En cada escenario existente, buscaba entrelazar su mirada con la suya, remarcando aquel anhelo inmensurable entre ambos que, a pesar de haber tenido un inicio, no tendría un final.
Colección participante en la Twiyor week 2024, organizada por la cue...
Aclaraciones: Edén AU || Ambos tienen 17 || Festividad inventada || Yuri aquí es el mayor.
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Los diversos alumnos de todas edades corrían de un lado a otro, ya fueran acompañados o no, con emoción mientras chillaban varias oraciones distintas pero con el mismo trasfondo.
"¡El día por fin ha llegado!"
"¡Estoy tan emocionada! ¿Qué color será la mía?"
"¡Espero me toque una blanca!"
"¡A mí una color rosa!"
Así es, la fecha tan esperado por los alumnos del colegio Edén, "The roses day", había vuelto a estar en las bocas de todos, como cada año desde que comenzaron a celebrarlo.
El día de las rosas era una fecha especial en la que los alumnos se encargaban de dejar una o más rosas de un color específico, ya sea por motivos amistosos o románticos, con alguno de los profesores escogidos para esa tarea, especificando a quien se la querían dar. Luego, los profesores se encargaban de entregar las rosas a sus respectivos dueños a una hora específica.
Lo que gustaba tanto de esta fecha era que las entregas, al ser hechas por los profesores, eran anónimas, así que podían entregar una rosa a quien quisieran sin ser juzgados por sus amigos o descubiertos por aquella dama a la que normalmente iba dirigida.
Era una fecha que todo alumno de Edén esperaba con ansias.
Bueno, a excepción de Yor Briar.
Ella no era una de esas personas que tenían grandes grupos de amigos o una lista de pretendientes babeando por ella, no. Ella, a pesar de llevarse bien con algunos de sus compañeros, no tenía una relación tan íntima con ninguno de ellos. Es más, hasta hace unos meses podría haber dicho que no tenía ni un solo amigo. Y, por el ámbito romántico, prefería intentar no llamar la atención del sector masculino, se concentraba más en su rendimiento académico. Su hermano se había esforzado mucho por darle la mejor educación como para que ella perdiera tiempo en aquellas cosas tan banales.
Por ello, en todo el tiempo que llevaba estudiando ahí, nunca había recibido o enviado una rosa en aquel día.
Tampoco es como que odiara esa fecha, no. Simplemente no la disfrutaba del todo.
Aunque sí le gustaba ver como las mejillas de las chicas se coloreaban del mismo tono de su lápiz labial al recibir una rosa para posteriormente mirar a algún chico con gesto de complicidad que ellos correspondían.
Salió del salón donde las clases de Álgebra se impartían, dispuesta a ir a su siguiente clase. Aunque no sería clase del todo, pues ya era hora de entregar las rosas a los alumnos de penúltimo año.
Al doblar a la izquierda por el pasillo cercano a la biblioteca, vio a dos pequeñas niñas, seguramente de primer año, conversando sobre la rosa de color blanco que había recibido la de mechas rosadas por primera vez mientras un niño pelinegro con expresión indiferente las veía - mejor dicho, veía a la pelirosa - disimuladamente a lo lejos. No era difícil unir los hilos, ¿verdad?
