¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El cielo estaba más oscuro, su cuerpo se sentía pesado y su cabeza solo podía retumbar.
No quería que ninguno de ellos esté ahí.
Corrían mucho peligro si estaban con él, lo sabía, solo quería protegerlos.
Por eso había terminado en esa situación.
Uso el látigo negro para poder escapar, no le gustaba para nada tener que pelear con sus compañeros, las personas que más quería proteger en ese momento, ellos no entendían eso.
Y se sintió frustrado cuando Ingennium logró capturarlo, ellos no debían estar afuera con el peligro.
Se rindió cuando sus piernas no respondieron más por el cansancio, viendo como todos lo observaban con lastima.
Él odio la forma en que lo miraban.
Pero no pudo protestar mucho cuando todos sus amigos velaban por su seguridad, sabía que podía confiar en ellos, pero no podía permitirse bajo ninguna circunstancia dejar que corran peligro.
Se rindió cuando estuvieron frente a un enorme lugar, no estaba seguro de dónde estaban pero pudo divisar a la lejanía a varios de sus profesores esperando frente a aquellas imponentes paredes.
Levantó su vista lo suficiente para poder leer el nombre de su escuela en una de las paredes.
"¿Qué es esto? Es imposible que sea la UA..." Solo pudo pensar, pero no tenía la fuerza para poder hablar.
En el momento que traspasaron las puertas de la fortaleza, la lluvia comenzó a mojar a todos allí, mientras estaban parados frente a las gigantescas puertas de la UA, en sus oídos sólo retumbaba la horda de personas contra él.
"¿Ese no es el niño que All for One estaba buscando? ¿Qué es lo que hace aquí? ¡Nos pondrá a todos en peligro!"
"¡Es el chico que buscan! ¡Por su culpa nos arrebataron nuestro hogares!"
"¡Estamos aquí por la promesa de que nos protegen y dejan entrar al causante de este desastre!"
"¡Saquenlo de este lugar! ¡Es un peligro para todos aquí!"
Comentarios como esos, y muchos más, resonaban contra sus oídos aturdidos. Sus ojos no podían reflejar más que tristeza ante la verdad en cada una de esas palabras, por cada queja, retrocedía un paso.
Sus compañeros trataban fervientemente calmar a la multitud frente a ellos, los profesores y el mismo director Nezu buscaban la forma de poder hablar de forma más tranquila con la furiosa horda de rescatados.
Cuando estuvo lo suficientemente lejos sin que nadie pudiera notarlo, solo logró ver rápidamente el rostro empapados de lágrimas de su madre, no tuvo el valor de mantener su mirada.
