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La casa de Mark era mucho más grande que la de Donghyuck. Tenía un bonito jardín en la parte delantera y estaba en un barrio que se parecía mucho al del director. Lee llamó al timbre una sola vez y le dio la espalda. Iba a decir que nadie había contestado y que por eso se había perdido la primera clase. Pero antes de que pudiera salir corriendo, oyó que la puerta se abría... demasiado rápido.

- ¡Eh, Donghyuck! ¿Adónde vas?

- Esperaba que no abrieras esa puerta, Mark Lee. ¿Qué me dices? Podemos fingir que no escuchaste y que me fui. Lo cual no será realmente un fingimiento... - murmuró para sí mismo al final.

Mark se limitó a abrir más la puerta de su casa y se cruzó de brazos. Donghyuck suspiró frustrado y pasó de largo. Era una casa preciosa, con mucha luz entrando por las ventanas. Había demasiado silencio como para saber que el director o la madre y el hermano mayor de Mark estaban en casa.

- ¿No había nadie?

- No, mi hermano está en la universidad y mi padre no llegará a casa hasta las siete de la tarde.

- ¿Y cómo sabe que no vamos a hacer otra cosa que estudiar? - preguntó inocentemente Hyuck, mirando a su alrededor y pensando ya en saltarse la clase para hacer otra cosa.

- No lo hará... - Mark tampoco vio malicia en su sugerencia y lo observó mirando alrededor de su casa, nada discretamente. Donghyuck era así, estaba acostumbrado. - Pero vamos a estudiar, ¿vale? Revisa mis tareas y mis notas.

- Me parece muy bonito.

- ¿De verdad? - Mark estaba realmente sorprendido, Donhyuck nunca había utilizado una palabra tan suave para describirlo.

- No. Es como una cosa de niño de papá, es como un antojo. ¿Cuántos años tienes? ¿Nueve? ¿Y tu padre te da de comer? - Hyuck puso los ojos en blanco y suspiró. Era tan fácil engañar a Mark.

- Eres insufrible, Donghyuck.

- Pero mira, ¡aún te gusto! - El más joven siguió al otro Lee hasta su habitación y se detuvo en medio del cuarto para mirar el portarretratos que había junto a su cama con una foto familiar y el resto de la decoración hortera. - Si me hubieras enseñado esta habitación antes de decirme que era tuya, diría que es tuya.

- ¿Vas a decir algo malo de ella? - Mark abrió su portátil y se sentó en la cama. - Puedes hablar mal de las medallas de las ferias de ciencias o de los certificados al mérito expuestos en la pared de la escalera. También hay algunos de Taeil.

Donghyuck se sentó en la silla de su escritorio y lo miró en silencio. Si Mark quería parecer un desvalido, lo había conseguido.

- Tu vida es tan tópica y aburrida que me das pena...

- Gracias. - No se molestó en levantar la vista del ordenador para ver a Donghyuck.

- ¿Por eso? - Donghyuck cruzó las piernas y se inclinó hacia delante, apoyando el codo en la rodilla más alta.

- ¿Y qué? - Mark apartó la pantalla y la miró.

- Que estás interesado en mí. Porque soy nuevo.

Mark se fijó bien en él, en su pelo decolorado, los mechones de su flequillo, sus penetrantes ojos oscuros y los puntos esparcidos por su piel más oscura. Era extraño que sólo ahora se diera cuenta de las mariposas que sentía en el estómago. Donghyuck siempre le ponía un poco nervioso en clase, siempre parecía un poco inalcanzable.

Donghyuck le odiaba, por eso era inalcanzable. Tampoco tenía fama de enamorarse de nadie. Si no hubiera sido por todos los problemas entre él y sus amigos, Mark le habría llamado chico malo. Era fácil caer en sus conversaciones, sus coqueteos descarados y sus sonrisas traviesas. Donghyuck sabe que es guapo e inteligente y lo utiliza explícitamente en su beneficio. Pero hoy Mark no quería hablar de lo que sentía por él, no era buena idea. Tendía a estropearlo todo cuando se trataba de eso.

Buenos Chicos [JaeYong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora