1. Retorno

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Regresar a casa para muchos simboliza felicidad, para otros amargura.

En el caso de nuestra querida Love, regresar a casa de sus papás significaba retomar su vida donde la había dejado hace tres años. Era un sentimiento ambiguo de liberación y de fracaso, porque sentía que esa pausa que había hecho en su vida no tenía sentido ahora que estaba de vuelta en ese pueblo pequeño, y que ninguno de sus sueños se había hecho realidad.

Se sentía triste por fracasar, pero sentía su cuerpo ligero y en paz por la libertad que ahora saboreaba.

Se había mudado a Bangkok con quien decia ser el amor de su vida, su novio de 8 años con quien había crecido y mantenido una relación estable y próspera hasta que ya no lo era. Hasta que dormir a su lado se hacía insoportable, hasta que quedarse más tiempo fuera de casa para no verlo era satisfactorio, hasta que escucharle reir o hablar le causaba disgusto...

No era que lo había dejado de querer, simplemente ya no lo amaba, ya no lo deseaba, ya no se visualizaba a su lado. Ahora que lo conocía completamente, su mente ya no lo anhelaba. Ya en él no quedaba pizca del poeta que la habia enamorado.

Sin embargo, nunca se atrevió a tomar la decisión de dejarlo porque, despues de todo, él simpre había sido bueno con ella, por lo que ésta esperaba que el amor volviera a brotar en algún punto, o la falta de éste se hiciera costumbre.

"Creo que ya es hora de dejarnos ir" -fue él quién lo dijo mientras miraba al suelo y sus manos temblaban

Ella ni siquiera lo refutó, sólo lo aceptó. Lo abrazo lo más que pudo, y siguieron viviendo juntos hasta que tomó la decisión de regresar a casa de sus papás.

Heng era un caballero, nunca le pidió nada, incluso ofreció ayudarle a buscar un lugar nuevo y a pagar parte de la renta para que ella pudiera seguir haciendo castings, pero Love sabía que eso seria seguir posponiendo lo inevitable; su separación definitiva. Si debian terminar, debian hacerlo completamente y no seguir conviviendo porque aunque sus corazones ya no se conectaban, la añoranza por todo los momentos que habían pasado juntos los seguía uniendo.

Así que ahora, tres meses después, estaba ahí de pie en frente de la estación de buses analizando si la decisión que había tomado era la correcta. Su cabeza estaba bombardeada de miles de pensamientos, no podía evitar sentir vergüenza por no lograr nada de lo que se propuso a sus 25 años... ni siquiera casarse con Heng.

¡Piiii!

Rápidamente volvió a la realidad, cuando un motociclista que conducía apresuradamente casi le pisa los pies.

- ¡Imbécil! -gritó la peliroja con tanta fuerza que el motociclista la escuchó y solo sacó su dedo del medio en respuesta mientras seguía conduciendo

-¡Dios mio! ¿Estás bién? -la voz de su padre la sorprendió de repente -Acabas de llegar y ya te nos quieres ir de nuevo.

-¡Papá! -gritó Love enojada

Él la abrazó y su enojo se disipó. Despues de todo, era un abrazo sincero y tan lleno de tanto amor que no podía enojarse con su papá por bromear sobre algo que pudo haber sido una tragedia.

Su cuarto ahora era un museo de recuerdos de todo lo que le gustó en algún punto de su adolescencia y comienzo de adultez; posters de cantantes y de bandas, libros de romance y de suspenso. Fotos de sus viejos amigos, fotos de su amor... de su ex amor. Ya Heng no era su amor. Aún así, ver tantas fotos de ambos removió todo y no pudo evitarlo; lloró. Aceptó el llanto y dejo que la tristeza la abrazara. Love sabia que era necesario sentir el dolor.

Era normal, despues de todo sólo se habían separado hace tres meses pero su relación fueron 8 años infinitos. ¿Qué eran 3 meses a comparación de 8 años? Nada. O tal vez sí era algo, era el comienzo de una etapa nueva para su vida, solo que esta etapa estaba llena de dolor y confusión lo que le dificultaba ver lo bueno por el momento.

-¿Ya viste? -preguntó su mamá de pronto sacandola de sus pensamientos - Está todo como lo dejaste.

-Sí, muchas gracias -dijo mientras la abrazaba

A pesar de estar tres años por fuera, su mamá había mantenido su cuarto intacto, ni siquiera dejaba que su hermano pequeño tocará sus cosas. Despues de todo, para ella era importante que su hija supiera que tenía un lugar seguro donde volver siempre que así lo deseara.

-Aunque preferiría que hubieras botado todo -dijo Love mientras rompia en llanto

-Ay, cariño... -dijo su mamá mientras la abrazaba con ternura. Entendía que ahora ese cuarto estaba lleno de recuerdos de los que su hija se quería deshacer

- Tengo una idea -dijo alzando la cara de la peliroja para que la viera - vamos a comprar pintura y cosas para redecorarlo. Podrás tener un espacio nuevo.

Aunque estaba cansada, lo cierto era que Love ya no quería dormir en ese cementerio de remembranzas. Así que despues de almorzar se dirigió con su mamá a comprar lo propuesto. Como el clima no estaba tan caluroso y el sol estaba siendo amable, decidieron caminar, y justo cuando Love esta apunto de cruzar la calle al frente de su destino

¡Piiii!

¡¿Pero qué pasaba?! ¿Acaso el alcalde había pagado a alguien para que la atropellara? La misma moto morada con negro grande que casi cortaba sus pies en la estación de buses, parecía venir a cumplir su objetivo por segunda vez.

- ¡Imbécil! -gritó Love con tanta rabia

De nuevo, solo recibió el gesto obsceno por parte del motociclista.

- Cariño, tienes que ser más cuidadosa -la reprendió su mamá

- ¿Acaso es legal que conduzcan así de rápido en este pueblo?

- Aqui todos hacen lo que les da gana.

- Pff -suspiró Love intentando dejar atrás su frustración - Si veo a ese imbécil algún día, lo demandaré por doble intento de asesinato.

Su mamá solo se rio de las ocurrencias de su hija. Lo que no sabía era que
Love podía ser muy rencorosa si se lo proponía, y ya ese motoclista le estaba empezando a hervir la sangre.

A Medio Camino (MilkLove)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora