El salvador parte dos

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Julián cansado de la aguda apariencia de la ciudad se marcho en un solo movimiento de la calle Luis Medrano sin rumbo y sin certeza además un recuerdo jazmín. Caminó toda la semana de un opaco parque donde se sentiría mas acorde a su sonido desalentado a entrar al bosque donde podría fumar sin ser visto. En un lugar remoto de la ciudad, lejos de la mansión de calle Medrano, en medio de una parque anteriormente abandonado, y edificios de tres plantas de calles aventajadas para circulación rápida con varios sauces en las veredas que cubren el cielo contrastan con arboles de manzano y tarco. Ese lugar llamado por muchos Heaven estaba lleno a diario de peatones y turistas solía ser un área conocida por su comercio hasta que fue derribado el parque de patinetas; ahora siendo una plaza con dos piletas y una escultura de piedra negra. En una de los edificios de insurgentes estaba Natán, viendo en el reflejo del espejo a la gente que pasaba y como se movían a la par de él con la música y la paciencia en su mente. En el vestíbulo del edificio en que se hallaban Nathan se hallaba severamente preocupado.

En la ventana de la calle pudo ver a Mateo casi sin sentir su mirada meditativa y con preocupante paso entro caminando y al verlo fingió no verlo, hasta que se paro frente a él y le saludo, se sentó junto a él, viéndolo largamente y con un sonido áspero de ventilador; se veía sumamente apresurado y violento, como si se le hubiese agredido. Pasaron varios minutos en los Mateo logro arrancarle dos palabras, pero nada más. En la tienda entro su novia, Jacqueline, con una bolsa en su mano y él viendo la televisión mientras el aire acondicionado golpeaba su espalda y por la puerta entraba un hombre de mediana edad con tatuajes en sus brazos. Mateo se quedo sentado con ella y robándole un beso. Jacqueline se sentó alado de su novio ojeando un libro mientras Mateo se acerco a las plantas de tradescantia en la entrada, arrancando una hoja y provocando que se cayeran. el dueño del local se acerco a él y le dio una escoba para que limpie a la ves que levanto la maseta y su planta del piso, Nathan se levantó para ayudar a Mateo pero quedo sentado al recibir una llamada. Mateo recogió la tierra con escoba y pala y se dirigió al basurero para botarla siendo pillado por Jacqueline llevándolo afuera del edificio.

-Mateo, vámonos de aquí.
-Y Natán?
-Él...-su cara mostro desaíre- él esta obsesionado con sigo mismo, No quiero estar cerca de él, es aterrador.
-¿Quieres dejar a Martina sola con él?.
-No, pero ella estará bien.
Mateo se abrió paso con Jacqueline y fuera de la habitación se subieron a un taxi, Natán se levantó y camino a la entrada, al llegar, se vio solo de nuevo. La desesperación que sentía desde hacia días estaba derrotando y haciendo pasto su cerebro mientras el trataba de caminar tranquilamente una ves mas o de nuevo hacia el interior se detuvo desconectando su mente de su cuerpo, espero un momento y sonó una llamada.

-Hola, ¿Qué paso?
-Natán Hermano-decía el español-¿cuantas veces te has emborrachado en este parque?
-¿Cual parque?-Dijo poniendo su palma abierta en sus ojos.
-Tu sabes, el parque; el de los árboles.
-¿El de los guacamayos?
-Ese parque.-rio casi sin fuerza-vente un rato nenita, tomemos una cerveza mas antes de que me vaya.
-¿Tu eres imbécil? ¿¡eh!?
-Vamos, no me trates así, no te enojes conmigo.
-Escucha Gerardo Montero de pacotilla, tu te acabas esa cerveza y te vas de ahí antes de que te acuchillen o te dejen invalido como a Pedro...
-¡No seas cruel!- gritaba una voz en el fondo.
-¿Quien?¿Quien coño ha dicho eso?
-Hombre, ¿Qué te sucede?
-No, mierda, no. Dime quien a sido.
a Sebastián Andrade le quitaron el teléfono y respondió una chica.
-Oye Imbécil, aquí no te extrañamos, no puedes portarte como acostumbras con tus idiotas.
-Perdóname por ser idiota... niña de mierda; Deja de embriagar a mi amigo, o "la vas a palmar tía" ¿me escuchas? ¿Aló?
-No, tu veté a la mierda y vas a perdedor.
Sebastián retomo su teléfono y respondió.
-¿Ya te sientes bien?
-Escucha, ven aquí a la tienda de Marcell, deja de embriagarte. ¿Bien?
-¡No va a ir Mierdotas!.
-Vale ya Alejandra, no le digas así.

Sebastián colgó la llamada y Aissa tomo su teléfono.

-¿Ya has colgado?
-¿Y que esperabas? Se estaban insultando.
- que te respete.
-Eso es caso perdido.-Abrió otra cerveza.

Dentro de la tienda en la que estaba Natán habían maquinas de tatuajes y camas de masajes donde hacían los tatuajes, en el centro de la sala una pila de revistas viejas con fotos de parkour y tatuajes; Natán toma una y con poco interés la pone frente a su cara mientras enciende un trozo de marihuana y hecha el humo dentro de su camisa. El dueño del negocio lo ve de cerca y le roba la pipa. Sin ánimo de devolvérsela la hecha a la basura y le señala un letrero que rezaba "Smoke kills". Ante el cual su compañero se ríe y se aproxima a Natán.
-¿Qué mosco te pico?
Natán saca de su bolsillo un cigarrillo y lo enciende frente a él. Aquel tatuador lo agarra con sus manos de la camisa y Nathan lo golpea y es empujado.
-¿Te parezco chiste?.
Nathan le da un golpe en el rostro y él responde agarrándolo y sacándolo de la tienda. Al salir se para frente a él, pero viendo su rostro herido lo deja en paz pateándolo en la espalda.

Nathan ahora esperando afuera ve a su novia, con un rostro que arrastraba amargura y desanimo. Espero cerca de media hora mientras su mente lo apagaba en una regresión mal visionada de su misma alma, Martina al fin se despide de sus amigos, llevándose un septum y un sticker de venus con una cabeza cortada y sangre en sus alrededores. Camina hasta Natán despojándolo de la poca suerte que tuvo y mientras rogaba piedad, ella ve la inocencia de sus ojos, detestando su pequeño corazón adicto a las mentiras, pero una ves en el piso, con el labio cortado y la camisa rota le perdona.

-¿Estas bien?
-Estoy en el piso, sangrado.
-Nathan esta ves se te paso la mano.
-Perdón..
-Ve a tu casa, me voy a ir con Andrés y Sofía.
-¿Te veo mas tarde?
-Ven a mi casa en tres horas.

Death.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora