Capitulo 12

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Presente
Noviembre, 2026

Era la noche antes de su siguiente patrulla. La cantina estaba llena, y se había sentado con Zayn en una de las mesas, guardando las distancias con el par de mujeres que les habían ofrecido las sillas vacías que quedaban a sus lados. Mientras escuchaba a su amigo lamentarse sobre lo rápido que Cosmo estaba creciendo, él revolvía con desgana la sopa en su plato y echaba miraditas constantes hacia la puerta.

La única cara conocida que vio aparecer tras ella fue la de Shane. El chico entró con una enorme sonrisa y con un libro lleno de papeles sueltos en su interior, y se acercó a ellos con tanta alegría que casi no parecía que hacía apenas unas semanas tenía roto el corazón.

Supuso que en la charla del otro día, Niall se lo recompuso. Ventajas de aquellos que sí sabían mantener una conversación sin hacer más daño al otro, suponía.

—Hola, Shane —saludó Zayn en cuanto el chico se acercó—. ¿Hoy no trabajas?

—No, hoy solo vengo a cenar y... a cumplir promesas —Shane le miró a él, ladeando la cabeza hacia el libro en sus manos—. Si todavía quieres que te enseñe.

Louis rió un poco, asintiendo con la cabeza.

—Sí, claro.

Shane sonrió emocionado, y dejó el libro en la esquina de la mesa antes de marcharse a por su propia cena. Comieron juntos, y cuando terminaron, Louis y Zayn empujaron sus platos a un lado para prestarle atención.

El chico se pasó un buen rato enseñándoles a hacer alguna que otra figura, entre ellas, la famosa flor que hizo para Niall. Zayn no tardó en pillarlo, pero a él le costó más de un intento. La mesa ya estaba llena de hojas rotas y arrugadas cuando al fin logró construir una florecilla medianamente decente. Se dio por satisfecho, y se la puso a Zayn en el pelo para que la luciera.

—¿Cómo está Niall hoy? —preguntó Shane en algún punto, desdoblando con distracción una de las tantas flores mal hechas que Louis había dejado por ahí.

—Sigue en la cama —respondió—. Aunque uno de los médicos ha empezado a venir por las mañanas para obligarle a mover la pierna.

—Creo que voy a ir a verle otra vez mañana.

—Mientras no le lleves las flores que ha hecho Louis... —se burló Zayn.

Él no hizo más que rodar los ojos.

. . .

Diez minutos después de las ocho de la mañana, se encontraba arrastrándose hacia la puerta norte con la mochila al hombro y cierta inquietud en el pecho. Llegaba tarde a la patrulla de aquel día, pero aun así no aceleró. No sentía que hubiera muchas probabilidades de que su compañero estuviera allí.

Sin embargo, una vez llegó a los establos se encontró con Anty, que no hizo más que negar con la cabeza mientras le indicaba en un gesto dónde estaba su caballo. Luego a Bruno, que tan solo le reprochó el haber llegado tarde. Ninguno de los dos destacó la ausencia de nadie, y él se arrastró hacia los boxes exteriores con el ceño medio fruncido.

Primero localizó a Shadow, que rascaba el suelo con nerviosismo, atado en contra de su voluntad en uno de los postes. Luego echó un vistazo al muro; las puertas estaban abiertas y todas las parejas parecían haberse ido.

Excepto la suya.

Sintió un tirón sutil en el corazón cuando distinguió la espalda de Harry desde lo lejos, meciéndose a lomos de Alabama, que pateaba en el sitio con impaciencia.

—Venga, anda. —La voz de Bruno le hizo girarse. El chico le tendía un rifle y las riendas de su caballo.

Soltó un suspiro, se echó el rifle al hombro y subió a su caballo. Shadow trotó con alegría hasta la puerta, y él apretó los labios con incomodidad mientras se acercaba a Harry y Alabama.

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