El sol se filtraba entre las casas, pintando el paisaje con tonos dorados y sombras ominosas. Jenn caminaba por las calles de un pueblo devastado, con una mochila al hombro y una mirada feliz en su rostro. Tarareaba una melodía para mantener el ánimo mientras buscaba provisiones.
Al llegar a una tienda saqueada, Jenn no pudo evitar suspirar. Aunque las estanterías estaban casi vacías, aún había algunas bolsas de papas y latas de comida esparcidas por el suelo. Se agachó para recoger lo que pudo encontrar cuando un ruido la hizo levantar la vista.
Un grupo de supervivientes entró en la tienda, con rostros cansados y miradas temerosas. Jenn los saludó con una sonrisa, tratando de transmitir calma en medio del caos.
Jenn: Hola, ¿Cómo están todos?
Pero su sonrisa se desvaneció cuando los supervivientes notaron la mordida en su brazo y el extraño color morado de sus ojos. Instantáneamente, el pánico se apoderó de ellos.
Supervivientes: ¡Tenemos que irnos! ¡Está infectada!
Jenn intentó explicarles que no representaba una amenaza, pero fue en vano. Los supervivientes salieron corriendo de la tienda, dejándola sola una vez más en medio del desastre.
Con un suspiro resignado, Jenn continuó con su búsqueda de provisiones.
Jenn salió de la tienda justo a tiempo para presenciar cómo los supervivientes a los que había saludado antes huían desesperados de una horda de infectados. Un destello de determinación brilló en sus ojos.
Sin dudarlo, Jenn miró el Omnicodex y lo activó.
Jenn: Es hora de... umm.. bueno, algo se me ocurrirá.
Con un destello de energía, se transformó en Overheat y se lanzó hacia la horda con valentía. Sin embargo, su inexperiencia con las habilidades alienígenas la llevó a chocar contra el suelo. Se levantó rápidamente, decidida a enfrentar la amenaza que se avecinaba.
Los supervivientes, atónitos y aterrados, observaban desde la distancia, horrorizados a los infectados y la criatura de fuego en combate.
los supervivientes aprovecharon la distracción para huir una vez más.
Entre golpes y llamaradas, Jenn lanzó una potente ráfaga de fuego.
Jenn(Overheat): ¡Es hora de convertirlos en carne asada!
Esta redujo a los infectados a cenizas, dejando un rastro de destrucción en su camino. Los trozos de carne chamuscada volaron por el aire, mientras Jenn reía.
Después de asegurarse de que la amenaza había sido neutralizada, Jenn se volteo hacia los supervivientes y preguntó.
Jenn(Overheat): ¿Están... bien?
Sin embargo, para su sorpresa, no había nadie allí.
Una sensación de soledad la invadió mientras observaba el paisaje desolado a su alrededor. Jenn se detuvo un momento, apoyándose en una pared mientras observaba el cielo con expresión pensativa.
Jenn(Overheat): Como sea...
Decidió dirigirle una pregunta al Omnicodex.
Jenn(Overheat): Oye, reloj, ¿cómo lo hice?
La respuesta del Omnicodex fue rápida pero limitada.
Omnicodex: Los Pyronitas pueden producir calor de su cuerp...
El Omnicodex solo podía responder información básica sobre los aliens. Pero debido a la mente desequilibrada de Jenn, ella interpretó el comentario del Omnicodex como un elogio.
Jenn(Overheat): Sí, yo también creo que lo hice bien, quitando la parte en la que choque.
Jenn se destransformó de Overheat y se dirigió hacia su mochila, recogiéndola antes de continuar su camino. Sin embargo, no sabía que alguien la estaba vigilando.
Una pequeña rata, casi imperceptible, observaba desde las sombras con una diminuta cámara en su cabeza. La criatura, siendo controlada por el Dr. Animo, el Dr. estaba fascinado por el hecho de que Jenn no se había convertido en un infectado. Además, estaba intrigado por la capacidad de Jenn para transformarse en criaturas que él nunca había visto antes con la ayuda de su reloj.
Dr. Animo: Esto sí que es interesante...
Una sonrisa siniestra se extendió por el rostro del Dr. Animo mientras observaba la pantalla con atención.
Continuará...
