Capítulo 11

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Presente
Noviembre, 2026

Perdió de vista a Harry tan pronto como cruzaron el muro. La gente se arremolinó al instante alrededor de Niall, y Louis no pudo hacer más que quedarse a su lado, respondiendo por él las preguntas mientras echaba vistazos nerviosos sobre los hombros de todo el mundo.

Entre dos cuidadores, se llevaron a Niall a la enfermería. Les siguió el paso casi por inercia, mirando hacia atrás a cada segundo por si acaso lo veía aparecer por algún lado, y resistiendo al impulso de dar media vuelta y quedarse a buscarlo.

Pero dejaron atrás los establos al instante, y de inmediato se encontraron a las puertas de esa enfermería que, en los años antes del brote, solía ser el gimnasio de un colegio de primaria. El médico que les recibió no le dejó pasar mientras le curaban, así que no le quedó otra que quedarse fuera, solo, sentado en el alféizar de una ventana a ras del suelo y con la cabeza convertida en un hervidero de pensamientos que no pudo alejar de Harry.

. . .

Issam llegó a la enfermería en mitad de una crisis nerviosa. Louis ya se encontraba junto a Niall, ambos detrás de la cortina que ocultaba su camilla, cuando escucharon sus zancadas furiosas haciendo eco en las paredes del pequeño pabellón. Su voz acalorada interceptó al médico que acababa de atenderles hacía menos de un minuto:

—¿Dónde está el niño?

—Por allí  —respondió el hombre—. Está bien, no te preocupes.

Louis se asomó por el filo de la cortina y ubicó a Issam al instante. Él ya se encontraba acercándose veloz, con el ceño fruncido en una expresión preocupada. Anty iba con él, siguiéndole a un paso más lento, pero con el mismo semblante de preocupación. Parecía preparado para hacer preguntas, como cada vez que ocurría cualquier incidente durante una patrulla.

Issam fue más rápido:

—¿Cómo está? —le preguntó, un paso antes de llegar a la camilla. Se lo volvió a preguntar directamente a Niall en cuanto lo tuvo dentro de su campo de visión—: ¿Cómo estás?

Lo analizó de arriba abajo, y sus hombros se relajaron un poco. Sin contar la venda que envolvía su muslo, Niall estaba visiblemente sano. Su cara volvía a tener el color de siempre, y sorbía más que encantado de un vaso de zumo de uva. Se encogió de hombros, despreocupado.

—Todo lo bien que se puede estar después de unirte al club de los lisiados.

Issam dejó caer sus hombros, cambiando momentáneamente su semblante preocupado por uno de desaprobación.

—No hagas esos chistes.

—No es ningún chiste. Me han pegado un tiro en serio.

Anty vio el momento perfecto para comenzar su interrogatorio:

—¿Quién? —cuestionó, adueñándose de un taburete junto a la camilla.

Louis, que hasta ese momento no estaba atendiendo del todo, reconectó por completo con la realidad. Y respondió antes de que su amigo pudiera siquiera abrir la boca.

—Un tirador —dijo. Niall le miró con las cejas alzadas, y él carraspeó antes de continuar—: Desde la montaña.

—... Con una puntería malísima, cabe destacar. —Niall chasqueó la lengua, mirándole de reojo hasta posar por completo la mirada en Anty—. Estaba entre el segundo y el tercer punto de control, pero no vimos su posición exacta.

Anty asintió, cruzándose de brazos.

—¿Y Andrea?

Niall suspiró.

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