Capítulo 15: A la Defensa

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—¿Y qué te parece, Agatha? ¿Es una chica linda? —preguntó Carlo.

—A mí me gusta más esa chica, la del cabello corto y de labios carnosos —respondió Arturo con una sonrisa encandilada, mientras su mirada se perdía en la distancia, tratando de formar una imagen mental de la mujer de la que estaban hablando.

—¿Ángela? —preguntó Rodrigo, curioso, inclinando su cabeza ligeramente hacia un lado.

—¿Así se llama? —levantó sus ojos Arturo con interés, como si el nombre por sí solo fuera suficiente para enamorar a cualquiera—. Hasta su nombre es hermoso.

—Sí, no me equivoco. Siempre anda con una chica rubia y otra de color castaño. Si a esa te refieres, es Ángela —aclaró Rodrigo, llevando la copa a sus labios y disfrutando de la calma de la mañana que se extinguía y desplegaba ante ellos.

—Es diferente al resto de chicas y tiene algo en esos ojos... —Rodrigo había perdido momentáneamente el habla, absorto por la belleza de la mujer en su mente.

—Sí, es preciosa, eso nadie lo niega —añadió Rodrigo con una sonrisa maliciosa, dejando un matiz de intriga en el aire—. Amigo, si quieres divertirte, adelante.

Las palabras de Rodrigo, que podrían haber sembrado dudas en la mente de cualquiera, no hicieron mella en Arturo. Estaba acostumbrado a la malicia que a veces se escondía detrás de las palabras de su amigo y no se dejaba influenciar por sus insinuaciones.

—Me parece que... —dijo Arturo con voz vacilante, mientras su mirada se perdía en pensamientos profundos. El hombre de alta estatura y de cabello dorado mostraba un encanto palpable mientras consideraba la posibilidad de que su interés por Ángela fuera más que pasajero—. Creo que podría ir en serio.

El hombre a su lado, Rodrigo, con su cabello negro y ensortijado cayendo sobre su frente de manera desenfadada, lanzó una sonrisa socarrona.

—Ángela es bonita y atrevida, eso nadie lo niega, pero, amigo, si buscas algo serio, deberías mirar a otras chicas. Ángela es una mujer complicada —advirtió Rodrigo.

—Me gusta lo complicado —respondió con determinación Arturo.

—¿No lo sabías, Arturo? Ángela es conocida por ser... bastante dada a los placeres.

—Creo que eres demasiado bondadoso, Rodrigo —dijo el tercer hombre, que había permanecido fumando y tenía los ojos ámbar.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Arturo, consternado.

—No te hagas el ingenuo —dijo el que fumaba, exhalando una bocanada de humo con desenfado—. Es una mujer fácil, y yo sé mucho de eso de ella —agregó Rodrigo con su mirada directa y sin rodeos.

Vivian, que estaba muy cerca y había escuchado con impasibilidad aquella pequeña charla, junto a una acompañante que también se había detenido, no pudo contener los latidos de su corazón al sentir que algo reconocible la asediaba nuevamente. Los recuerdos del pasado inundaron la mente de Vivian, recordándole una situación similar en la que no se había defendido cuando hablaban mal de ella, y la culpa la estaba consumiendo.

Vivian tomó una respiración profunda, reuniendo valor, y se aproximó decidida a Rodrigo. Su determinación crecía a medida que se acercaba a la conversación que sabía que debía tener.

—Rodrigo, no puedo creer lo que acabo de escuchar —dijo Vivian, acercándose a Rodrigo con resolución en sus palabras y expresión—. ¿Cómo te atreves?

—Vivian, no sabía que estabas aquí —respondió Rodrigo, mostrando sorpresa en su rostro.

—No puedes hablar así de Ángela, y tú —señaló al tercer hombre con una mirada intensa— tampoco tienes derecho. Ella no merece que la tratéis de esta manera —afirmó Vivian con voz segura, sintiendo la tensión en su cuerpo aumentar a medida que se convertía en la defensora de su amiga. Sus palabras resonaron en el aire, como un desafío a la injusticia que había presenciado.

Perfecto Engaño de Amor +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora