A Medio Camino (MilkLove)

18. Persona definitiva

Ya sólo restaba una sola persona con quien hablar, y Milk estaba completamente preparada para ello; ya no sentía miedo. Desde que Love estaba a su lado, se sentía invencible. Y aunque amase mucho a su padre, no estaba dispuesta a perder a su amada ahora que realmente podía decir que era su amada.

Milk se dirigió a casa del mencionado, tenía mucha seguridad en sí misma y estaba dispuesta a pelear con él si era necesario. No complacerlo por primera vez en su vida, no la convertía en una mala hija, tal como le había dicho Ciize. Cuando llegó a su destino, tomó un gran suspiro antes de abrir la puerta.

— Viniste en tu moto -dijo su padre acercándose a abrazarla

— Ajá, me hace ver cool -manifestó la pelinegra

Su padre sonrió, era la respuesta que Milk siempre daba. Sabía que su hija simplemente amaba conducirla porque ella misma se la había comprado.

— Pediré que nos preparen algo de comer -dijo Michael

Mientras cenaban, su padre preguntó por varias cosas relacionadas al trabajo. Milk también le comentó sobre cosas por hacer durante el mes y ya finalizando de comer, se animó a expresar lo que tanto quería decir desde un principio.

— Papá, no me voy a casar con Namtan.

El hombró levantó la mirada y asistió.

— Ya lo sé -dijo el hombre — los Tipnaree estaban un tanto enojados al respecto.

Milk miró sus manos, no podía sostener la mirada a su padre.

— Siento no poder hacer lo que me pides -dijo y resopló

Michael se levantó de su asiento, sacó la silla que estaba al lado de Milk y se sentó frente  a ésta.

— Dime, ¿Love vale la pena? -le preguntó el hombre

Milk levantó su mirada sorprendida.

— ¿Te dijo Namtan? -preguntó Milk

— No fue necesario -respondió el hombre negando con la cabeza — puedo ver como brilla tu aura cuando estás con ella.

Milk no se contuvó y se echó a reir en la cara de su padre.

— ¿Ahora eres sinestésico? -le inquirió sarcásticamente

— Un poco -respondió el hombre sonriendo — o quizás sólo reconozco tu aura porque percibía la mia de ese mismo modo cuando estaba con tu madre.

Milk sonrió ante el recuerdo de su madre y el amor profundo que ambos profesaron por el otro. Estuvo durante otras dos horas en casa de su padre, hablaron de muchas cosas, hasta de sus hermanos. Su papá reconoció haberlos perdido por sus muchas exigencias. No quería perder a su hija menos por lo mismo, al contrario, quería que todos volvieran a unirse.

La conversación con su padre había sido muy satisfactoria, ni siquiera pensó en que terminaría así. Ella se había preparado para lo peor; para  pelear, pero salió de esa casa sintiendose feliz y plena.

Antes de enceder su moto, llamó a Love

— ¡Hola! ¿Cómo fue todo? -preguntó la peliroja de forma ansiosa

— Voy a pasar por ti - le indicó Milk — no te quedes dormida.

Y así hizo, por suerte se había acostumbrado a llevar a un lado el casco que había comprado para Love.
Cuando llegó a casa de la peliroja, ésta la esperaba sentada en las escaleras de la entrada.

Love se despidió con un grito de sus papás y se subió en la moto.

— ¿Me vas a contar qué te dijo? -le preguntó mientras se acomodoba el casco