La llegada

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Los altavoces ya avisaban del aterrizaje, se miraron sin saber que decir y a la vez con varias ideas de conversaciones que no eran capaces de empezar. Hasta que Juanjo dio el paso.

- Quería preguntarte algo. ¿La boda a la que vas... dónde es?

- Ah, es en Puebla de la Sierra, al Norte

- WoW, si, muy bohemio

- ¿Y la tuya? ¿Dónde es?

- Navalcarnero... Mira esos cúmulos, son las mejores nubes, lo único que es exactamente igual a como lo dibujan los niños

- ¿Tu familia no son monigotes hechos con palos? La mía sí.

- Eso me gustaría verlo

- Lo siento, no se conoce a la familia hasta la quinta cita

Ahí estaba otra vez esa broma, ese pique, que a Juanjo cada vez lo ponía más nervioso. Sabía que no era nada personal, que probablemente Martin hubiera hecho esa broma otras mil veces con otras personas, pero el sentía, y quería pensar, que en ese instante era diferente.

Bajaron del avión, y el destino pareció ponerse en contra, pues los controles eran más exquisitos que de costumbre, y separaron a nuestros protagonistas en dos filas. De nuevo, Juanjo tuvo la iniciativa de hablar.

- Oye, dame tu teléfono.

- Vale

- Este es mi número, mándame un mensaje.

- Bien

- Nos vemos fuera

Y así, Juanjo desapareció entre la multitud.

De un momento a otro, Martin sintió un fuerte golpe en la espalda y un peso cayendo sobre él. Cuando se quiso dar cuenta, estaba tumbado en el suelo ya que una señora se había tropezado y había acabado justo encima de él.
El chico vio todas sus cosas desperdigadas por el suelo, aplastadas, y también vio su móvil roto.
Y aunque podía parecer una situación que pondría a cualquiera de los nervios, Martin solo pudo pensar en que no llegó a guardar el número de Juanjo.

- ¡Joder! ¡Mierda! Y para colmo llego tarde.

Salió del aeropuerto y cogió un taxi. De camino al hotel dónde se hospedaba su padre, recibió una llada de este.

- Hola papá, ya estoy en el taxi camino al hotel.

- ¿Cuánto vas a tardar? Llegas tarde Martin. El tiempo pasa y tú sigues igual.

- Estamos a media hora. Lo siento.

- Vale, te espero aquí, estoy deseando verte hijo.

Y tras eso, colgó, pues Martin no sería capaz de decir lo mismo de su padre, no era verdad.

A pesar de los inconvenientes, la boda solo empezó 10 minutos tarde, duró 52 minutos y 18 segundos, hubo 760 flores, 4 damas de honor y 48 sombreros.
El sacerdote habló demasiado tiempo, se contaron 7 chistes, 4 historias conmovedoras y la palabra AMOR se dijo 12 veces.
El 31% de los invitados lloraron de emoción, se intercambiaron 2 anillos y un caballero de honor, no dejó de pensar en el chico del avión.

La probabilidad del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora