Emboscada de estímulos sensoriales

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Aquella noche no podía dormir. El desvelo ya se me estaba haciendo una mala costumbre.

Otra vez me encontraba intercambiando mensajes con Anya. Contándole todo lo ocurrido en la fiesta y después.

Ella siempre acompañaba lo que me ocurría por más que de la cuasi ex se tratase. Sabía que ante cualquier cosa ella era mi contención y compañía. No tenía dudas.

Sin embargo, me interesaba mucho más charlar sobre lo que nos había quedado inconcluso.

De pronto la conversación empezó a tener otro tinte y empezó a subir poco a poco de tono. Aquella situación de respiración entrecortada y fragancias dulces invitaba al deseo.

Conocíamos nuestras intenciones, todo comenzaba a hacerse más explícito.
Hacía tiempo ya que nos veniamos aguantando las ganas.

—Ya que nos quedamos charlando hasta tarde otra vez. ¿Por qué mañana no retomamos en mi casa y hablamos hasta quedarnos dormidas?.

Necesitaba proponérselo
Ya no teníamos obligaciones académicas. Incluso era fin de semana. Nos disponíamos a tener el día solo para nosotras.

Anya se presentó cerca del medio día a mi puerta. Yo recién me estaba levantando así que desayunamos juntas. Me saludó con un beso en la mejilla y volví a sentir su perfume.

Mientras tomábamos café no podía sacarle la vista de encima. Me saboreaba en silencio.

Fui a terminar de arreglarme al baño, y al salir alguien me tomó por la cintura. Casi como un deja vu de la trágica escena de la fiesta de cumpleaños. Pero en ese momento era todo muy distinto. Yo se lo estaba permitiendo y respondiendo de la misma manera.

Volvimos a tenernos cada vez más cerca y nuevamente nos encontrábamos en aquella burbuja de sentidos. Sólo nosotras en aquel pasillo ya iluminado por algunos de los más fuertes destellos del sol.

Me detuve un momento para mirar su boca más cerca que nunca mientras sentía que su cuerpo se iba inclinando hacia mí al punto de recostarme contra la pared.

Acaricié suavemente su cuello con las yemas cada vez más tibias de mis manos y pude sentir como nos derretíamos en un beso.

El momento era perfecto. Lo que tanto anhelabamos y orquestamos incluso por mensajes la noche anterior. Sus labios sentían encajar perfectamente con los míos que de a poco iban apretando suavemente todo a su paso.

De a poco iba sintiendo como me comían la boca con tanta pasión y deseo, como nunca antes. Así como me hipnotizaba su voz, descubrí que también lo hacían sus labios.

No podía dejar de besarla. Incluso haciendo intentos de alejarme un poco, en segundos me volvía a encontrar con alguna pequeña mordida.

Estaba sintiendo mi piel cada vez más caliente. La mano que tenía rodeando su cuello volvió a su cintura y con ambas manos la apretaba contra mí.

Trataba de reprimir mis más profundos impulsos y no apresurarme. Quería disfrutar de esos momentos de una forma medida y consciente.

Pude alejarme finalmente, dándole un pequeño beso como si fuese un punto y aparte.

Respondiendo con una pequeña sonrisa, Anya se dispuso a abrazarme mientras apoyaba su cabeza en mi hombro. Estuvimos bastante tiempo sumidas en esa pequeña comunión de sentidos.

Pasamos el resto de la tarde tomadas de la mano, hablando de nuestros intereses y de la cotidianidad. Cumpliendo con lo propuesto estuvimos hablando hasta quedarnos dormidas.

Cuando desperté ya estaba oscureciendo. Me invadía hasta quedar adormecida el dulce aroma del perfume de mi compañera. Quien ya había despertado antes; me tenía envuelta con una de sus piernas. Permanecía con su cabeza apoyada en mi pecho y haciendo garabatos con su dedo índice desde mi cintura hacia el ombligo una y otra vez.

No la interrumpí, me agradaba la sensación. Por mi parte comencé a jugar con un mechón de su cabello lo que le advirtió que ya había despertado.

—Estaba esperando a que despertaras para despedirme. Me gustó pasar el día juntas.

Nos besamos otra vez acercándonos al umbral de la puerta y se retiró.

Quedé para ir a cenar con Mar esa noche. No podía evitar mostrarse con ojos enormes y atentos cada vez que dejaba escapar detalles de lo que fueron esos días.

Estímulo y Respuesta (GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora