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Al inicio pensaba que no había nada peor que llevarse mal con Katara, claro, era la líder del grupo, la alfa que los cuidaba, pero realmente se dio cuenta demasiado tarde que lo peor que le podía pasar era llevarse mal con Sokka.
El chico excesivamente simpático, que le metía conversación hasta a su propia sombra, estaba cortando sus lazos, así llevaban desde hace unos cuantos días, la casa en donde al principio tuvo muchas risas, conversaciones desmesuradas y bastantes chistes malos, ahora era un lugar sin gracia.
Aang intentó, y se notó que lo intentó, calmar las cosas diplomáticamente, no obstante, dos de ellos no querían cruzar miradas y el tercero tenía miedo de sobra sobre dañar más la situación. Las personas de la tribu agua aún guardaban el rencor dentro de ellos.
— Ya me voy. — Sokka se fue, como cada tarde, como cada día. No era una costumbre nueva, no fue algo a causa de lo del desayuno, Toph le había explicado de sobre ello antes 'A veces Sokka desaparece y aparece, por eso no nos preocupamos por él. Es su costumbre, déjalo ser.' Eso es lo que le dijo cuando se dio cuenta de que saldría en su búsqueda.
Katara no decía nada cuando eso pasaba, tampoco preguntaba nada cuando llegaba, sólo hacía acto de presencia su actitud protectora si el volvía con feromonas impregnadas en su ropa, en su piel. Eso era algo que la chica no soportaba.
— Deberías hablar con ellos.
— Si, y que sea Sokka el primero. — La maestra tierra apoyo al avatar, estaban de acuerdo, la tensión que había entre los tres mayores era bastante molesta. — Sokka te perdonará rápido, solo discúlpate ¡Y bam! Problema resuelto. — Aang asintió.
— Hoy es nuestro último día aquí, los padres de Toph nos dieron unos boletos para llevarnos cómodamente hacia la ciudad tierra más cercana. Sería bueno que arreglen sus asuntos ahora, antes de irnos.
— No lo sé, quizás deba esperar un poco más-
— ¡Deja de ser tan cobarde! — La chica se puso al frente. — ¡Eres un maestro fuego, así que, ajústate tus pantalones y compórtate como un hombre!
Toph me empujo hacia un lado y caminó de frente, abrió la puerta y la cerró de un portazo tan fuerte que agrieto un poco las paredes cerca de la puerta.
— Ella quiso decir que tengas 'buena suerte'
— Si... No lo creo.
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Espere afuera de la casa a Sokka, practique durante un tiempo frente al espejo lo que le diría y como lo diría, también imagine uno que otro escenario hipotético por si no funcionaba alguna de mis disculpas, en realidad, el chico se molestó sin razón alguna, solo le alce la voz un poco, no obstante, él era una de las personas que más gritaba en el equipo.
Miré hacia los lados de la calle y vi su silueta, no solo era la silueta de Sokka, también era la silueta de Koa. Los dos caminaban hacia la puerta de la casa de los Beifong en un ambiente aparentemente muy animado. Suspiró y relajó su postura, tenía que recordar que quería arreglar las cosas con el ojiazul.
Si su tío estuviese ahí le daría un discurso filosófico que no entendería para nada, pero que lo haría reflexionar de toda su vida.
— Hola, Zuko. — Fue la voz de Koa que me sacó de mi ensoñación. — Es bueno verte de nuevo.
— Hola. — Lo saludé y dirigí mi atención a Sokka. — ¿Podemos hablar? —Mire a Koa. — A solas.
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