XVI

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Gran Premio de Brasil

La noche caía sobre el paddock, envolviendo el ambiente en una suave penumbra. Max y Sergio caminaban tomados de la mano hacia su motorhome, su silueta recortada contra las luces parpadeantes de los equipos que aún trabajaban en los boxes.

A medida que se acercaban, la atmósfera se volvía más tensa. Los alfas y los omegas del paddock comenzaban a congregarse, sus instintos naturales despertando a medida que el sol se ponía. Max podía sentir la tensión en el aire, su instinto protector activándose automáticamente en respuesta.

Cuando un grupo de omegas se acercó, Max instintivamente se interpuso entre ellos y Sergio, su postura protectora y sus labios fruncidos dejando en claro que no permitiría ninguna amenaza contra su omega.

Los omegas, sorprendidos por la ferocidad en los ojos de Max, retrocedieron rápidamente, reconociendo la advertencia silenciosa en su mirada.

Está bien, Max, puedo cuidarme solo -. Dijo Sergio, colocando una mano reconfortante en el brazo de Max. - No necesitas gruñirles a todos -.

Max se relajó ligeramente ante el contacto de Sergio, pero su instinto protector seguía en alerta máxima.

Lo siento, no pude evitarlo. No quiero que te lastimen -. Dijo Max, su voz llena de preocupación.

Sergio sonrió, conmovido por la preocupación de Max, pero sabiendo que debía establecer límites.

Lo aprecio, Max, de verdad lo hago. Pero necesito que confíes en mí para cuidarme también -. Respondió Sergio, su voz suave pero firme.

Max asintió, sabiendo que Sergio tenía razón. Se esforzó por controlar su instinto protector, confiando en que Sergio sabría cuidar de sí mismo.

Más tarde, en la privacidad de su motorhome, Sergio se encontraba con sus amigos cercanos, Lewis y Pato. Mientras compartían risas y conversaban sobre la carrera del día, Sergio sintió la necesidad de confiar en ellos con un secreto que había estado guardando.

Chicos, tengo que contarles algo -. Dijo Sergio, su voz temblando ligeramente por la emoción.

Lewis y Pato intercambiaron miradas, notando la seriedad en el rostro de Sergio.

¿Qué pasa, Checo?, ¿Estás bien? -. Preguntó Lewis, su tono lleno de preocupación.

Sergio respiró hondo antes de hablar, sabiendo que lo que iba a decir cambiaría las cosas entre ellos.

Estoy embarazado -. Anunció Sergio, su voz llena de emoción contenida.

Los ojos de Lewis y Pato se abrieron de par en par, sorprendidos por la revelación de Sergio. Sin embargo, en lugar de sorpresa, una ola de alegría y emoción los inundó.

¡Eso es increíble, Checo!, ¡Felicidades! -. Exclamó Lewis, su rostro iluminado por una sonrisa brillante.

Pato asintió en acuerdo, su expresión llena de felicidad genuina.

¡Eres increíble, hermano! Estoy tan feliz por ti -. Dijo Pato, extendiendo una mano para darle un fuerte apretón de manos a Sergio.

Sergio sonrió, emocionado por la reacción de sus amigos. Pero sabía que tenía que ser cauteloso.

Gracias, chicos. Pero por favor, mantengan esto en secreto, nadie debe enterarse, no quiero que se corra la voz todavía -. Pidió Sergio, su voz llena de seriedad.

Lewis y Pato asintieron solemnemente, prometiendo guardar el secreto de su amigo. Sabían que era importante para Sergio mantener su embarazo en privado, y harían todo lo posible para proteger su confianza.

Enemies to LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora