UNA ROSA EN EL JARDÍN

2 1 0
                                    

Capullito, ya comenzarás a crecer, no temas, te guardaré del mal y no te olvidaré, estas son las palabras en las que debes creer, pase lo que pase, todo estará bien.

Te veo desde que empiezas y terminas de comer, te veo cuando amanece y también al anochecer, te veo cuando despiertas, te veo al correr, trato de protegerte con todo mi ser.

El pueblo se acercó al revelar tal belleza, la fauna del bosque danzaba, al borde de la cerca, algunos se acercaban y notaban tu nobleza, se acobijaban junto a ti, querían tenerte cerca, querían sentir tu luz, brillando en toda la tierra.

Poco a poco, muchos te fueron conociendo, poco a poco, creciste y fuiste aprendiendo, un día te caíste, y al otro seguiste corriendo, un día lloraste, pero luego seguiste riendo, un día bostezaste y pensé que estarías durmiendo, pero te perdí de vista, pensé que te estabas escondiendo, no encontraba tu rastro, solo un oscuro silencio, y un par de pétalos que recogí del suelo.

Te habían arrancado, nadie supo quienes fueron, todos en ocupaciones mientras me consumía el miedo, al no saber dónde estabas ni qué te habrían hecho, sin saber cuándo ocurrió este oscuro momento, el cual se terminó al verte a lo lejos, con tus pétalos caídos y ahogado en un profundo silencio, sin querer decir una cosa, sin querer mirarme al menos, no entendía lo que ocurría, pero me quedaré mientras te protejo.

Pronto tu sonrisa fue cambiando con el tiempo, tus pasos eran lentos, comías mucho menos, hacías más silencio, y a mí me consumía el miedo, no entendía lo que ocurría, pero no quería que pasara de nuevo.

Con el tiempo creciste más, ya no eras un capullito, cada vez fuiste haciendo muchos más amigos, te veías tan feliz, ya no sentía miedo, estaba cumpliendo mi misión, cuidarte en cada momento.

Tomé un tiempo para dibujar tu reflejo, te veías tan radiante, aún durmiendo en tu lecho, me quedé cuidando a detalle cada trazo en el lienzo, pero luego observé, y reviví aquel momento, desapareciste, y no supe en qué momento, fue en fracción de segundos, conocí el rostro del miedo, gritaba tu nombre pero nunca lo escuchaste, y cada vez se hacía mucho más tarde.

Mis lágrimas caían al no poder encontrarte, el dolor me estremecía al saber que solo debía mirarte, cuidarte y tenerte de cerca a cada instante, una sola tarea, y aún así he sido un desastre.

Nuevamente comencé a sentí el olor de tus pétalos, escuchaba tus pasos, ya no había silencio, miré detrás de mí y no podía creerlo, te vi acercándote, y salí corriendo, tan solo para abrazarte y pedirte perdón, y decirte que no volvería a quitar mis ojos de tu corazón, uno que al mirarlo, me sorprendió, ya no estaba completo, alguien lo rompió.

Pero no estabas en condición para tal situación, no podías dar consentimiento, no tenías el control, y en tus ojos lo vi, con mucho dolor.

Fueron seres astutos que también te observaron, te tomaron por la espalda sin permiso haber otorgado, no fueron solo sentimientos con los que jugaron, tomaron tu inocencia y te la arrebataron, no solo te arrancaron, también te violentaron.

Ante todo esto no puedo seguir callado, veo tus ojos con lágrimas y los míos se unen al llanto, duele verte sufrir, un inocente abusado, pero por favor escucha con atención, debo decirte algo.

Perdóname por no haberte preguntado, o si en algún momento no te había escuchado, perdóname por no haber detalladamente observado, perdóname porque siento que también te hice daño, perdóname porque ahora que en verdad lo pienso, no puedo hacer nada, pues te miro desde lejos, soy tu versión futura, la que vivió en carne y hueso todas y cada una de las cosas que te hicieron, alguien que llora cuando piensa en ese momento, alguien que a veces sufre en silencio, una rosa en el jardín lleno de muchos recuerdos, y que nunca tuvo la culpa de tal sufrimiento.

SUEÑOS EN TIEMPOS DE LUNA LLENADonde viven las historias. Descúbrelo ahora