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"Taka..." llamaste su atención suavemente, inclinándote hacia él. Antes de que pudiera responder, tomaste una servilleta y con un gesto tierno, limpiaste el trozo de su mejilla. "Siempre tan desordenado cuando comes ramen." añadiste con una risa ligera, disfrutando de la pequeña broma.
Reigen se quedó quieto por un segundo, sorprendido por el gesto, pero luego sonrió con calidez.
"Bueno, no todos podemos ser tan perfectos como tú." bromeó, sus ojos brillando mientras tomaba un pequeño trozo de verdura con sus palillos. Sin decir más, lo acercó a tu boca, ofreciéndotelo.
Te sorprendió la acción, pero no dudaste en abrir la boca para recibir la comida que él te ofrecía.
El gesto era simple, pero lleno de cariño, y no pudiste evitar sonrojarte un poco mientras masticabas, saboreando no solo la comida, sino también el momento compartido.
Ambos continuaron comiendo y charlando, la conversación fluyendo naturalmente entre bromas, recuerdos y pequeños gestos de afecto que llenaban el aire con una energía cálida y reconfortante.
No importaba cuántas veces se repitiera esa escena, cada vez se sentía como la primera, con esa mezcla de emociones y sentimientos que solo parecían crecer más con cada segundo que pasaban juntos.
Un par de horas después, ya no estaban en el restaurante, sino caminando por las calles de la ciudad, lado a lado, sin prisa alguna.
La brisa nocturna jugaba con tu cabello mientras conversabas, susurrando bromas y palabras cargadas de un sentimiento que ambos conocían demasiado bien.
Había una corriente subterránea de tensión, un coqueteo suave y constante que hacía que cada paso se sintiera como una danza.
Llegaron a la puerta de tu casa, y por un momento, el tiempo pareció detenerse. Te volviste hacia él, y tus ojos se encontraron. En esos segundos, todo quedó claro. No querías que la noche terminara.
Lo deseabas. Lo deseabas de una manera que te hacía temblar de anticipación.
"¿Quieres pasar?" Las palabras salieron de tus labios más como un susurro que como una pregunta.
Reigen te miró, sus mejillas ligeramente sonrojadas, pero sus ojos llenos de la misma intensidad que sentías en tu propio pecho. "Sí." respondió, su voz ronca y cargada de deseo.
Apenas cruzaron el umbral, te diste la vuelta, tomando su rostro entre tus manos y besándolo con toda la pasión que habías contenido hasta ese momento.
Reigen se sorprendió, pero solo por un instante, antes de devolverte el beso con la misma ternura y deseo.
Tus manos comenzaron a explorar su cuerpo, sintiendo cada línea, cada parte bajo la tela de su traje.
Reigen te tomó por la cintura, masajeando suavemente antes de dejar que sus manos se deslizaran hacia tu trasero, apretándolo con firmeza.
Un suspiro escapó de tus labios ante su toque, y el beso se volvió más desesperado, más hambriento.
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Lo Que Nunca Fuimos | Reigen Arataka x Lectora
FanficT/N Suzoki es una joven adulta con una vida aburrida. Al terminar su jornada laboral, se encuentra con su ex compañero de trabajo; Reigen Arataka. Totalmente sorprendida, empieza a seguirlo hasta lo que parece ser una oficina. ¿Qué será de la vida...