Capítulo 13: Confusiones

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El impacto fue como un latigazo de realidad que la hizo temblar.

El agua estaba fría, un contraste brutal con el calor del día. Vivian nunca había aprendido a nadar. El pánico se apoderó de ella en cuestión de segundos. Sus brazos se movían frenéticamente, intentando aferrarse a algo que la mantuviera a flote, pero no había nada. El agua la envolvía, empujándola hacia abajo, mientras su corazón latía con una fuerza desmedida. Cada vez que intentaba respirar, solo conseguía tragar más agua, y sus pulmones ardían con una mezcla de desesperación y falta de aire.

El miedo la paralizaba. Era una sensación primitiva, un instinto de supervivencia que la hacía luchar con todas sus fuerzas, aunque sus movimientos eran descoordinados y torpes.

De repente, un fuerte chapoteo resonó cerca de ella, sacudiendo su conciencia envuelta en el miedo. Alguien había saltado al agua. Vivian percibió el movimiento a través de las ondas que distorsionaban su entorno.

Sin embargo, de entre la confusión y la oscuridad, fue consciente del sonido, un estallido que rompió la barrera del agua. Sintió la cercanía de otro cuerpo al notar unas manos que la rodearon, llevándola consigo. Ella se aferró instintivamente a esa ayuda inesperada. Las manos del desconocido la sostuvieron, proporcionándole el impulso necesario para emerger a la superficie y recuperar la respiración.

Matthew la depositó con delicadeza en el césped.

El aire fresco chocó contra su rostro, llenando sus pulmones con una energía renovada, aunque también con una sensación de ahogo persistente. Tosió violentamente, expulsando el agua que había tragado, su cuerpo temblando aún por el impacto del frío y el miedo. En medio del caos, sus ojos se encontraron con los de su salvador, alguien que había saltado sin vacilar para rescatarla. Se aferró a esa presencia reconfortante, sintiendo una gratitud inmensa y abrumadora que llenaba cada fibra de su ser.

Pero había algo más que sus ojos notaron, algo que provocaba un palpitar acelerado en su pecho. Una intensa mirada sobre ella, cargada de una extraña calidez, generaba una sensación que hizo que su piel cosquilleara y su corazón latiera con fuerza, una mezcla de temor y ansias.

Matthew la observaba con preocupación, sus ojos reflejando una genuina inquietud por su bienestar. Su ceño ligeramente fruncido revelaba el grado de preocupación que sentía.

— ¿Estás bien, Vivian? —preguntó Matthew voz grave.

—Sí —respondió Vivian.

Los ojos oscuros de Mathew reflejaban ansiedad, sus cejas gruesas y sus labios, habitualmente relajados, mostraban una leve tensión.

—¿Estás bien? —preguntó nuevamente con calidez, aunque con un dejo de preocupación en su tono, mientras sostenía a Vivian con cuidado después de ayudarla a llegar a la orilla.

Vivian asintió, aún recuperándose del susto, con un rubor rosado tiñendo sus mejillas. Al cruzar miradas con Mathew, sintió cómo su respiración se detenía, como si él ejerciera un dominio sobre ella. Los ojos de él, cargados de una intensidad singular, despertaron un torbellino de emociones en su interior, una sensación inexplicable que aún no lograba comprender del todo.

—Gracias, Mathew —logró decir.

Una sonrisa iluminó el rostro de Mathew, atrapando la atención de Vivian. Deteniéndose, observó cada rasgo de él, permitiendo que su mirada se perdiera en los detalles de su rostro viril. Sus rasgos, esculpidos con precisión, reflejaban una combinación armoniosa de fuerza y suavidad. Una ligera sombra de barba en su mentón añadía un toque de masculinidad a su apariencia, complementando perfectamente su cabello oscuro. Podía perderse en aquel rostro que emanaba un aura de confianza tranquila, pero existía el tiempo, y la realidad no permitía detenerse demasiado en aquel momento.

Perfecto Engaño de Amor +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora