En las Sombras del silencio.

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En el pueblo, donde la noche susurra
secretos oscuros, y el bosque murmura,
creció un niño, sus pasos inciertos,
su corazón cargado de ecos y recuerdos.

En la casa, entre gritos y llantos,
un padre y una madre, con sueños quebrantos,
discusiones al viento, su amor hecho trizas,
mientras el niño escuchaba, con lágrimas y risas.

El bosque guardaba un secreto sombrío,
un recuerdo oculto, un destino vacío,
tras aquel día, sobreprotección exagerada,
padres con billetes, una vida enmascarada.

Un abuelo sabio, de valores rectos,
enfrentó a su hijo, con palabras de efectos,
"¿Qué clase de padre? ¿Qué madre insensata?"
Mientras el niño observaba, su alma desatada.

En el río, el abuelo llevó al niño,
una casa de locos, su corazón herido,
pecado, dolor y resentimiento profundo,
la verdad en discordia, un secreto inmundo.

Una mujer, llena de ira, enfrentó al pasado,
un maldito de barba, su rostro desgastado,
"¡Eres un pervertido, un asqueroso infame!"
Mientras otro, impotente, sentía el clamor en su sangre.

El arma apuntaba, un momento de tensión,
verdades reveladas, cruel confesión,
una persona, no muerto, un engaño cruel,
mientras el viejo confesaba, su verdad cruel.

"Estuve en la cárcel, por su traición,
quería mi dinero, no su perdón,"
y así, entre gritos y lágrimas deshechas,
la verdad salió, como veneno en las flechas.

En un camino oscuro y tortuoso,
junto a alguien, en un coche silencioso,
sus pensamientos vagaban, en mares profundos,
sobre padres corruptos, enredos inmundos.

La silueta en la sombra, el miedo palpaba,
una noche de tormenta, la duda reinaba,
alguien sospechaba, un nombre siniestro,
un juego macabro, un secreto funesto.

Buscaba, respuestas en la niebla,
una madre cómplice, su mente en tinieblas,
"¿Es cierto, que mi madre traicionera?"
Los recuerdos oscuros, una verdad certera.

En la noche fría, los lobos aullaban,
los secretos flotaban, las sombras brillaban,
un amanecer gris, el aire resoplaba,
el viaje continuaba, el miedo no acababa.

La vida de una persona, una desgracia marcada,
un sermón de madre, una amenaza desalmada,
un hombre enmascarado, un disparo mortal,
una escena de terror, en un cuento infernal.

"Ve con ella," dijo, su voz llena de odio,
mi madre fría, su rostro sin alboroto,
"Las dejaré esta vez, pero no siempre será así,"
un susurro siniestro, un destino gris.

El pueblo guarda sus secretos en sombras,
las vidas marcadas, las almas en sombras,
una historia de dolor, en un camino sin fin,
un poema de tristeza, donde el silencio es el fin.

En las sombras del silencio, donde los ecos mueren,
vive un niño, su alma sin rumbo, sus pasos que hieren,
una historia escrita con lágrimas y sangre,
donde el amor y el odio, en susurros se encuadran.

En las calles del pueblo, desiertas y frías,
camina el niño, buscando alegrías,
sus ojos vacíos, su alma cansada,
llevando consigo una carga pesada.

Los días pasaban, el sol apenas salía,
las noches eran largas, la tristeza crecía,
las risas se fueron, el silencio reinaba,
en el corazón del niño, la esperanza menguaba.

En un rincón olvidado, donde el viento cantaba,
un viejo amigo, del bosque surgía,
"Ven conmigo," dijo, "te mostraré un sendero,
donde los sueños perdidos renacen sin miedo."

El niño dudó, sus pasos temblaron,
pero el amigo insistió, y juntos avanzaron,
a través de la espesura, entre sombras y luces,
descubrieron secretos, enfrentaron las cruces.

Un lago escondido, de aguas cristalinas,
reflejaba el cielo, historias divinas,
el niño sonrió, por primera vez en años,
sentía en su pecho romperse los daños.

"Este lugar es tuyo," dijo el amigo,
"un refugio de paz, un rincón bendecido,
aquí puedes llorar, gritar tus dolores,
dejar que el agua limpie tus errores."

El niño se arrodilló, las lágrimas fluían,
el lago las tomaba, las penas se iban,
y en ese momento, de pura claridad,
el niño encontró su verdad y su paz.

En el pueblo, las sombras comenzaron a desvanecer,
los secretos oscuros, la luz hizo ceder,
los padres enfrentaron su culpa y su miedo,
y el amor perdido encontró un nuevo credo.

La casa, antes llena de gritos y llantos,
se llenó de risas, de sueños altos,
los muros se pintaron con colores vivos,
el dolor se fue, los recuerdos nocivos.

El bosque, ya no sombrío, cantaba de alegría,
y el niño, ahora joven, vivía su fantasía,
con su amigo al lado, el pasado quedó atrás,
mirando al futuro, sin miedo, en paz.

Unos, unidos por el dolor,
aprendieron juntos el valor del perdón,
el engaño se desvaneció en la bruma,
y el abuelo sonreía, desde su tumba.

En su coche avanzaban,
dejando atrás las sombras que los atormentaban,
sus corazones sanaban, sus mentes encontraban,
un nuevo amanecer, donde sus almas se liberaban.

En el pueblo, donde la noche ya no susurra,
y el bosque canta, la esperanza murmura,
vive un joven, sus pasos firmes,
su corazón lleno de luz, sus sueños libres.

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⏰ Última actualización: Oct 18 ⏰

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