Cinco sentidos

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Después de lo poco ocurrido en la noche anterior Simón y Whilelm se quedaron durmiendo después de unos minutos, un poco incómodos al principio pero se fueron acostumbrando durante toda la noche.

8:10 AM

Whilelm

Ya llevaba despierto desde las 7:30 de la mañana, pues el desayuno del colegio era a las 7:00 y resulta que se quedó dormido igualmente.

Ahora ya no iba a encontrar ni las migajas.

Estaba viendo su celular, revisando algunas redes sociales. No había despertado a Simón para no molestarlo; además, Simón se iba a su casa después de que terminaran las clases, lo cual significaba que iba a estar casi todo el día en el instituto. Mejor para Wilhelm. Qué buen comienzo de día: Simón a su lado y él estaba de buen humor hoy.

8:25 AM

Después de un buen rato, Simón comenzó a moverse y a despertarse poco a poco. Tras unos minutos, abrió los ojos y vio que Wilhelm estaba con su celular, ya despierto obviamente.

Simón habló:

-¿Qué hora es? -. Volteó al segundo y respondo

-Buenos días, Simón -. Me quedó mirándolo durante unos segundos, analizando que se veía muy bien recién despierto.

-Whilelm, te habló -. Habló, no de buen humor.

-Ah, cierto, la hora... Son las 8:25.

-¡¡¿Qué?!! Wilhelm, ¿cómo que las 8:25? El desayuno... ¡maldita sea! -. Simón se levantó rápido y casi se cae por el mareo.

Wilhelm notó su enojo y alcanzó a agarrarlo del brazo antes de que cayera al suelo.

-Hey, tranquilo. Está bien, es mi culpa por no despertarte, pero yo también me quedé dormido.

Simón se quedó mirándolo, analizando cada detalle de su cara.

Entraba mucho sol por la ventana; al parecer, Wilhelm ya había abierto las cortinas porque anoche él las había cerrado. Se veía muy bien cada detalle de Wilhelm en su cara. Tenía pecas y eso le resaltaba más con el sol. Sus lunares y sus ojos color miel eran una de las partes favoritas de Simón, pero entre tantas cosas, los ojos de Wilhelm siempre serían su parte favorita. Siempre lo hipnotizan con una sola mirada, cada vez que miraba a Simón lograba ponerlo nervioso en todo momento, por eso eran una de las cosas favoritas que tenía Simón de Wilhelm. Le gusta sentir esos nervios que provocan las miradas y palabras de Whilelm. Él sabe que entre tantas cosas que le dice, no todas son palabras de solo amigos.

-Ya sé que soy guapo, pero tampoco es para que me mires así -. Dijo Wilhelm sarcásticamente.

Simón volvió a la realidad ya que, de tanto mirarlo, ni siquiera había notado que Wilhelm lo tenía agarrado del brazo para que no se cayera.

-No es para tanto -. Dijo Simón.

-¿Qué? ¿No soy guapo entonces?

-Eso no fue lo que dije -. Habló Simón con un tono bajo, apenado.

-¿Y entonces? -. Dijo Wilhelm ansioso.

Es solo un amigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora