Four.

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Sergio quería algo.

Max lo sabía, estaba completamente seguro de que su esposo le iba a pedir algo, no por nada le había preparado su desayuno favorito, además de que no le había gritado en todo el día, primero pensó que alguna fecha importante se le había pasado, pero después de checar su calendario se dio cuenta de que no era así.

Aunque era evidente que su esposo quería pedirle algo, no es que Checo sea una persona frívola que apenas y le demuestra cariño, claro que no, él es todo lo contrario. Sin embargo, el mexicano tenía un carácter de armas tomar por lo que no había día en el que no lo regañara o le gritara por algo que no había hecho, así que ese comportamiento era algo extraño.

Decidió ponerlo a prueba, luego de terminar el desayuno se metió a la ducha dejando su ropa tirada en el suelo de la habitación, sabía que ese enojaría al rizado y eso era exactamente lo que quería, averiguaría de una vez por todas si su marido sí quería algo o tanto plomo ya le había afectado la cabeza creándole alucinaciones, así que lo hizo, incluso le agregó "su toque" desacomodando la cama que el mexicano recién había tendido.

Cariño, me podrías pasar mi toalla, es que la deje en la cama!- Le gritó desde el baño para asegurarse de que su marido entrara a la habitación.

-¡Voy!-

Lo escuchó cuando entró, se tardó un poco más de lo normal, Sergio le llevó su toalla incluso le había llevado una muda de ropa.

-Gracias mi vida, te amo.- Le dijo fingiendo inocencia.

-De nada, solo seca el piso cuando salgas.-

No hubo gritos, no hubo regaños, aunque conocía a su esposo y sabía que se estaba aguantando el coraje. Bien, Max tenía razón, definitivamente algo iba a pedirle.

Pasó toda la tarde preguntándose que sería lo que le pediría ¿Dinero? No, no cree si bien Checo trabajaba porque nunca le había agradado la idea de depender de alguien más, también era consciente de la existencia de una cuenta bancaria a su nombre donde mes con mes Max le depositaba una buena suma para lo que él quisiera y el mexicano ya había hecho uso de ella en varias ocasiones por lo que el dinero quedaba descartado. ¿Permiso? Era obvio que no, era su pareja, no su dueño, no necesitaba permiso para ir a donde se le plazca, además de que el rizado nunca le pedía permiso, él solo le avisaba para que en caso de alguna emergencia supiera donde encontrarlo ¿Un nuevo teléfono? No creía, era algo relacionado con el tema del efectivo. ¿Ropa? No, definitivamente eso tampoco era.

Ya era hora de la cena y el castaño solo movía su comida de un lado a otro del plato, en un gesto nervioso. Max sabía que por fin se había animado a decirle que era lo que quería y solo se preparaba mentalmente para ello.

-Hay algo que quiero pedirte.- Sergio le dijo un poco bajo. -No es nada material.- Aseguró inmediatamente, como si eso fuera un problema para él.

-Dime chaparro.- Le contestó mientras fingía que no había sospechado nada. -¿Qué sucede?-

-Es sobre Yuki...- Bien, definitivamente era algo totalmente distinto a todo lo que él imaginaba. -Es que verás van a operar a su abuelo y él no tiene donde dejar al pequeño entooncesmepreguntosipodíadejarloconmigo.- Su esposo habló tan rápido que no fue capaz de entender que era lo que quería decirle.

-Más despacio, por favor.- Le sonrió para tranquilizarlo. -No puedo entenderte si hablas tan rápido, pecas.-

-Es que van a operar a su abuelo y no tiene donde dejarlo, así que me pidió si podía cuidar a Yuki, solo serán dos semanas para que el señor pueda recuperarse, no le he dicho que sí solo le comenté que te preguntaría.- Se escuchaba nervioso, como si temiera que él se negará. -No es un mal niño, es muy bien portado pero no se si tu te sientas cómodo de que él esté aquí, yo me haría cargo de todo, hasta de sus gastos solo es que tu aceptes.-

-¿Cuándo llegaría? ¿Crees que sea buena idea comprar una cama más pequeña o es mejor poner a nivel del piso la del cuarto de invitados?- Los ojos del rizado se iluminaron. -Debo esconder bien todas las armas y daré la orden a mis hombres de que nadie puede venir, todos los asuntos serán tratados en la sede para que no se asuste por los desconocidos...- Un beso fugaz fue dejado en sus labios.

-¡Gracias! No tienes idea de lo mucho que significa para mí.- El menor le dijo. -Tenía tantos nervios de que te negarás y Yuki tuviera que ir a una guardería o algún lugar donde no lo tratarán bien.-

Y a Max en serio que no le molestaba que el niño estuviera ahí con ellos, es más, él se aseguraría de que se sintiera cómodo y seguro en la casa, el y Checo se encargarían de hacerlo sentir querido. Porque era algo que su pecoso deseaba, algo que le estaba pidiendo y él era consiente de que cualquier cosa que le pidiera se la daría, todo con tal de verlo sonreír.

Sergio le había contado que Yuki no tenía padres, su mamá había muerto al dar a luz y el padre nunca quiso hacerse cargo del menor, por lo que el único responsable era su abuelo, un señor viudo y mayor que ponía todo su empeño en cuidar de su nieto y que tenía que seguir trabajando para poder mantenerlos, por eso Yuki llegaba tan temprano a la escuela y era de los últimos en irse. También sabía que su esposo se había ofrecido a ayudarles económicamente a ambos pero el mayor siempre se había negado, esta era la primera ocasión en la que le pedía su apoyo.

Además de eso el hecho de que se refería al mexicano como "papá" se debió a que cuando este les enseñaba el tema de la familia, el niño se había puesto muy triste asegurando que él no tenía ni papá ni mamá, Checo a modo de consuelo le dijo que podía referirse a él como papá. Y Max no podía estar más contento, su pareja tenía un corazón enorme, lleno de amor y cariño, por lo que él no se interpondrá en su relación con el niño, como esposo, debía ser un apoyo y no un estorbo.

-¡Voy a llamarle de una vez al señor Tsunoda!- El rizado le dijo animado. -Quizá puedo traerlo desde mañana, pero le avisaré que sí voy a cuidarlo.-

Max solo observaba con una sonrisa como su esposo había subido prácticamente corriendo por su celular, el menor tenía una sonrisa y un brillo increíble parecía que le habían dicho que ganó la lotería o algo así.

-¡Emilian, levanta tus pinches calzones del piso!-

Y ahí estaba, su esposo había vuelto a la normalidad.

Me llegó la inspiración de la nada jajaja, además de este, subiré el primer capítulo de Rush. Ya luego veo si actualizo TPO o Pusilánime.

Bɑხƴ ᥉ɑıᑯDonde viven las historias. Descúbrelo ahora