XV

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Gran Premio de la Ciudad de México

Después de una serie de carreras emocionantes y desafiantes, el paddock estaba lleno de un zumbido de anticipación. Pero para Sergio el ambiente estaba teñido de una tensión diferente. Durante las últimas semanas, había comenzado a notar cambios sutiles en su cuerpo: mareos matutinos, antojos inusuales y un ligero aumento de peso. Pero fue después de la carrera en Austria cuando los síntomas se intensificaron, dejándolo con una sensación de asombro y temor.

Sergio estaba sentado en su motorhome, contemplando con preocupación el pequeño kit de prueba de embarazo que sostenía entre sus manos. A pesar de sus esperanzas, el resultado fue inequívoco: estaba embarazado.

Mientras trataba de asimilar la noticia, una sombra cayó sobre la entrada de su motorhome. Max estaba parado allí, su expresión seria y sus ojos penetrantes.

¿Puedo pasar? -. Preguntó Max con cautela.

Sergio asintió, sintiendo un nudo en la garganta mientras veía entrar a Max. Sabía que no podía ocultar su estado por mucho tiempo, especialmente de alguien tan perceptivo como Max.

¿Estás bien? -. Preguntó Max, acercándose con una mezcla de preocupación y confusión en su rostro.

Sergio tomó una respiración profunda antes de responder.

Max, necesito contarte algo -. Dijo, su voz temblando ligeramente.

Antes de que pudiera continuar, la puerta se abrió de golpe y Lando entró, seguido de cerca por Jos. Sus rostros estaban llenos de determinación y complicidad.

Lo siento, ¿interrumpimos algo? -. Preguntó Lando, aunque su tono sugiere que sabía exactamente lo que estaba sucediendo.

Max frunció el ceño, mirando alternadamente a Sergio y a los recién llegados.

¿Qué está pasando aquí? -. Preguntó, su voz llena de sospecha.

Sergio se puso de pie, enfrentando a Lando y Jos con una mezcla de sorpresa y resentimiento.

¿Qué están haciendo aquí? -. Exigió saber, su voz llena de furia contenida.

Lando se adelantó, con una sonrisa astuta en su rostro.

Solo estamos aquí para hablar de negocios, ¿verdad, Jos? -. Dijo, su tono casual contradecía la tensión en la habitación.

Jos asintió, aunque su mirada estaba fija en Sergio.

Sí, solo negocios -. Confirmó, su voz fría y calculadora.

Max miró a Sergio, sus ojos buscando respuestas. Pero antes de que Sergio pudiera decir algo, Lando sacó un sobre de su chaqueta y lo colocó sobre la mesa.

Tenemos algo que mostrarte, Max, algo que creemos que te interesaría ver -. Dijo, su tono insinuante.

Max frunció el ceño y abrió el sobre, sacando varias fotos y mensajes de texto. A medida que miraba el contenido, su expresión pasó de la confusión al shock y finalmente a la ira.

¿Qué es esto? -. Exigió saber, sus ojos brillando con furia.

Sergio se acercó, su corazón latía con fuerza en su pecho.

Max, déjame explicarte -. Empezó a decir, pero Max lo interrumpió.

¡No quiero escuchar tus mentiras! -. Gritó Max, sus puños apretados con ira. - ¿Cómo pudiste hacerme esto, Sergio? ¡Confíe en ti y me traicionaste! -.

Sergio sintió como si su corazón se rompiera en mil pedazos. Sabía que no podía culpar a Max por su reacción, pero era doloroso ser acusado de algo que no había hecho. Tragó saliva, luchando por mantener la compostura.

Enemies to LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora