Empezaba entonces a tomar su café, mirándome de a ratos disimuladamente mientras le explicaba lo último en lo que estuve trabajando.
Monosílabos, gestos de asentir o negar, incomodidad. Decidí continuar en silencio hasta casi quedarme dormida.
Apagaron las luces del edificio, señal de que teníamos que irnos.
—Tengo mi auto a pocas cuadras. ¿Dónde vives? Yo te llevo.—Me adelanté a decir
Anya aceptó mi invitación. Curiosamente no estaba muy lejos de mi departamento.
Durante el camino ninguna mencionó una sola palabra, aunque sin ser incómodo. Más que nada me era intrigante. Ya había visto a mi compañera interactuar con otras personas y no era así como lo era conmigo.De lejos podía reconocer su voz en los pasillos, charlando acaloradamente sobre algún tema de su interés. Sonriente y siempre simpática con todos. Pero a mi no podía ni mirarme.
Acomodaba su cabello por detrás de la oreja y me observaba en silencio por muchos pero cortos periodos de tiempo mientras nos íbamos acercando al destino. Yo trataba de fingir que prestaba atención solamente al camino pero también la observaba.
La dejé en su casa, fui a la mía.
Apenas acomodo mis cosas detecto que tenía un mensaje sin leer. Un número que no tenía agendado. Miro su icono y tampoco decía mucho sobre mi interlocutor.El mensaje era un "hola" junto a un emoji.
Respondí. No era raro que eso sucediera. Era frecuente que personas de mi Universidad y de las distintas facultades con las que trabajábamos me escribieran para conocer más sobre mis proyectos. Lo di por hecho y contesté.El siguiente mensaje que me llega decía:
—Perdona que te moleste a estas horas. Solo quería disculparme por cómo me comporté hoy. No sé qué me pasa cuando te tengo cerca, que no puedo responderte cuando me hablas. No es mi intención. Hago lo que puedo. Espero que no lo tomes a mal. Nos vemos luego.
Creo que fue el mensaje más tierno que haya recibido en la vida. Con ese tono de dulzura y vulnerabilidad.
No hacía mucho tiempo de que ubicaba con certeza quién era Anya aunque ella mencionó que sabía de mí desde hacía tiempo.
En general habíamos podido interactuar muy poco y nada.Su mensaje me resultó tan íntimo y sincero que logró que esbozara una sonrisa. Me sentí halagada y hasta un poco sonrojada con la situación.
Le respondí que estaba todo bien y de algún modo un mensaje llevó a otro. Y así sucesivamente hasta que noté que casi estaba amaneciendo.
Me despedí. En pocas horas tenía que salir directo a mi trabajo de medio tiempo y luego a cumplir con mis obligaciones académicas.
El día pasaba con una lentitud casi espesa. Ya no tenía ganas de quedarme a la siguiente clase y era solo la primera.Entre nuestra conversación con Anya habíamos acordado volver al laboratorio aquella noche pero decidí cambiar de plan. Le avisé que no iba a estar, que si estaba disponible podíamos ver las planillas en mi casa y terminar temprano.
Aceptó así que la busque en las cercanías de su universidad.
Nuevamente el silencio entre nosotras. Aunque habíamos pasado horas y horas hablando sobre nuestras vidas, nuestros anhelos e intereses. Allí estábamos otra vez en silencio.
La invito a pasar y comienza a reírse.
—No sé qué me pasa, te juro que no lo sé. Otra vez me está sucediendo. Anoche sin embargo... no sé. Vas a pensar que soy una tonta. Pero no soy así
La disculpé y comencé a sacar temas que nos habían quedado pendientes. Sobre nuestras carreras principalmente. Ella me había contado que antes asistía a mi universidad y que incluso habíamos formado equipo en una materia. Ahora era yo la que parecía una tonta por no acordarme. Prácticamente quedamos a mano a través de nuestros incidentes.
—...Incluso recuerdo que ofreciste encargarte de la presentación. Ibas a pedirle ayuda a tu novia que es diseñadora gráfica
Quedé anonadada. Es altamente probable que yo haya sugerido eso. Seguro me refería a Lucía.
De a poco recordé aquella ocasión. Pero me ponía muy rosada de la vergüenza. Había nombrado a Lucía "mi novia".Aunque Anya no entendía mi nerviosismo me aproximé a explicarle que no es más mi novia y que de hecho nunca lo fue.
Finalmente terminamos hablando de todo menos de las planillas o el proyecto.Luego de nuestros incidentes iniciales (yo no recordándola unos años atrás y ella muteada cada vez que me veía) la conversación comenzaba a fluir con naturalidad.
Ya había caído la noche y nos habíamos dado un panorama bastante completo de quienes éramos, qué hacíamos, qué nos gustaba. ¡Todo lo que teníamos en común! Nunca antes me había pasado de coincidir tanto con alguien.
Ella también había terminado, pero más recientemente, una relación bastante larga y tormentosa. No pude ocultar mi asombro cuando la escuché nombrar con pronombres femeninos a su ex pareja.
Nunca antes había conocido a alguien hablar tan abiertamente y con tanta naturalidad sobre temas que para mi entorno por años fueron tabú.
Me causó muy buena impresión y admiración. Se escuchaba tan decidida y auténtica. Mientras más la conocía más quería saber de ella.
Nuevamente pasaron las horas sin haberlo notado. Tenía algo hipnotizante en su tono de voz que no me dejaba enterarme de la realidad. Se retiró bastante tarde.
Aunque la noche anterior no había casi dormido, tampoco podía conciliar el sueño. Repasaba una y otra vez nuestras charlas, sus gestos, su tono de voz, su manera de mirarme.
![](https://img.wattpad.com/cover/369099881-288-k249335.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Estímulo y Respuesta (GL)
RomanceLa autora plantea la necesidad de contar historias de amor entre mujeres. Amores bonitos y apasionados. De aquellos que te dejan sin aliento y que demuestran, ni más ni menos, que el amor no tiene género en absoluto, solo se trata de sentir. Ariana...