí el outfit para el día: unos jeans celestes ripeados, mis favoritos, un suéter de lana color miel, las botas texanas, mi bomber verde militar y una bufanda blanca. Me coloqué colonia, bastante a decir verdad. Preparé mi bolso y salí.
El taxi me dejó en la oficina policial, y entré rápido pues no quería sufrir el cambio brusco de temperaturas. Al cruzar la puerta, ví a Spinelli sentada en su escritorio al otro de un vidrio. Levantó su rostro y ante el contacto visual sonreí, sonreí hasta arrugar mi nariz. No entendí por qué tan feliz, si al fin y al cabo el motivo de la visita no era para nada grato. Pero ahí estaba, sentía alivio de volver a verla, sentía tranquilidad a pesar de no haberme caído bien al principio. Hoy sentia, que en medio de tanta incertidumbre, ella traía un poco de luz.
Me dirigí hasta ella para saludarla, y está vez me tomé el atrevimiento de darle un beso en la mejilla, sin pensarlo demasiado. Su piel tan suave y su perfume amaderado casi me embriagan. Comenzaba a percatarme de detalles que hasta entonces me parecían insignificantes.
-Buenos días oficial -saludé.
-Puedes llamarme Agostina -dijo suavizando su rostro.
Veía otro semblante en ella, uno no tan serio, una mirada no tan brusca, y un tono no tan mandón.
-Bien- respondí- ¿Tomarás la denuncia o debo ir con otra persona?
-Yo la tomo, no hay problema - dijo con una sonrisa amable, con sus ojos achinandose.
-Perdón por lo de anoche- dije de pronto.
-¿Por lo de anoche?- contestó con dudas.
-Si, por haberte dejado al teléfono con la llamada en curso.
-Ah, eso- dijo haciendo una seña con su mano restándole importancia- no hay nada de qué disculparse.
Me invitó a tomar asiento, y comenzó a escribir en su laptop.
POV AGOSTINA
Al acercase hasta a mí, me estampó un beso en la mejilla casi sin pensarlo, y me encantó. Sentí su perfume invadirme: algo floral y muy dulce, mezclado al aroma de su cabello. Uf, así debe oler la primavera. Sonrió al verme a los ojos:
-Buenos días oficial.
-Puedes llamarme Agostina - sugerí. Me encantaba que de su boca salga mi nombre.
Me senté nuevamente, y la invité a hacer lo mismo en la silla frente a mi escritorio. Se quitó el bolso que traía y lo apoyo en su regazo, mientras yo escribía algunas cosas en la laptop veía de reojo que ella jugaba nerviosa con sus dedos.
-¿Diego Velázquez comentó algo mientras te acorralaba?
-inquirí-Pues si, dijo algo como "a fin estás sola", no sé a qué se refería exactamente, pues mi vida es prácticamente bastante solitaria.
-¿Y crees que existía algún motivo para que hiciera lo que hizo?
-Hace bastante tiempo, cuando nos conocimos, él intentó que tengamos algo- explicó - pero sinceramente a mí no me interesaba, y pese a ser clara, él continuó con los cortejos y halagos.
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Sombras del pasado (Agosmina)
RomanceAgostina, una policía e investigadora, y Romina, una arquitecta con trayectoria, cruzan sus vidas a través de un crimen que las involucra.