Por un momento, Flores se sintió cautivado por su presencia. No pudo resistirse a inclinarse para hacerle un cumplido directo, un hábito común entre los Feynapotterianos masculinos.
"Hoy es mi día de suerte al encontrarme con una dama tan bella. ¿Podría tener más suerte invitándola a una copa?"
Los ojos de la mujer parpadearon y una sonrisa se dibujó en sus labios. Ella sacudió suavemente la cabeza, indicando que su oferta no era aceptada.
Sin inmutarse, Flores quiso decir algo más, pero notó que la expresión de la mujer se enfriaba, lo que le impulsó a retirarse a su asiento.
En los instantes siguientes, alternó entre robar miradas a la figura de la mujer, vestida con una sencilla camisa y unos esbeltos pantalones negros, y observar el borde de su vaso, viéndolo rozado por sus húmedos labios rojos.
A Flores se le calentó el cuerpo y se le secó la boca. Cuanta más cerveza bebía, más difícil le resultaba saciar la sed.
Finalmente, la mujer terminó su Manzan de oro claro, colocó el vaso alto sobre la barra del bar y se marchó con elegancia en medio de la relajante y elegante música.
Flores se acercó apresuradamente, sacando un tejido blando que había ganado popularidad en los últimos años. Limpió el borde de la copa de vino, donde acababan de rozar los labios de la mujer.
Luego, dobló el pañuelo, escudriñando meticulosamente los alrededores del taburete del bar. Recogió unos cuantos cabellos largos de color lino, asegurándolos en el pañuelo.
Al terminar esta tarea, Flores se percató de la presencia del camarero y de los casi veinte clientes masculinos que lo rodeaban, todos con una mirada crítica compartida: "¡Pervertido!"
Flores no fue la única víctima del encanto de la mujer: se extendió a todos los hombres y algunas mujeres del bar. Todos ellos habían sido testigos de sus pervertidas acciones.
A pesar de las miradas acusadoras, Flores mantuvo la compostura y se marchó como si nada hubiera ocurrido.
¡Juró no volver nunca más a este bar!
Sin embargo, no se arrepentía de sus actos.
En el camino de vuelta al apartamento, el corazón de Flores latía de expectación, alimentado por la promesa de ganancias. Aceleró el paso, aunque el sentido práctico le imponía una velocidad más comedida.
Al llegar a su residencia, corrió las cortinas y sacó del compartimento de su maleta un viejo cuaderno de tapas amarillentas.
En su interior, una nota moteada contenía un complejo vocabulario que no pertenecía a ninguna lengua del Continente Norte, acompañado de numerosas instrucciones en Highlander.
Flores colocó con impaciencia el pañuelo que contenía el cabello y la saliva de la mujer sobre el cuaderno. Luego retomó la nota moteada, recitando las intrincadas y peculiares palabras con marcada pronunciación.
"Naboredisley..."
Este era el encantamiento de amor que Flores había encontrado.
Con el nombre verdadero, la fecha de nacimiento, objetos estrechamente relacionados o fluidos corporales como la carne y la sangre, podía introducir el médium en su cuaderno y recitar el conjuro siete veces, obligando al objetivo a enamorarse irrevocablemente.
Flores había esperado pacientemente el momento oportuno para orquestar la caída y lesión de Salah, la hija de Pedro. Su oportuna ayuda no solo había cultivado gratitud, sino que también había facilitado la extracción de su sangre, cumpliendo las condiciones para el conjuro de amor.
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LOTM 2: Círculo de Inevitabilidad Parte 4
AcciónSeñor de los Misterios 2: Círculo de Inevitabilidad (Parte 4). En el año 1368, a fines de julio, un carmesí profundo descenderá de los cielos.