Factor homeostático

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Eventualmente hice mi aparición en la reunión con viejos amigos. No quería estar allí.

Me quedé con la sensación de irme con los labios vacíos. Quería concluir lo que comenzó.

No podía concentrarme en nada de mi alrededor. Me invadía el recuerdo del aroma del perfume de Anya. Nunca habíamos estado tan cerca como para apreciarlo de ese modo.

Que dulce se sentía. ¿Ese aroma me quedará al besar su piel? ¡Qué ganas de retroceder el tiempo y tomar otra decisión!

De pronto me descubrí con un montón de gente que me era prácticamente desconocida. Un lugar al cual ya no pertenecía ni me sentía a gusto. Tampoco quería ser el centro de atención y estaba sucediendo.

Nadie entendía por qué me alejé. Volvía a la dinámica del secreto, del silencio, del tabú. Dentro del imaginario del grupo yo había quedado en la posición de despreciar amistades de años "sin motivo". Cuando la verdadera razón de haberme apartado estaba en el balcón fumando un cigarrillo.

Aparentemente nada estaba aclarado y todo era igual.

Salía del baño ya con intenciones de irme cuando me cruzo a Lucía en el pasillo. A solas por primera vez en mucho tiempo.

Me quiso tomar de la cintura mientras vigilaba a nuestro alrededor. Automáticamente di un paso al costado y traté de seguir camino.

Me vuelve a interceder cuando le digo que me quiero ir. Como había llegado con ella quería llevarme de vuelta.

Ya quería que ese día terminara. Después de alguna que otra discusión finalmente estábamos camino a mi casa.

Yo no hacía más que mirar hacia afuera. Lamentando el curso de ese fatídico día en silencio.

Ya llegando, desabrocho el cinturón de seguridad pero la puerta aún está cerrada. La conductora pareciera no tener interés en dejarme ir todavía.

—Realmente quisiera que las cosas vuelvan a ser como antes. Creo que por fin me siento preparada. Estoy dispuesta a enfrentar lo que sea por ti. No quiero tenerte lejos otra vez.

—Con todo respeto Lucía. Ya superé todo esto. Lamento si no pude esperarte. Hoy lo vi más claro que nunca. No creo que podamos volver a ser amigas y otro tipo de relación tampoco quisiera tener

—Te busqué porque nada es igual desde que te fuiste de mi vida.
Decía Lucía entre sollozos y con la voz totalmente quebrada...

En todos los años de amistad y de pareja no la recuerdo en ningún otro momento tan sincera con sus sentimientos. Pero ya era muy tarde.

—Creo que ya tengo que irme. De verdad lo lamento mucho pero espero que encuentres a alguien más que pueda corresponderte

—Es por esa chica. Lo sé. Vi como estaban tan cerca cuando te pasé a buscar y me morí de celos. Justo cuando volví a buscarte tenía que pasar...
Y seguía llorando fuertemente

—Es por esa chica si. Y también por mí. Merecemos una historia feliz ambas, no nos volvamos a enredar con esto. Creo que todo estaba muy bien así.

Y finalmente nos volvimos a despedir. Esta vez definitivamente.

Solo esperaba que ella pudiera solucionar sus propios asuntos. Yo hacía mucho tiempo ya los tenía resueltos.

Podía ver claramente la necesidad de aquella dinámica a reestablecer todo como solía ser. Aquella desesperada resistencia a los cambios. La búsqueda de permanencia a como dé lugar.
Necesitaba romper con eso inmediatamente y no volver a caer en la trampa de los círculos viciosos que en mi vida se llamaban Lucía.

Estímulo y Respuesta (GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora