Pasaron varios días. Anya respetó el pedido de tiempo y me dio espacio sin preguntar demasiado. Sabía hasta mejor que yo que necesitaba encontrarme con el pasado y procesar lo ocurrido.
Mientras más pasaba ese tiempo percibí que aumentaban los sentimientos de culpa y me sentía avergonzada por mi comportamiento en nuestra última cita. Necesitaba reparar mis errores de alguna manera.
Admito que aquella situación me generó ciertas dudas.
Por más vueltas que le daba al asunto, sabía que era urgente tomar una decisión.
Por un lado, sabía qué esperar con Lucía, y de hecho era todo lo que llevó a alejarme. Por otro lado, tenía la oportunidad de explorar en lo desconocido de una nueva relación que me resultaba cada vez más atractiva.
De a poco la balanza iba registrando una clara tendencia y el camino a tomar empezaba a tornarse cada vez más claro.
Tenía algunos días libres y empecé a imaginarme con Anya caminando sobre la arena, con algún hermoso atardecer de fondo. Volví a proyectar mi futuro a su lado.
Reservé una casa a orillas del mar y le propuse a mi amada preparar valijas.
—Te extrañé, tardaste demasiado... Si, voy contigo a donde sea. Solamente dime qué necesito llevar.
Casi al instante se presentó frente a mi casa, demostrando a su vez que confiaba plenamente en mí.
Durante el vuelo tuvimos tiempo de aclarar lo ocurrido. Supo perdonarme, se mostraba muy comprensiva frente a mí situación
—Creo que puedo demostrarte que no te equivocaste al elegirme. Todavía tenemos algo pendiente entre nosotras—Me dijo mientras se mordía el labio y desviaba la mirada esbozando una sonrisa tímida.
Sabía exactamente a lo que se refería. Habíamos decidido empezar una relación sin apresurarnos. Disfrutando de cada etapa y conociéndonos mejor antes de pasar a un siguiente paso. Pero ya lo estábamos anhelando demasiado.
En pocas horas nos encontramos atravesando el umbral de aquella sencilla pero pintoresca morada caribeña. Me sentía aliviada de compartir otra vez tiempo juntas.
—Creo que necesito ropa más cómoda
Anya se acercó lentamente a mí y empezó a desabrochar mi camisa
—Descuida, yo te ayudo
Sin ni siquiera pensarlo demasiado, nos comenzamos a besar lentamente mientras nuestras prendas iban cayendo alrededor.
Nos íbamos acercando a la cama dando pasos casi al compás de las olas que se oían de fondo. Me dejé caer mientras observaba a mi compañera con muy poca ropa respondiendo a mis intenciones.
Empezaba a explorar mi piel, llegando cada vez más abajo. Tomé su mano y la dirigí hacia el lugar donde empezaba a necesitar sentirla.
Sus movimientos me hacían agitar al punto de que mis piernas se acomodaron en señal de invitación. La pude sentir como nunca antes y no podía evitar moverme cada vez más rápido.
Me estaba entregando totalmente a ella, dejándola hacer lo que quisiera pero ya no soportaba más. Me estaba llevando al límite.
Reservé el aliento por un instante pero todo empezó a detonar cuando sentí su lengua rozando mi boca. Mi cuerpo se estremeció al punto de temblar, dándole paso a un sonido que le indicó a mi compañera su victoria.
Me tomó solo un momento dar vuelta la situación. Anya se encontraba en un punto máximo de tensión aún sin haberla tocado.
Me apresuré a recorrerla con la boca. Mis labios y mi lengua pasaron por cada rincón de su cuerpo. Podía escucharla disfrutar libremente hasta llegar a destino.
Nos abrazamos en silencio mientras íbamos recobrando el aliento de a poco.
Anya se alejó como para retener ese momento en sus pupilas. Nos miramos a los ojos y ambos pares se empezaban a cubrir de brillo.
Acortó el espacio entre nosotras y comenzó a besarme el cuello, deteniéndose para dejar escapar un susurro en mi oído
—Te amo Ari
—...
—...
—Yo también te amo
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Estímulo y Respuesta (GL)
RomanceLa autora plantea la necesidad de contar historias de amor entre mujeres. Amores bonitos y apasionados. De aquellos que te dejan sin aliento y que demuestran, ni más ni menos, que el amor no tiene género en absoluto, solo se trata de sentir. Ariana...