Capítulo 9: juego de las cartas.

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—¡Míralas! Pronto serás madre y dejarán a sus hijos al cuidado de otra mujer, a la que sus hijos reconocerán como verdadera madre, mientras ellas echarán la culpa a la maternidad de su carencia de tiempo, mientras van al gimnasio, van de compras y hacen viajes —exclamó Ángela desde la distancia mientras disfrutaba del sol de la tarde.

Aunque fácilmente pude discutir con Ángela, mis pensamientos estaban en lo agradecida que estaba que no hablaran de Mathew y de mí.

Milagrosamente, una mano divina, o más bien Elena, difundió un rumor que resultó cierto: Anie estaba embarazada de dos meses, pero ni se le notaba. Todas la felicitaron y se peleaban por ser la madrina.

—Tengo más as bajo la manga si pasa algo más, pero no abuses —advirtió Elena bajando sus lentes de sol.

— ¿De qué hablan? —preguntó Ángela curiosa.

—De la menstruación —dijo Elena restándole importancia al asunto.

—si no me quieren contar no insistiré, estoy tranquila y no quiere manejar conspiraciones, ya luego les sacare de sus problemas como siempre

Ángela volvió a recostarse sobre la reposera.

—No sé cómo seguimos siendo amigas de Mónica, ha cambiado tanto —dijo Elena de pronto observando a las chicas de lejos.

—Sí, antes era cruel, ahora solo... —Ángela arrugó los labios— es cruel, pero no de la forma bonita.

—¿Ser cruel puede ser bonito? —le dije.

—Solo mírame —respondió Ángela— se necesita inteligencia.

—Al parecer, los inicios de su transformación vienen desde George —dijo Elena, cambiando de tema.

—¿Qué quieren decir? —dije.

Nos detuvimos por unos breves segundos para contemplar el mar de mujeres que rodeaban a Anie. Mónica, siempre en el centro de atención, charlaba animadamente con todas, pero a su lado giraban constantemente Laura, Patricia, Gabriela y Deby. Ahí estaban, aquellas dos, las mismas que me habían susurrado en el baño que no era la elección ideal para Alex. Aún podía sentir el peso de esas palabras en mi corazón, generando una sensación de malestar que me invadía. ¿Cómo Mónica podía tenerla de amigas?

Sí, Mónica había cambiado, y era evidente. Pero no precisamente de una manera amigable. Su egoísmo consciente y aplastante se manifestaba sin disimulo alguno.

—Fuiste tú quien los presentó, debes saber más —me dijo Ángela.

— Si esperas sacar algo turbio de mí, Ángela, te decepcionarás. Todo ocurrió como suele suceder cuando alguien se enamora.

Ella se aburrió de mi respuesta y soltó un suspiro.

¿De verdad no tienes nada más que contar? — preguntó con desinterés.

—George la conoció y ambos se enamoraron a simple vista.

¿Él te lo dijo? Eran amigos, ¿no? — preguntó Ángela, curiosa como siempre, levantó una ceja.

—No, pero me lo supongo. Después de que se conocieron, siempre salían juntos y dejamos de vernos a menudo —dije apoyando mi rostro sobre ambas manos—como era de esperar.

—Hubieses sido el mal tercio, bien por ti Vivian, que no te enamoraras de George —dijo Ángela tomando un bebida y entonces Ángela me lanzo una vista corta llevándose la botella de cola a los labios

Perfecto Engaño de Amor +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora