2 | Un nuevo deseo ataca

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Percy sabía que apuñalar a un Dios no era una ofensa ligera, de hecho se esperaba toda clase de monstruos atacando para evitar que regresara con Annabeth al campamento, sin embargo, nada había perturbado su camino, un poco de paranoia estaba asaltando su mente, ya que para él era casi imposible salir al mundo mortal sin ser atacado.

A pesar de ello, Percy se sentía aún más extraño por la facilidad con la que había resuelto esta misión, podría decir con toda seguridad que esta era la cruzada más fácil en la que había estado. Horas más tarde se encontraba en la entrada del campamento, miraba a su alrededor esperando una emboscada de algún tipo.

-Percy -exclamó la voz de Grover saliendo del campamento-, ¿qué estás haciendo aquí?, Annabeth dijo que saliste en una misión ayer.

-Lo hice -respondió tranquilizando un poco, ya estaba en su hogar, con sus amigos y su hermosa e inigualable novia.

-Fuiste en una misión ayer y hoy ya estás de regreso -dijo Grover más en un tono de pregunta que de afirmación.

-Sí, en realidad, no estuvo nada complicado, creo que hasta un novato lo habría podido hacer, lo importante es que ya estoy de regreso -dijo Percy rodeando a su amigo con el brazo mientras ambos se apresuraban a entrar.

-Creo que a Annabeth le dará mucho gusto saber que estás aquí tan pronto y en especial que no metiste la pata como sueles hacer -comentó Grover mientras se acercaban a la cabaña de Atenea.

-Yo también me sorprendí de mí mismo, de hecho hasta antes de poner un pie en el campamento pensé que me iban a emboscar, además de que...

Las palabras del semidiós murieron en su boca al ver como su novia salía de su cabaña en dirección a él, tenía una amplia sonrisa. Sin poder evitarlo, Percy se fijó más de lo habitual en la figura de su novia, por alguna razón sus largas piernas le parecieron mucho más sensuales, noto como sus pechos saltaban mientras corría a él.

Al colisionar sus cuerpos, Percy sintió que iba a entrar en combustión espontánea, de pronto sintió la imperiosa necesidad de besarla y llevarla a la intimidad de su cabaña y quería sentir la suavidad de su cuerpo completo, por lo que atinó a abrazarla con más fuerza de la que ella lo abrazó a él, para después bajar sus manos a sus muslos y hacer que sus piernas rodearan su cintura.

-Tienen público, chicos -Grover comento algo incómodo, no es que él no los hubiera visto antes abrazados o dándose uno cuantos besos, pero ahora por la forma en la que el semidiós acariciaba las piernas de la rubia hacía que se sintiera muy incómodo, pues ponía en duda las intenciones inocentes de su amigo.

Annabeth intentó bajarse de su novio, pero este lo impidió al aferrarse más a ella.
-¿Me extrañaste mucho, sesos de alga? -pregunto al ver que Percy no tenía intenciones de soltarla.

-No sabes cuánto, así que si me disculpas me apoderaré de tus labios ahora mismo. -Al acabar la oración y sin importarle que Grover estuviera presente, el semidiós presionó sus labios contra los de su novia.

El ambiente del momento se empezó a poner muy incómodo para los espectadores, y en especial para Grover, pues debido a su conexión con Percy estaba empezando a sentir como fuertes oleadas de deseo se desprendían del hijo de Poseidón dirigidas hacia la rubia.

-Chicos -dijo tratando de que la situación pasara desapercibida-. ¡Percy Jackson! -Exclamó dándoles un fuerte codazo, pues sus amigos se estaban acercando a ellos.

-Percabeth está cariñoso hoy -comentó Leo con gracia mientras veía como Annabeth se bajaba de Percy-, deberían buscarse una habitación.

-Sería una buena idea -comentó Percy para todos-. ¿Nos vamos? -preguntó a la semidiosa, aunque el resto de los presentes también lo escucharon, lo que los dejó sorprendidos a todos.

Normalmente, cuando Leo hacia ese tipo de comentarios, todos lo ignoraban, por lo que para todos era sorpresa esa respuesta, en especial para Annabeth, así como el beso intenso que le acababa de darle, además de que tenía la sospecha de que mientras él la tenía cargada le había tocado el trasero, solo que no estaba segura de sí lo imagino o si realmente sucedió.

Por lo que decidió apartarse un poco de su novio, no era bueno para ninguno de los dos estar tan cerca en este momento, por alguna razón empezaba a tener calor. Todos pasaron del comentario de Percy y decidieron ir al comedor, era hora de comer algo, el ojiverde al notar la intención de que su novia de no sentarse con él procedió a realizar un pequeño berrinche y empezó a prometer cosas solo para que ella estuviera a su lado.

-¿Qué fue eso? -preguntó la rubia al estar sentada en la mesa de Poseidón con su novio a su lado.

-¿Qué fue qué? -pregunto inocentemente.

-Lo de la entrada Percy -respondió algo tímida por lo sucedido.

-Te extrañé mucho Listilla -dijo como si eso fuera suficiente respuesta.

-Solo fue un día -alegó.

-No quiero ni volveré a estar tan alejado de ti tanto tiempo -dijo posando su mano en el muslo de la rubia y dando un ligero apretón.

-¡Percy! -Exclamó ella apartando su mano.
-¿Qué? -preguntó.

-No puedes andar tocándome a la vista de todo el mundo, sesos de alga -regaño ella.

-Está bien -él sonrió-, de ahora en adelante solo lo haré en privado.

La venganza de HédoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora