VI

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El cielo estaba naranja, el sol se estaba ocultando y hacia mucho frío

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El cielo estaba naranja, el sol se estaba ocultando y hacia mucho frío.

Miraste el letrero de Espíritus y Demás desde el otro lado de la calle. Viste como una estudiante de secundaria salía del edificio. ¿Reigen también da consultas a adolescentes? Te Preguntaste a ti misma.

No estabas muy segura de lo que estabas haciendo. Reigen te había pedido que vayas a su oficina después del trabajo, pero no te dijo para que.

Suspiraste y caminaste hasta la puerta de entrada para poder ver las escaleras que llevaban a la oficina de tu viejo amigo.
Viste la puerta y la golpeaste. Toda esta situación te hacia recordar a cuando Volviste a ver a Reigen después de años.

"¡Adelante!" Escuchaste la voz de Reigen desde el otro lado. Te preparaste mentalmente y entraste tímidamente.

Reigen se encontraba en su escritorio centrado en su pequeña laptop.

"Hola, Reigen." Saludaste. Él levanta la mirada y te regala una bella sonrisa.

Se levanta de su asiento y cierra su laptop para luego acercarse a ti.

Carajo, estabas muy nerviosa.

Reigen te miró con una sonrisa de complicidad. "Oh, pensé que no vendrías", admitió con una leve risa. "Parecías un poco indecisa cuando te lo mencioné. Me alegra verte aquí."

Su comentario te hizo sonreír  nerviosamente.

"Quizás debí avisarte que estaba en camino..." Te rascarte la nuca.

"No te preocupes, T/N." Hace una pausa y se apoya sobre su escritorio con los brazos cruzados.

"¿Como te ha estado tu día?" Reigen te hace esa pregunta con una expresión amigable, esperando que te sientas cómoda para conversar. Te sientes un poco más relajada al notar su actitud tranquila.

"Bueno, ha sido un día bastante ocupado en el trabajo", respondes, intentando sonar casual. "Pero estoy bien, gracias por preguntar. ¿Y tú? ¿Cómo ha estado tu día?"

Esperas que esta conversación casual te dé tiempo para entender por qué Reigen te pidió que vinieras y qué es lo que quiere discutir contigo.

Reigen sonríe y se apoya un poco más en su escritorio. "Mi día ha estado bastante tranquilo, la verdad. Solo algunas consultas aquí y allá", responde con calma.

A medida que hablas con Reigen, notas pequeños gestos familiares que te hacen sentir una conexión con él. Tal vez sea la forma en que se apoya en su escritorio o cómo su mirada se ilumina cuando conversan.

Recuerdas momentos compartidos en el pasado, risas compartidas y consejos dados. Aunque han pasado años desde la última vez que se vieron, parece que esa conexión todavía está presente, aunque de una manera sutil y no tan obvia.

Lo Que Nunca Fuimos | Reigen Arataka x Lectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora